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Estimular el lenguaje de los más pequeños este verano: algunos consejos

Tal vez tiene usted cerca algún niño menor de 5 años con el que, por el motivo que sea, va a compartir mucho tiempo este verano. Tal vez se siente usted muy feliz porque ahora, liberado de las obligaciones diarias, de la esclavitud del teléfono móvil, le va a ser posible interactuar con él con mayor cariño y atención. Si ese es el caso, hay buenas noticias. En una publicación hecha este mismo año, la prestigiosa American Speech-Language-Hearing Association ofrece algunos buenos consejos para estimular el habla y el lenguaje de los más pequeños.
Julián Palazón
Doctor en Ciencias de la Educación
30 de julio de 2024
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Si los niños tienen menos de un año, prestar atención a su audición, observando si estos reaccionan al habla del adulto o interactuar con ellos y responder a lo que hacen (mirarlos cuando emitan ruidos, imitar sus sonidos, hacerles muecas, reír cuando ellos lo hagan…) es una buena idea. También lo es enseñar a los niños a copiar acciones como aplaudir, lanzar besos o despedirse con la mano. Otras recomendaciones son imitar los sonidos que hacen los animales (una vaca hace ‘mu’), describir las acciones que hacemos durante el día (‘¡estas comiendo guisantes hoy!’) y hablar frecuentemente con ellos.

Si los niños tienen entre 13 y 18 meses, hablar de los sonidos que hacen los objetos que hay en casa (‘esta moto suena /rrr/, la serpiente hace /ssss/’) es una buena idea. Lo es también hablar mucho a los niños cuando se visitan lugares nuevos, describiendo aquello que se ve: ‘allí hay un perro. Ese perro es grande. Ese perro es marrón’.  Dar a los niños instrucciones en dos pasos: ‘coge la pelota y ponla en la caja’, leer cuentos a los niños todos los días usando libros con imágenes grandes y pocas palabras o nombrar cotidianamente dibujos a los niños son otras de las recomendaciones.

Si los niños tienen entre 19 y 24 meses la institución recomienda extender y expandir habitualmente todo lo que el niño dice. Por ejemplo, si él dice ‘coche’, responder ‘muy bien, ese coche es rojo’. Sigue siendo buena idea contar a los niños cuentos de forma diaria con libros que incorporen imágenes grandes para poder describirlas. A esta edad podemos comenzar a señalar a los niños dibujos para que ellos los nombren. Recuerde también que es bueno hablar a los niños en tantos idiomas como el adulto domine: aprender varios idiomas no causa problemas de habla o lenguaje.

Entre los 2 y 3 años la institución recomienda, especialmente, hablar de forma clara y gramaticalmente correcta. También repetir y expandir lo que el niño dice, añadiendo más información y detalles a la información que él da. Es importante hacer ver al niño que lo que él comunica es importante para ti. Por ello, anímalo a repetir aquello que él dice y que tú no entiendes. Otros consejos son: practicar el conteo (contar juguetes, dedos y pasos), poner objetos en un recipiente y nombrarlos de uno en un mientras se extraen o enseñar al niño vocabulario nuevo mediante lecturas compartidas.

Entre los 3 y los 4 años se aconseja agrupar objetos en categorías semánticas como comida, animales o formas. También leer, cantar y hablar sobre las cosas que hacemos y los sitios a los que vamos. A estas edades podemos leer ya historias sencillas a los niños, comentarlas con ellos y, posteriormente, hacer que las recuenten. También podemos ya usar juegos en los que simulamos ser médicos, cocineros o conductores. Es bueno ayudar a los niños a que entiendan cómo hablan y se expresan otros en diferentes situaciones.

Entre los 4 y los 5 años se recomienda hablar con los niños de la posición que ocupan las cosas usando palabras como ‘primero’, ‘último’, ‘izquierda’ o ‘derecha’.  También hablar de categorías con ellos (frutas, muebles, formas) y hacer que busquen objetos que no corresponden dentro de dichas categorías. El adulto puede ayudar al niño a aprender palabras nuevas. Puede tratar de definirlas y ayudar a los niños a que las entiendan. Sigue siendo esencial prestar atención a lo que los niños dicen. Responderles, elogiarles y animarles cuando hablan. Algunos juegos sencillos, como buscar similitudes y diferencias entre objetos o hacer adivinanzas e inferencias para que ellos adivinen son siempre una buena apuesta.

Feliz verano.

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