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Planes de verano 0-3

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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Hacer planes para el verano con recién nacidos o niños menores de tres años implica tener en cuenta sus necesidades. Sin complicarnos mucho, sólo el hecho de movernos de casa supone meter en la maleta pañales, cucharas, baberos, biberones, tetinas, cunas de viaje y por supuesto ropita variada y de recambio si la escapada va más allá de un fin de semana.

Tener un bebé no supone quedarnos sin vacaciones aunque hay que adaptarnos a la nueva situación y entonces, la palabra “vacaciones” que asociamos a descanso normalmente, adquiere entonces un sentido diferente. Si hay otros niños mayores que puedan ayudarnos a cuidar del bebé habrá que aprovechar la circunstancia y si no los hay a veces podemos pensar en cambiar las rutinas de este periodo estival con el fin de disfrutar de cada momento. Eso sí, lo mejor es empezar a planear cuanto antes como nos organizaremos. Las opciones son diversas:

• A veces disfrutar del verano en casa puede ser una buena opción y basta planear una excursión de un día a algún lugar especial como una piscina para cambiar de aires. También podremos optar por un parque temático, una montaña, una visita a un familiar lejano o una ciudad nueva.

Pasar una jornada en la playa, el pueblo o la montaña es una buena ocasión para que toda la familia disfrute. Organizar la salida es primordial y para ello sería recomendable desplazarse en un medio seguro y confortable para todos. Quizá lo mejor es un coche que permite ir de puerta a puerta en la mayoría de los casos y sin depender de horarios. Además podemos parar por el camino si es necesario cambiar un pañal, comer, descansar, etc.

Juguetes y comida no deben faltar cuando se viaja con niños. También son muy recurridos los juegos de mesa apropiados o sus peluches y cuentos favoritos. Ahora ya los hay incluso sumergibles en agua!

• Para otros, dejar al bebé en buenas manos y organizar una tarde en el cine o de compras puede resultar lo mejor para aprovechar parte del tiempo de ocio estival. Tampoco os tenéis que sentir mal si la tarde se convierte en un fin de semana o unos días si sentís que necesitáis un descanso desde el nacimiento del bebé. Lo más importante en que ambos estéis de acuerdo en dejar al bebé con alguien de vuestra confianza.

• Sea cual sea el plan, aprender a la vez que divertirse debe ser siempre un objetivo, la condición “sine cua non” de las vacaciones. Por ejemplo, dedicar más tiempo a enseñar a los bebés o niños de la casa a explorar la realidad y jugar con ella o con el propio cuerpo mejora la motricidad de los más pequeños al tiempo que afianza las relaciones afectivas de toda la familia. En este sentido, será muy divertido por ejemplo pasar una tarde de verano dedicándola al juego en movimiento: Volteretas, “batallas” de cojines, lanzamientos de pelota… que serán para el bebé como ir al gimnasio y si tiene alrededor de un año no parará de reír al hacerle cosquillas o simular que lo lanzamos al aire “a volar”.

Con los más pequeños también funciona sentarles en las rodillas y simular que están en un tren, en un coche, en un avión, en un caballo… Imitando que llega una curva hacemos que el bebé caiga en el sofá y así aprende que tiene que agarrarse bien a nuestras manos.

El verano también puede darnos la ocasión de enseñar a los bebés a cuidar y proteger la naturaleza, lo que les convertirá en personas con conciencia medioambiental. Esa enseñanza no sólo debe centrarse en las actividades realizadas en plena naturaleza, sino en cada momento aunque el verano puede ser el mejor momento para empezar porque estamos más tranquilos y despreocupados. Dedicar un rato al día a practicar yoga con los más pequeños les ayudará a encontrar el equilibrio entre cuerpo y mente ya que las posturas del yoga se inspiran en los elementos de la naturaleza según explican los expertos: el coraje de un león, la firmeza de un árbol o la agilidad de un gato se pueden imitar con el cuerpo humano. Para los más atrevidos una mochila portabebés nos permitirá el disfrute de la naturaleza en movimiento.

• Si por el contrario en tu hogar el concepto vacaciones implica ir con toda la familia lo mejor será tener resuelto el tema de las comidas con un todo incluido y los baños infantiles así como llevar una cuna de viaje o una sillita adecuada para respetar al máximo los tiempos de sueño del bebé. En caso de niños con alergias o intolerancias alimentarias habrá que comentarlo en la agencia de viajes o en el hotel si viajamos por nuestra cuenta.

En definitiva, las opciones son múltiples. Puede ser tan buena idea pasar unos días fuera de casa con unos familiares, por ejemplo, como en una casa rural o un camping. Teniendo esto en cuenta sólo falta disfrutar de los primeros baños de los bebés en la playa y de los juegos con agua y arena con el cubo, la pala y el rastrillo.

A los más pequeños les encantan estos juegos al aire libre porque descubren nuevas texturas, sensaciones y les ayuda a perfeccionar su coordinación motricidad fina que está a los 12 meses en pleno desarrollo. Además, al crear las formas piensan y planifican como quieren que resulte, lo que les hace más creativos y potencia su imaginación.

Viajar cuando somos niños abre la mente, despierta la curiosidad y nos permite vivir experiencias que recordaremos toda nuestra vida. ¡No olvides la cámara de fotos!

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