¿Podría una IA definir lo que es justo?
Chaim Perelman es un tipo con una trayectoria interesante. Empezó como discípulo de Kelsen pero terminó bastante alejado. Pasó de tratar de buscar un sistema objetivo que evitara todo aspecto valorativo, a ser famoso por su método para una argumentación jurídica que tiene en cuenta los valores del auditorio.
Su maestro Kelsen, en su libro ¿Qué es la justicia? plantea el siguiente modelo. Hay que reconocer que “justicia” es un término abstracto y, por tanto, que puede considerarse desde diferentes perspectivas. Por eso, él propuso que las leyes debieran justificarse todas unas sobre otras, como si se tratase de un sistema lógico. Si nos preguntásemos por la validez de una en concreto, la respuesta siempre estaría en una norma superior de la que ésta derivaría. La figura que se forma siguiendo este esquema es una pirámide: la “pirámide de Kelsen”. De esta manera, cualquier conducta podría ser evaluada en referencia al sistema siguiendo una argumentación racional.
Pero al final del libro se plantea el siguiente problema. Si hemos justificado cada norma en la anterior, ¿qué justifica la superior de todas? Kelsen no tiene entonces más remedio que entrar en el mundo de la moral y los valores que había venido empujando hacia arriba durante todo el libro.
En busca de quien busca la justicia
Perelman hace en su libro De la justicia un recorrido similar. Él es ahora el tipo, el es quien busca al quien busca la justicia. Y encuentra ¡seis formas de buscarla!
Anuncia la intención de reducir el conflicto entre las interpretaciones del concepto de justicia para idear un método de decisión racional. El resultado es un fantástico ejercicio de conceptualización que muestra hasta qué punto es conflictivo el concepto que analiza.
Diferencia seis formas de entender la justicia. Como si fueran las seis caras de un poliedro, de manera que cuando se observa una, las otras quedan en parte ocultas; también ocurre con la justicia que cuando se elije una forma de interpretarla se dejan por fuera otras concepciones. Y este no es un tema meramente teórico: cuando se elije una forma de entender la justicia habrá parte de la población que se considerará injustamente tratada.
Aquí te presento una infografía con las seis maneras de entender la justicia de Perelman para ayudarte en tu clase y activar el debate. Además, te pongo un caso:
Tenemos en clase una situación de recursos limitados. Puede ser, por ejemplo, el reparto de un pastel, o cualquier cosa en la que ellos tengan verdadero interés. ¿Cuál sería el reparto justo? Te dejo seis soluciones según la categorización del autor que nos ocupa hoy:
- Quizá hay alguien que ha cocinado el pastel, o ha tenido la gran idea para que pueda celebrarse la actividad, ¿por qué no iba a merecer un pedazo más grande?
- Pero… qué pasa con esa o ese compañero que ha estado toda la mañana organizando las mesas, limpiando el espacio, quizá trabajó más de lo que hacía falta, pero es innegable que estuvo ahí… ¿por qué no va a merecerse ese pedazo de más?
- ¿Qué tal si se lo damos al director? Para algunos sería lo justo, puesto que él es quien dirige la escuela. O bueno, tal vez no a él, pero el delegado del curso, que lleva todo el año gestionando actividades y se ha desempeñado muy bien en su cargo.
- O quizá, lo justo sería darle a cada uno la misma cantidad. Ya es cosa suya como lo va a usar, si se lo come, o lo regala, o lo tira, o qué…
- ¡Ah! Pero si en el grupo los hay de dos edades, ¿no será mejor que a los mayores les demos un pedazo más grande que a los pequeños? Después de todo, ellos comen más.
- Bueno, simplifiquemos y volvamos al primer Kelsen… ¿qué dice el reglamento del colegio? Seguro que hay alguna norma que podemos tomar en cuenta para decidir.
Es muy posible que cuando platees esta actividad a tus estudiantes surja la idea de combinar diferentes acepciones de justicia. Por ejemplo alguien puede plantear que sería más justo repartir a todos por igual, pero teniendo en cuenta un par de casos excepcionales que requieren más por su necesidad. Lo mismo le pasó a Perelman.
Según el autor la justicia que realmente existe se muestra en el derecho de un Estado, aunque, el conjunto de leyes no sigue una única acepción, por lo que el concepto de justicia resulta conflictivo. Ahí va un ejemplo sobre la justicia del sistema de pensiones.
Se puede dividir la población analizando su su aporte al mercado laboral para calcular su pensión, de esta manera se estaría usando la acepción » a cada quien según su trabajo». Pero al mismo tiempo se podría considerar que aquellos que tienen necesidades especiales que no se llegaran a cubrir, usando así la acepción «a cada quien según sus necesidades». Incluso se puede reconocer ciertas situaciones por su especial aporte en algún área de importancia, permitiendo a quienes las ejercieron disfrutar de un extra («a cada quien según sus méritos»). Si revisamos el sistema de pensiones español podremos encontrar esto un poco más desarrollado. Pero nos podemos dar cuenta de que decidir quién es el quien en la fórmula «a cada quien» no es una cuestión técnica como le habría gustado al principio a Kelsen, sino que requiere un debate.
Y esto sucede en todos los ámbitos. Justicia no es un término científico, sino un concepto filosófico. Esto quiere decir que requiere ser construido y reconstruido, que se podrá conectar con diferentes conceptos construyendo diferentes formas de considerar el Estado o la Libertad o cualquier otro concepto filosófico. Y que esto se traducirá en diferentes formas de hacer política.
Me atrevo a decir que no podrá existir nunca una IA que resuelva estos problemas, puesto que hablar de lo que es justo o no lo es requiere la capacidad de escucharse unos a otros para llegar a acuerdos mínimos (algo en lo que la herramienta de Perelman nos puede ser útil).
¿Tú qué piensas?
¿Reconoces las diferentes maneras de entender la justicia en los incisos del caso anterior? ¿Te animas a probar este debate en el aula? Apuesto a que no te va a faltar la oportunidad… Comenta tu experiencia.