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Física va a Marte: innovación educativa y solidaridad en tiempos de pandemia

Sergio Bruno, docente de Secundaria, se ha convertido en el ganador de la Peonza de Oro por su propuesta "Física va a Marte", un proyecto iniciado en la pandemia con el que los alumnos con más recursos tecnológicos ayudaban a los compañeros sin conectividad a través de un cómic interactivo. Hablamos con él sobre su trabajo.
Mireia PorteroJueves, 26 de septiembre de 2024
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Sergio Bruno posa con la Peonza de Oro en la gala de entrega del Premio Espiral Internacional/MIREIA PORTERO®.

En el marco de la celebración de los 18 años del premio Espiral Internacional, hemos tenido la oportunidad de conversar con Sergio Bruno, docente de Secundaria y ganador de la Peonza de Oro por su propuesta Física va a Marte. Este proyecto, iniciado durante la pandemia en 2020, planteó un desafío único: conectar el aprendizaje de la física con una misión a Marte, todo dentro de un entorno virtual, donde no todos los estudiantes contaban con acceso a la tecnología.

Con un enfoque STEAM, Sergio ideó un proyecto en el que los alumnos con más recursos tecnológicos ayudaban a sus compañeros sin conectividad a través de un cómic interactivo, basado en la novela The Martian. Así se creó una experiencia de aprendizaje-servicio que combinaba la física con la solidaridad, permitiendo que todos los estudiantes pudieran avanzar juntos, a pesar de las dificultades del momento.

En esta entrevista, nos cuenta todos los detalles de este proyecto y el impacto que ya ha tenido en la comunidad educativa.

Preparación y desarrollo del proyecto

¿Cómo surgió la idea de tu proyecto ganador?
–La idea surge como herramienta didáctica dada la heterogeneidad de estudiantes que existe en las aulas en las escuelas secundaria argentinas en cuanto a clases sociales, económicas y culturales, producto de la ley educativa de 2010 que declaró la obligatoriedad de los jóvenes a realizar los estudios del nivel mencionado. La ley logró la igualdad y equidad en cuanto a oportunidades de los jóvenes, pero en las aulas quedaron reflejadas las desigualdades socio-económicas y culturales características de las sociedades latinoamericanas, siendo este continente el más desigual de todo el planeta. La idea la expuse en la Feria del Libro de 2019 en la Provincia de Buenos Aires en la temática: Cómo ablandar las Ciencias Duras.

¿Qué te inspiró a desarrollarlo?
–El desarrollo se concretó al año siguiente, en el 2020, ya que la pandemia profundizó la desigualdad entre los estudiantes al volverse virtual la educación, quedando un porcentaje importante de los estudiantes incomunicados y con serios riesgos de deserción escolar producto de la falta de conectividad y tecnología apropiada.

¿Cómo estructuraste el proyecto desde su concepción hasta su implementación en el aula?
–La estructura del proyecto consiste en el concepto de solidaridad, siendo esta la competencia más importante que deben aprender todos los estudiantes del mundo. Me baso en las palabras de la afamada antropóloga Prof. Margaret Meat, a quien un estudiante le preguntó cuál consideraba la primer señal de civilización. Ella no dijo encontrar arte, ni tecnología, sino haber encontrado un fémur roto pero sanado, ya que esto implicaba que alguien, de forma solidaria, le dio de beber y comer hasta que sanase. Por lo tanto, si les enseñamos a los estudiantes a ser solidarios, vamos a tener un futuro más civilizado.

Llevando este concepto al aula, van a ser los estudiantes con más ventajas de alcanzar los saberes, en la pandemia los que tenían conectividad, los que van a ayudar de forma solidaria a sus compañeros, y de esa forma mitigar la repitencia y la deserción escolar.

El otro concepto que tomo es la forma de aprender que tienen los estudiantes nacidos en el siglo XXI, de la mano de las nuevas tecnologías de la información. Ellos están acostumbrados a aprender estando poco tiempo en muchas plataformas (ecología de los medios). En cambio, nosotros, los nacidos en el siglo XX, hemos aprendido estando mucho tiempo en pocas plataformas (libros, TV, etc). Por ello considero que la mejor forma de contactar con las nuevas generaciones es a través de una narrativa transmedia.

¿Qué recursos y herramientas utilizaste durante el proceso de desarrollo?
–Al considerar que “la curiosidad y el juego son el disfraz del aprendizaje”, utilizo el arte que los estudiantes del siglo XXI han tomado como propio, el cine, hilvanado el proyecto con la storytelling de la película Misión Rescate de la novela El Marciano, escrita por Andy Weir. En ella, un astronauta queda varado e incomunicado en Marte, y de forma solidaria sus compañeros de la Nave y de la Estación Central van a ayudarlo a sobrevivir haciendo uso de la ciencia.

Llevando esto a las aulas, serán los estudiantes con capacidades tecnológicas y facilidades los que van a aprender para enseñar a sus compañeros con dificultades realizando una historieta para completar, simulando la historia de ficción, donde el astronauta debe hacer una pila casera y así tener electricidad, un motor eléctrico. Y, gracias al electromagnetismo, una antena inalámbrica para comunicarse. Y, gracias a las ondas electromagnéticas, electrolisis para tener oxígeno y una cocina marciana solar. Estos dispositivos no solo son claves para sobrevivir en Marte sino que electricidad, electromagnetismo y luz son los temas nodales de la materia Física de quinto año.

En la pandemia, los estudiantes sin conectividad recibían la historieta en capítulos cuando sus padres iban a la escuela a buscar los bolsones de comida. Sus hijos, al completar la historieta, debían entregarla junto al dispositivo casero funcionando, y con la entrega se llevaba el siguiente capítulo.

Los estudiantes que realizaban la historieta conmigo se dividían en grupos: los de la Nave, Instagram; y los de la Estación Central, Facebook. Ambos grupos buscaban por You Tube cómo hacer una pila casera, mientras el grupo de Instagram capturaba las cinco fotos más importantes y el resto debían escribir el Instructivo de trabajo subiéndolo al grupo de Facebook. De esa forma, fotos e Instructivo conforman la receta para armar una pila casera, la cual se lleva a componer la historieta con cada uno de los dispositivos, enmarando las páginas con solapas teóricas con espacios para ser completados por los estudiantes con dificultades tecnológicas en la pandemia , o en la actualidad con dificultades para el aprendizajes de saberes.

Detalles del proyecto

¿En qué consiste exactamente tu proyecto ganador? Describe sus objetivos y metodologías. ¿De qué manera tu proyecto pone en el centro al alumno y cómo promueve su participación activa?
–Consiste en una narrativa transmedia educativa cuyo storytelling está basado en la película Misión Rescate poniendo en paralelo la historia de ficción con la historia real en las aulas de una gran heterogeneidad de estudiantes en cuanto a las capacidades de alcanzar los saberes. Comenzó en la pandemia, en la que había estudiantes con conectividad y otros sin. En la actualidad esa heterogeneidad se manifiesta. Por lo tanto, van a ser los más capacitados en alcanzar los saberes los que van a ayudar de forma solidaria al resto de sus compañeros: aprender para enseñar de forma significativa. El storytelling está materializado con un cómic con solapas teóricas para completar. “La curiosidad, el juego y la solidaridad como el disfraz del aprendizaje”.

Impacto en el alumno

¿Qué cambios observaste en tus alumnos durante y después de la implementación del proyecto?
–Instar a que los estudiantes sean solidarios hace que su paso del duelo de la infancia al duelo del pasaje a la adultez sea mucho más rápido y con mayor madurez.

¿Cómo crees que tu proyecto ha influido en el desarrollo personal y académico de tus alumnos?
–El proyecto Física va a Marte, al articular con las Facultades de Ciencias Exactas, Astronomía y Geofísica, y el IAR Instituto Argentino de Radioastronomía, ya que deben ingresar a sus páginas web en link especiales para el proyecto educativo, les abre su horizonte para pensar en el próximo paso en su nivel de estudio, el universitario, y así ver si hay en ellos una futura mujer u hombre de ciencia.

Experiencia de la gala

¿Qué emociones y recuerdos te llevas de ese día?
–Al no saber qué premio iba a ganar, ya que lo íbamos a conocer en la gala, le daba más dramatismo al evento. Políticos argentinos me decían que a los latinoamericanos les dan siempre una mención y nunca un bronce, ni plata y mucho menos el oro, pero tenía fe en el proyecto que habíamos generado con los estudiantes y sentí la responsabilidad de representarlos.

Después de muchas tratativas políticas que iban a ser en vano, decidí pagarme un pasaje de ida de Buenos Aires a Madrid. Al final por primera vez Argentina alcanza el oro en Educación y Tecnología desde la educación pública, estando a la altura de las escuelas privadas del primer mundo.

Beneficios y aplicaciones en el día a día

¿De qué manera ha impactado este reconocimiento en tu práctica educativa diaria?
–He sido invitado a ser parte del cuerpo docente de las Jornadas DIM (Didáctica, Innovación y Multimedia) y participar en los Encuentros de Centros Innovadores en más de 10 ciudades españolas todos lo años, de forma presencial u organizando workshop on line, capacitando a docentes y estudiantes de Europa, Africa y América.

¿Has tenido la oportunidad de compartir tu proyecto con otros docentes o instituciones? ¿Cómo ha sido esa experiencia?
–Me impactó a la hora de motivarme a seguir realizando proyectos innovadores. Así surge en mi capacitación en lo ambiental desde la complejidad realizando el postítulo de Educación Ambiental en Nivel Secundario con perspectiva de género.

El haber ganado la Peonza de Oro, me permitió llevar el proyecto desde España hasta Ucrania. Justamente los estudiantes del liceo de Kiev, refugiados en Polonia, están desarrollando este proyecto solidario, y lo hacemos en una organizaciones didácticas conjuntas con estudiantes del Normal 1 y 2 de La Plata. Este trabajo educativo solidario llego a los oídos del Papa Francisco y nos convocó a una audiencia junto a una profesor ucraniana en la Ciudad del Vaticano.

Actualmente fui seleccionado entre los 24 mejores docentes de Argentina entre más de 2000 proyecto como Docentes que Inspiran 2023 con el proyecto solidario Física va a Marte, y repetí dicha selección otra vez como Docentes que Inspiran 2024 con el proyecto ambiental Madre Tierra. Este premio es considerado como el Global Teacher Price en Argentina, ya que cuenta con el asesoramiento de la Fundación Varkey.

Innovación y futuro

¿Qué importancia tiene la innovación educativa para ti y cómo la aplicas en tu trabajo diario?
En un mundo cada vez más cambiante y disruptivo, la innovación es clave en todos los rubros. Estamos en un proceso de destrucción creadora, pasando de un paradigma tecnológico a otro. La educación aún no entró al nuevo paradigma, a pesar que sus estudiantes sean nativos del nuevo paradigma.

¿Tienes planes de desarrollar nuevos proyectos en el futuro? Si es así, ¿puedes adelantarnos algo sobre ellos?
–El trabajo final de tesis del postítulo se materializó en el proyecto ambiental con perspectiva de género Madre Tierra, precuela de Física va a Marte, sirviendo como diagnóstico inicial y transversal a las materias de Biología, Física, Geología y Química. Se basa en una narrativa transmedia educativa materializando a través de un cómic el pasado, presente, y un futuro distópico ambiental hilvanado por la películas Elysium, Wall E y Avatar.

Consejos y recomendaciones

¿Qué consejo le darías a otros docentes que desean participar en el Premio Espiral Internacional?
–Les diría que confíen en sus estudiantes nacidos en el siglo XXI nativos de las nuevas tecnología. Que realicen un proyecto poniéndoles en el centro a ellos. Los docentes no solo somos intermediarios entre el objeto de estudio y los estudiantes, también somos agitadores comunicacionales en el uso de la ecología de los medios, lugar donde los estudiantes se sienten como peces en el agua. No los saquemos de allí.

¿Qué crees que es lo más importante para desarrollar un proyecto educativo innovador y exitoso?
–Lo más importante para un proyecto educativo innovador y exitoso es adecuarse a la forma de aprendizaje que tienen los estudiantes del siglo XXI. Ellos, por ser nativos de las nuevas tecnologías de comunicación, aprenden estando en muchas plataformas poco tiempo (ecología de los medios). Es muy diferente a la forma de aprender que tuvimos nosotros los nacidos en el siglo XX habiendo aprendido estando mucho tiempo en pocos plataformas (libros, TV, etc). Debemos tener en cuenta que la curiosidad, el juego y la solidaridad son el disfraz del aprendizaje. Considero que una narrativa transmedia es la más sorprendente forma de conectarse con los nacidos del siglo XXI por ser nativos del nuevo paradigma tecnológico. Pero solo vamos a tener éxito si enseñamos a los estudiantes a ser solidarios, ya que parafraseando a la antropóloga Margaret Meat, de esa forma tendremos un futuro más civilizado.

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