fbpx

La importancia de la siesta

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
0

Los pequeños necesitan equilibrar sus ratos de juego y actividad con otros de tranquilidad y descanso que les ayudarán a interiorizar las numerosas impresiones recibidas a lo largo de la jornada. Esto también nos evitará no pocas discusiones motivadas en gran parte por una excesiva carga de sus sentidos. Actualmente muchos de nuestros niños duermen poco y prescinden de la siesta a una edad demasiado temprana.

Momentos de intimidad y silencio, hablarles en voz baja, una suave melodía o su muñeco favorito bajo una luz cálida y suave propiciarán este descanso tan necesario. La regularidad, la rutina y el ritmo ayudan a calmar al pequeño.

Las horas de sueño de los niños evolucionan a medida que estos van creciendo, desde las 20 horas que duerme un recién nacido hasta llegar a adaptarse al horario de las personas adultas en torno a la segunda mitad del ciclo infantil, pero todavía seguirán durmiendo entre 10 y 12 horas durante la noche, y una o dos horas de siesta.

Aunque desde el momento del nacimiento todos los órganos sensoriales están en funcionamiento, su maduración y las estructuras cerebrales correspondientes tienen todavía un largo camino hasta alcanzar la madurez propia de las personas adultas, evolucionando en paralelo y existiendo siempre una influencia recíproca entre el equilibrio psicológico, motor, afectivo, social y cognitivo.

Igual que el ritmo de la respiración, el ritmo cardiaco, el día y la noche o las estaciones del año, la actividad y el reposo, la vigilia y el sueño equilibran y van modelando estas estructuras tanto internas como externas.

A la hora de la siesta la coordinación entre el colegio y los padres y madres juega un papel muy importante que requiere respeto, paciencia y unas condiciones ambientales lo más idóneas posible. Se ha de seguir una rutina con los horarios en cualquier lugar: que sean fijos y se mantengan en todo momento.

Las actividades previas han de ser relajadas para que este paso de la vigilia al sueño sea más fácil y les ayuden a reconocer el momento del descanso. Podemos acompañarles con caricias y gestos cariñosos o recurrir a algún muñeco o sabanita que les aporte seguridad.

También hemos de esforzarnos en inculcarles el agradecimiento por estos ratos de descanso y recogimiento y el despertar con una sonrisa en los labios, dando gracias “por esta tarde juntos”.

El clima afectivo en el que se halle inmerso será un factor exógeno que influirá fuertemente en su desarrollo. Un ambiente afectuoso, de paz y tranquilidad y unos amorosos cuidados siempre se proyectarán positivamente en los pequeños. Es imposible que un progenitor o cuidador angustiado consiga calmar a un niño.

0
Comentarios