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La segregación del alumnado gitano, una injusticia creciente

El autor defiende que es un deber de las Administraciones educativas asegurar la equidad y la inclusión y considera que la segregación escolar implica una discriminación estructural y una seria violación de los derechos de la infancia gitana, que se nutre de y perpetúa el antigitanismo.
José Eugenio Abajo AlcaldeLunes, 5 de agosto de 2024
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© ADOBE STOCK

Se acaba de presentar el segundo estudio sobre la segregación escolar de la Federación de Mujeres Gitanas Kamira. Sus datos son demoledores:

1) En nuestro país el 60 % de las y los niños gitanos están escolarizados en centros guetizados (donde todos o la mayoría son de esta etnia).

2) En numerosos centros de Primaria se sigue sacando a muchos alumnos gitanos a apoyos fuera del aula ordinaria y/o se les pide que realicen actividades simplificadas, distintas del resto de la clase.

3) En muchos centros de Secundaria en los últimos años se está poniendo de moda crear un grupo “C” de Educación Compensatoria en 1º y 2º de ESO, cuyo “alumnado destinatario” es el “perteneciente a minorías étnicas o culturales en situación de desventaja”.

“La segregación escolar supone una violación flagrante del derecho a la educación y del derecho fundamental a no sufrir discriminación del artículo 14 de la Constitución Española” (Fernando Rey) y choca frontalmente con las prescripciones de la Ley Orgánica de Educación (LOMLOE). La segregación en los centros educativos constituye una situación tan escandalosa como silenciada y “normalizada”.

La segregación educativa va en contra de las evidencias científicas y tiende a generar unas consecuencias desastrosas:

1) Obstaculiza la convivencia interétnica y la inclusión social y provoca una ausencia del conocimiento mutuo.

2) Daña la autoestima académica. Entraña una profecía negativa (se te pone aparte porque tu lugar no es el de los demás), que se cumple a sí misma (en la inmensa mayoría de los casos el alumno que es objeto de segregación ya no abandona el carril de la enseñanza segregada en toda su escolaridad).

3) Comporta pérdida de oportunidades de aprendizaje: Con la distancia física y curricular y sus efectos de merma aspiracional y de autoestima, se resiente la vinculación social y académica del alumnado separado y, en consecuencia, tiende a descender su rendimiento y a instalarse un retraso escolar creciente y acumulativo, con el consiguiente fracaso escolar…

4) Las prácticas diferenciadoras favorecen la aparición de actitudes reactivas y de desafección escolar, tales como el absentismo y la “deficiente comunicación entre maestros y padres y entre maestros y alumnos” (John Ogbu) y alimentan un efecto dominó negativo de adolescentes que no estudian, al carecer de referentes de éxitos académicos en su medio.

5) Las prácticas diferenciadoras tienden a generar desigualdad educativa y lastran el futuro de las niñas y niños gitanos. “La repetición y la segregación no solo son ineficaces para ayudar al alumnado con bajo rendimiento a superar sus dificultades en la escuela, sino que contribuyen a reforzar las desigualdades socioeconómicas” (OCDE). Existe una retroalimentación entre segregación escolar y marginación.

La segregación escolar se nutre de diversos factores relacionados entre sí:

a) Por escandaloso que nos pueda parecer, esa escasa consideración del alumnado gitano y de sus familias es una consecuencia del antigitanismo, echa sus raíces en una estigmatización del Pueblo Gitano. La estereotipia presente en la sociedad (y que conceptualiza al pueblo gitano como ignorantes, atrasados y que educan mal a sus hijos) puede colarse también en el sistema educativo en forma de una mirada desvalorizante y de inferiorización sobre el alumnado gitano y sus familias.

b) Una raíz histórica: “Una historia de persecución deja en el presente un poso de desigualdad y de estereotipia” (David Martín, 2018).

c) La estratificación social y el doble discurso social y educativo. Una sociedad bifronte, escindida entre sus principios democráticos y su jerarquización socio-económica, que tiene su reflejo en la competencia entre centros escolares.

d) La segregación urbanística condiciona la segregación escolar, si bien ésta supera a aquella. Los barrios segregados distancian físicamente a los distintos grupos sociales y laminan la posibilidad de convivencia interétnica; pero la segregación escolar es mayor que la urbanística: existe una sobrerrepresentación del alumnado gitano en algunos colegios de cada barrio, de los cuales han ido huyendo el resto de la población.

e) La doble red de centros existente en España, que es usada como vehiculación de la división de clases sociales y no favorece la inclusión escolar y la convivencia interétnica.

f) Falta de formación del profesorado en educación intercultural y en pedagogías inclusivas y de éxito para todo el alumnado.

g) En muchos centros se ha consolidado una tradición de usar al profesorado de apoyo, de Educación Compensatoria y del Departamento de Orientación para articular la segregación intra-escolar: Con una retórica de “adaptación a sus necesidades” y de medidas educativas para “el alumnado de minorías étnicas y culturales en situación de desventaja” se está utilizando a estos profesionales con un enfoque segregador de la atención a la diversidad, para realizar apoyos fuera del aula ordinaria y para constituir aulas “C”.

h) Muchas familias gitanas se hallan en una situación de encrucijada: Aspiran a un futuro mejor para sus hijos e hijas y les encantaría que siguieran estudiando; pero, dadas sus condiciones socio-económicas y de falta de tradición académica en su medio social y, sobre todo, debido a la estigmatización social y a la segregación de que son objeto y al constatar la escasez de resultados académicos obtenidos por sus críos, lo ven improbable.

La segregación constituye una forma de discriminación estructural y comporta una grave injusticia para la infancia gitana. Este panorama tan desolador nos debe interrogarnos a todos los que tenemos alguna responsabilidad al respecto:

1) Políticas sociales que prioricen la igualdad de oportunidades:

2) Políticas educativas que prioricen la equidad y la inclusión en educación:

– Estrategia global para hacer frente a la segregación escolar. Es inadmisible la pasividad por parte de las Administraciones para afrontar este fenómeno.

–  Potenciar la educación pública, como factor de igualdad. Comprometer a la concertada.

– Programar formación del profesorado sobre pedagogía inclusiva, historia y cultura del Pueblo Gitano, educación intercultural y crítica al antigitanismo.

– Más profesorado para hacer posibles ratios más bajas, desdobles y apoyos dentro de las clases.

– Que las Administraciones educativas realicen un replanteamiento de la Educación Compensatoria, del profesorado de apoyo y de los Departamentos de Orientación, para que sirvan realmente a la inclusión y equidad de todo el alumnado, fin para el que han sido creados.

– Plazas suficientes de Educación Infantil 0-3 años. Hay que mimar la Educación Infantil y hacer todo lo posible para que reciban la mejor de las atenciones en esta etapa inicial.

– Potenciar el asociacionismo, los educadores de calle y los promotores escolares.

3) AMPAs, Sindicatos, ONGs y Facultades de Educación, comprometidos con la inclusión.

4) Congregaciones religiosas y centros concertados, comprometidos con la inclusión.

5) Compromiso con la inclusión de las familias de la sociedad mayoritaria:

– Apostar por centros interculturales y convivenciales.

– Educar a nuestr@s hij@s en la convivencia y en el rechazo a los prejuicios y estereotipos.

6)  Profesorado y centros educativos: Compromiso con una educación inclusiva e intercultural y con generar alta autoestima en el alumnado gitano:

–  Erradicar las clases y los apoyos segregados y las medidas segregacionistas.

– Hacer todo lo posible para que cada alumna y alumno gitano perciba cotidianamente logros académicos y se sienta vinculado social y académicamente:

– Trabajo cooperativo en las aulas y aprendizaje dialógico.

– Refuerzo positivo abundante, que los anime a sentirse competentes y a seguir logrando avances.

– Potenciar la acción tutorial.

– Propiciar un aprendizaje significativo y un sistema de evaluación continua, formativa y valorizante, el buen clima de centro y aula y la relación afectuosa.

– Inclusión de la historia y cultura del pueblo gitano y de la educación frente al antigitanismo y contra las discriminaciones, prejuicios y estereotipos.

– Extensión del tiempo de aprendizaje y de convivencia interétnica.

– Propiciar la vinculación con las familias y su participación y colaboración con el centro.

7) Familias gitanas: La implicación de las familias no es una variable independiente. Y la segregación escolar nunca está justificada. Pero es indudable que la actitud pro-académica de las familias es determinante para la continuidad escolar de sus hijos e hijas y que hace más improbable la aparición de “posturas defensivas” y segregadoras por parte de la institución escolar. Por ello, aunque no sean las responsables de la segregación –sino las víctimas de la misma, junto con sus hijos– en muchas ocasiones también pueden tomar parte en la desaparición de ésta.

– Valorarse, situarse en una posición de poder respecto al futuro de sus hij@s. Luchar por alcanzar los sueños y por que las dificultades y situaciones de inequidad no lleven a una indefensión aprendida.

– Valorar a sus hijos e hijas como estudiantes, tener altas expectativas escolares sobre ellos y ellas y hacer todo lo posible para que cotidianamente obtengan logros académicos y se sientan vinculados escolarmente.

– Valorar y colaborar con el colegio y los profesores

– Manifestar a la institución escolar su desacuerdo con las medidas segregadoras: No resignarse a la segregación escolar de sus hijos e hijas. El mantener una actitud pro-académica y de colaboración con el centro educativo no está reñido, sino todo lo contrario, con hacer llegar a los responsables educativos del centro y de la Administración educativa su desacuerdo ante cualquier tipo de segregación.

8) El papel de las asociaciones gitanas y de los profesionales gitanos:

– Apoyo emocional: Ayudar a las familias y al alumnado gitano a empoderarse, a luchar por los sueños, a que las dificultades y situaciones de inequidad no lleven a una indefensión aprendida y no desalienten su continuidad escolar.

– Apoyo académico extraescolar y alternativas de tiempo libre complementarias y enriquecedoras.

– Servir de referentes en la posibilidad de una identidad múltiple, pluricultural, aditiva.

– Propiciar el que exista un grupo de adolescentes gitan@s que continúa estudiando.

– Coordinación con los centros educativos y apoyo a éstos para la inclusión de la historia y cultura del Pueblo Gitano en el currículo.

– Actitud crítica ante cualquier forma de segregación escolar. Toda denuncia es un anuncio de una nueva realidad más justa.

Es un deber de las Administraciones educativas asegurar la equidad y la inclusión. Y los distintos agentes educativos también tenemos que poner todo lo que esté a nuestro alcance para hacer realidad esta aspiración. La segregación escolar implica una discriminación estructural y una seria violación de los derechos de la infancia gitana, que se nutre de y perpetúa el antigitanismo.

  • José Eugenio Abajo Alcalde es miembro de la Asociación de Enseñantes con Gitanos, Asociación Presencia Gitana y Grupo de Educación del Consejo Estatal del Pueblo Gitano.
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