JOMO: El placer del escapismo digital
Si en su día se habló de FOMO (fear of missing out) como el miedo a perderse cualquier cosa, ahora llega su reverso, el JOMO (joy of missing out), la alegría o el placer de perderse las cosas.
Es imposible cuantificar la cantidad de contenido que se puede consumir en un día: miles de vídeos, planes, actividades, etc. Los jóvenes viven bombardeados de tal cantidad de información que a veces les es imposible desconectar. Según el informe Nacer en la era digital: La generación de la IA de Qustodio, plataforma líder en seguridad online y bienestar digital para familias, los menores pasan una media de cuatro horas al día frente a las pantallas consumiendo todo tipo de contenidos en sus dispositivos personales.
Los menores pasan una media de cuatro horas al día frente a las pantallas consumiendo todo tipo de contenidos
Ante esto, muchos de ellos deciden poner un poco de distancia con la tecnología, sobre todo de las redes sociales, y priorizar lo que quieren hacer, enfocándose en el autocuidado y en disfrutar de los momentos de calma que personalmente aportan felicidad, sin sentirse mal por perderse actividades o eventos y sin que la presión social les obligue a cambiar sus ideas.
Los expertos de Qustodio dan algunos consejos para lograr pasar del FOMO al JOMO:
- Desactivar las notificaciones: las notificaciones nos llevan a no dejar de estar pendientes de los dispositivos tecnológicos. No tenerlas activadas ayudan a estar más relajados, menos estresados y ser más productivos, al no estar mirando constantemente la pantalla del móvil.
- Utilizar filtros de contenido: muchas veces la ansiedad de estar informados 24/7 viene derivada de recibir mucha información y tratar de estar siempre pendientes de todo lo que ocurre, por lo que es importante priorizar solo aquello que interesa realmente.
- Limitar el tiempo en las aplicaciones: las RRSS pueden “atrapar” a los menores durante horas llegando ser una adicción para ellos. Por eso, es recomendable, limitar el tiempo que se pasa frente a las pantallas.
Emily Lawrenson, gerente de comunicaciones de Qustodio, explica que “a según qué edades los jóvenes pueden estar sometidos a una presión social que les obliga a hacer cosas que igual no les apetecen. Tienen que aprender a disfrutar de lo que les gusta y evitar sentir esas obligaciones que, a la larga, pueden tener efectos negativos sobre ellos. Prácticas como el JOMO pueden ser muy efectivas si sienten ese tipo de dependencia tecnológica”.