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Malos hábitos, peores resultados

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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Un reciente estudio desarrollado por Kellogg incide en la relación decisiva que hay entre los malos hábitos alimentarios, especialmente los que tienen que ver con el desayuno, y la obesidad infantil, un problema cada vez mayor que nos deja día a día menos margen de maniobra y que causa problemas decisivos que nos acompañan toda la vida.

La obesdidad infantil puede causar problemas físicos (diabetes tipo II, hipertensión, triglicéridos y colesterol, trastornos hepáticos,…) y psicológicos (baja autoestima, estigma social,…). Lo hemos escuchado en muchas ocasiones, más de las que hubieran sido necesarias para concienciarnos. Que el desayuno es la comida más importante del día es una frase que también llevamos escuchando a nuestras abuelas desde hace siglos. Pues bien: si unimos ambas líneas de argumentación nos encontramos con que uno de los factores determinantes de la obesidad infantil es hacer mal el desayuno.

Kellogg ha promovido el estudio sociológico “Hábitos de vida relacionados con la Obesidad Infantil”con una muestra de más de 1.000 padres y madres con hijos en edades comprendidas entre los 6 y 12 años. El resultado es esclarecedor y muy alarmante: solo el 7% de los niños de estas edades desayuna convenientemente, al margen de los factores habituales reseñados en el estudio, como una alta ingesta de grasas, un estilo de vida sedentario y poco ejercicio físico o no haber recibido lactancia materna. Pues bien: en el índice de prevalencia de hábitos alimentarios de riesgo, la omisión del desayuno o la falta de atención sobre el mismo (con poco tiempo, sin alguno de los alimentos básicos, etc) llega al 40%, una cifra realmente alta.

Más cifras

Según el informe de la Estrategia Naos, puesta en marcha por la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, dependiente del Ministerio de Sanidad, en el mundo mueren 57 millones de personas al año. Atendiendo al “Informe sobre la salud en el mundo, 2002”, el aumento de las enfermedades crónicas es el responsable de las dos terceras partes de estas muertes y del 46% de la morbilidad global. Pues bien, las noticias no son esperanzadoras: según el informe presentado por Kellogg, a medida que los niños crecen empeoran sus hábitos de vida; realizan menos actividad física y cuidan menos la alimentación, pese a que el 83% de los padres los valora muy positivamente los hábitos alimentarios de sus hijos, puntuándolos por encima de 7 en una escala de 0 a 10.

El alto porcentaje de progenitores que considera que su hijo sigue unos hábitos de vida muy saludables subraya el grave problema de concienciación presente en la sociedad. De hecho, la Estrategia Naos propuesta por la AESAN coincide con las conclusiones del estudio de Kellogg y señala ámbitos de actuación muy concretos para trabajar sobre el grave problema de la obesidad infantil: el núcleo de profesionales de la salud, el colegio y el entorno familiar y su grupo social de referencia, con amigos y demás.

El desayuno, clave

Un porcentaje es clave a la hora de entender por qué los niños no desayunan correctamente: un 40% de los padres no conoce los alimentos que deben estar presentes en el desayuno. Este desconocimiento repercute en la alimentación de los más pequeños, ya que sólo un 7% de los niños realiza un desayuno completo compuesto por estos grupos de alimentos. Sin embargo, sorprende la percepción paterna, ya que un 30% de los padres consideran que sus hijos desayunan bien. En este baile de cifras está parte de la clave del estudio que ha presentado Kellogg, pues es necesario un cambio de paradigma y una concienciación que llegue, como ya hemos comentado, desde los tres ámbitos significativos que rodean la promoción de la salud de los niños: su referencia más cercana (casa y familia), los profesionales de la salud y su entorno social.

En este cambio de concienciación tienen un papel fundamental los padres: el estudio afirma que, pese a que el Ministerio de Sanidad cifra en un 45,2% el porcentaje de menores que sufre exceso de peso, sólo un 19% de los padres reconoce que su hijo está algo por encima de su peso, aumentando este porcentaje hasta el 24% en los niños de 11 a 12 años, sin duda la edad más conflictiva.

Falsos mitos

Es habitual que el desayuno se vea envuelto en algunos dimes y diretes que se encuentran lejos de la realidad. Por ejemplo, es habitual que los adultos, de cara a intentar solucionar un problema de sobrepeso, prescindan de desayunar. Pues bien, desayunar ayuda a mantener el peso dentro de límites saludables en mayor medida que si se omite esta comida tan importante del día. Cuando tu hijo desayuna no tiene tanta hambre a lo largo de la mañana y es más fácil que no picotee, lo que le ayuda a evitar que gane peso en exceso. Asímismo, el desayuno aumenta la glucosa, bajo mínimos tras 10 horas de ayuno durante la noche, lo que hace que el sistema nervioso funcione mejor, y esto se traduce en alegría y buen humor. Para concluir, es necesario volver a incidir en que los hábitos de vida que se adquieren durante la infancia y adolescencia son esenciales para mantener un estilo de vida saludable en la edad adulta, al margen de que, cada vez más, evitan problemas de integración, de socialización y de desarrollo individual de los niños, al margen de los de salud.

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