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Aprendizaje digital y bienestar, ¿el yin y el yang?

La tecnología es una gran aliada en la educación, pero ¿cómo asegurarnos de que no afecte el bienestar de los estudiantes? Aquí tienes la clave para lograr un equilibrio saludable.
Yurena AfonsoMartes, 1 de octubre de 2024
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En los últimos años, la tecnología se ha vuelto una herramienta esencial en la educación, facilitando el acceso a recursos, mejorando la personalización del aprendizaje y fomentando la participación en clase. Sin embargo, a medida que su uso ha crecido, también lo han hecho las preocupaciones sobre su impacto en el bienestar de los estudiantes. ¿Cómo pueden los docentes aprovechar al máximo las ventajas de la tecnología sin comprometer la salud física y emocional de sus alumnos? En este artículo exploraremos cómo lograr un equilibrio saludable entre el uso de la tecnología y el bienestar en las aulas.

El uso excesivo de la tecnología: ¿Dónde está el límite?

El uso prolongado de dispositivos en clase puede generar problemas, desde fatiga visual hasta dificultades de concentración. Los estudiantes de todas las edades pasan cada vez más tiempo frente a pantallas, tanto en el colegio como en casa. Como docentes, es fundamental reconocer los posibles efectos negativos que esto puede tener y asegurarse de que el uso de la tecnología esté equilibrado con actividades que promuevan el bienestar.

Es importante recordar que la tecnología es una herramienta, no el fin. El objetivo debe ser utilizarla de manera intencionada y reflexiva, buscando siempre su valor educativo y evitando un uso excesivo. Este uso excesivo se puede ver reflejado en un impacto en el bienestar físico y emocional, pudiendo llegar a provocar:

  • Fatiga visual y postural: Pasar muchas horas delante de una pantalla puede causar molestias visuales y problemas de postura. Los estudiantes pueden no ser conscientes de ello, por lo que es importante recordarles la importancia de hacer pausas regulares y mantener una buena postura cuando utilicen dispositivos.
  • Sobrecarga de información: La constante exposición a estímulos digitales, notificaciones y la necesidad de estar siempre conectados puede generar una sensación de sobrecarga en los estudiantes, afectando su capacidad de concentración y su bienestar emocional.
  • Aislamiento social: Aunque la tecnología puede facilitar la colaboración, un uso mal equilibrado puede llevar a que los estudiantes se aíslen, tanto en clase como en casa. El tiempo dedicado a las pantallas debe complementarse con interacciones cara a cara y actividades en grupo.

Estrategias para un uso equilibrado de la tecnología en el aula

Para los docentes, encontrar el equilibrio entre aprovechar la tecnología y promover el bienestar de los estudiantes puede ser un reto. A continuación, presentamos algunas estrategias sencillas que puedes implementar:

  • Alternar actividades digitales con actividades físicas: Integrar descansos regulares y actividades no tecnológicas en el día escolar es clave. Por ejemplo, después de una lección interactiva en la que los estudiantes usen dispositivos, puedes realizar una actividad en papel o una discusión en grupo sin pantallas. Esto les dará un respiro y reducirá el tiempo frente a la pantalla.
  • Promover el uso consciente de la tecnología: Enseña a tus estudiantes a ser conscientes del tiempo que pasan frente a la pantalla y anímales a hacer pausas cada 20 o 30 minutos. También puedes integrar técnicas de mindfulness, como breves ejercicios de respiración, para que desconecten mentalmente entre actividades.
  • Fomentar interacciones sociales: Aunque el aprendizaje digital es útil, es fundamental no perder de vista las interacciones humanas. Organiza actividades en las que los estudiantes trabajen en equipo o participen en debates, fomentando el diálogo y el contacto social sin la intermediación de la tecnología.

Crear un entorno que fomente el bienestar

Además de las estrategias en clase, los docentes pueden influir en el entorno de aprendizaje para que este promueva el bienestar tanto físico como mental:

  • Ergonomía en el aula: Asegúrate de que los estudiantes tengan acceso a sillas y mesas que les permitan mantener una postura correcta mientras usan dispositivos. Si es posible, coloca las pantallas a la altura de los ojos para reducir la fatiga visual.
  • Espacios libres de tecnología: Crea zonas o momentos del día en los que la tecnología no sea utilizada. Estos espacios pueden ser útiles para fomentar la lectura, la conversación o actividades creativas, dando a los estudiantes la oportunidad de desconectar.
  • Normas claras sobre el uso de dispositivos: Establece reglas claras sobre cuándo es apropiado el uso de la tecnología y cuándo no. Por ejemplo, puedes tener momentos específicos del día dedicados a actividades sin pantallas, y asegurarte de que los estudiantes comprendan la importancia de estos descansos.

Colaboración con las familias

El bienestar de los estudiantes no solo depende del entorno escolar, sino también del uso de la tecnología en casa. Los profesores pueden colaborar con las familias para que el equilibrio entre tecnología y bienestar sea algo que se practique también fuera del aula. Algunas recomendaciones para compartir con las familias incluyen:

  • Limitar el tiempo frente a pantallas: Sugiere a las familias que establezcan límites de tiempo para el uso de dispositivos fuera del horario escolar, y que animen a realizar actividades físicas y creativas.
  • Desconexión antes de dormir: Los estudios muestran que el uso de dispositivos antes de dormir puede afectar la calidad del sueño. Anima a las familias a establecer una rutina sin pantallas al menos una hora antes de acostarse.

El equilibrio entre tecnología y bienestar en las aulas es posible si los docentes adoptan un enfoque reflexivo y consciente. La clave está en utilizar la tecnología de forma intencionada, asegurándonos de que los estudiantes también tengan tiempo para desconectar, interactuar entre ellos y cuidar su bienestar físico y emocional. Con pequeños cambios en la forma en que integramos la tecnología en el aula, podemos crear un entorno de aprendizaje más saludable para todos. ¿Te animas a incorporar alguna de estas rutinas? ¡Te leemos!

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