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Recursos educativos

Cómo fomentar la motivación de los alumnos en el aula

Entender de qué manera influye la ilusión en el proceso de aprendizaje y tener en cuenta que la autoeficacia de los estudiantes es mucho más importante que sus intereses son las principales premisas que recomiendan los expertos a los docentes a la hora de potenciar la motivación del grupo en sus clases.
Eva R. SolerViernes, 8 de noviembre de 2024
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Para Héctor Ruiz Martín, existe un factor que influye en la motivación de los estudiantes que puede ser más importante que el interés: la autoconfianza. De hecho, la autoconfianza es capaz de modular los intereses. © ADOBE STOCK

¿Qué aporta la ilusión al rendimiento cognitivo? La psicóloga Lecina Fernández, que acaba de publicar el libro El valor de la ilusión (Editorial Singlantana), responde a esta pregunta a través de los resultados obtenidos del estudio, análisis e investigación que ha hecho sobre la ilusión. “La ilusión entrena el pensamiento, la imaginación, la memoria… Tiene un gran poder transformador y con ella se activa el potencial que tiene toda persona y puede modificar la conducta humana para ser de otra manera”.

“La ilusión estimula y despierta la motivación intrínseca”. De este modo, si un alumno se siente ilusionado entrará, según Fernández, “en ese lugar sagrado, donde pensamientos, emociones y acción fluyen con libertad para crear futuro y se sentirá libre para avanzar”.

La ilusión, añade la psicóloga, tiene una relación directamente proporcional con conceptos psicológicos relacionados con la acción y la actitud de las personas. ¿Por qué? “Porque cuando una persona pone en marcha una ilusión, al mismo tiempo activa y entrena la motivación, la voluntad, la creatividad, el flow (fluir) y la asertividad”.

Cuando una persona pone en marcha una ilusión, al mismo tiempo activa y entrena la motivación, la voluntad, la creatividad, el 'flow' y la asertividad

Fernández define la motivación como un conjunto de factores internos que pueden ser biológicos (emociones, necesidad) o mentales (urgencia, demanda, deseo) y de factores externos (ambientales, incentivos, metas, planes) que determinan en parte las acciones de una persona. “La motivación es la causa y la razón que mueve a hacer algo”, explica la experta.

En este sentido, si lo que se pretende es motivar a los alumnos en el aula, se pueden tener en cuenta las tres indicaciones que la autora de El valor de la ilusión incluye a la hora de explicar lo que significa la motivación:

  • Dar explicaciones para hacer algo
  • Animar a que se haga de una determinada manera
  • Estimular para poner en marcha y tener interés en la tarea que se hace

Podría decirse, estableciendo un paralelismo con las afirmaciones de la experta que relacionan la ilusión con el autoconcepto, que un alumno ilusionado mejorará la concepción que tiene de sí mismo respecto a sus capacidades, competencias y logros. Según Fernández hay tres características determinantes que conducen al éxito académico y estas son la capacidad o aptitud, la motivación y el optimismo. Partiendo de estas premisas, la ilusión positiva estimulará a los alumnos a que practiquen constantemente de forma natural y espontánea la forma de pensar, de explicarse a sí mismos los acontecimientos y a tener una actitud positiva ante los retos. “Además, contribuye a formar su personalidad y a aumentar la posibilidad de éxito en la tarea que realizan”, apunta la psicóloga.

Tener en cuenta la autoeficacia de los alumnos es clave para fomentar la motivación de los alumnos en el aula

Como afirma Lecina Fernández “no a todas las personas les motivan las mismas cosas” y atender los intereses de cada uno de los alumnos que un profesor tiene en su aula (o aulas) no es, desde luego, una tarea fácil. Sin embargo, según sostiene el experto en psicología cognitiva de la memoria y el aprendizaje, Héctor Ruiz Martín la motivación de los estudiantes no depende tanto de sus intereses como de su autoeficacia, es decir, de la confianza que los estudiantes tienen en su capacidad para superar el reto de aprendizaje que se les plantea.

Ruiz Martín, biólogo y autor del libro Edumitos (Editorial International Science Teaching Foundation), en el que desmonta muchas ideas que existen sobre el aprendizaje pero que no tienen respaldo científico, aclara por qué la motivación de los estudiantes no depende básicamente de sus intereses: “Cuando nos preguntamos sobre qué motivará a los estudiantes para que se impliquen en las tareas escolares, a menudo nos limitamos a señalar sus intereses. Esto es, asumimos que su motivación depende básicamente del interés que la lección pueda despertar en ellos. Por ello, se suele sugerir que las clases deben alinearse con los intereses de los estudiantes. En ocasiones, incluso se llega a afirmar que los estudiantes deberían elegir qué aprender. Sin  embargo, la investigación en psicología educativa refleja que el interés no es el único factor que modula la motivación de los estudiantes. De hecho, ni siquiera es el más importante”, explica el biólogo.

Ruiz Martín señala que existe otro factor que influye en la motivación de los estudiantes en el que pocas veces se repara y que, sin embargo, puede ser tanto o más importante que el interés, como es la autoconfianza. “De hecho, se trata de una circunstancia (la autoconfianza) capaz de modular los intereses”, indica el director de la International Science Teaching Foundation.

Cualquier actividad de aprendizaje, añade el experto, que también es profesor de Educación Secundaria y universidad, representa un desafío cuyo desenlace puede ser satisfactorio si se logra alcanzar el objetivo, o no serlo, en caso contrario. “Cuando un estudiante se enfrenta a un reto de aprendizaje realiza, de inmediato y sin darse cuenta, una estimación de sus opciones de superarlo, es decir, genera unas expectativas en cuanto a su probabilidad de éxito o fracaso. De su predicción precisamente dependerá en buena parte su motivación para abordar la tarea”.  Y es que, como sostiene el profesor, las personas nos sentimos motivadas para abordar aquellas tareas que creemos que podemos resolver con éxito y acostumbramos a evitar las que prevemos que terminarán en fracaso.

Las personas nos sentimos motivadas para abordar aquellas tareas que creemos que podemos resolver con éxito y acostumbramos a evitar las que prevemos que terminarán en fracaso

Esa confianza que el estudiante tiene en sus opciones de superar los retos de aprendizaje es lo que en psicología educativa se conoce como autoeficacia. Pero esa autoeficacia es específica de cada reto, según puntualiza el autor de Edumitos, “pues un estudiante puede mostrar una alta autoeficacia ante una lección de inglés, pero tener serias dudas sobre sus opciones cuando se trata de matemáticas, por ejemplo, y esto es esencial para comprender la motivación de los estudiantes a la hora de emprender un proceso de aprendizaje”.

Razones por las que la autoeficacia se considera más importante que el interés a la hora de motivar a los alumnos, según Ruiz Martín:

-La autoeficacia modula la motivación de los estudiantes de un modo más determinante que el interés que estos otorguen a lo que aprenden o al hecho de aprenderlo. “Por mucho valor que un estudiante atribuya al objeto de aprendizaje si cree que no logrará aprenderlo es probable que resienta su motivación”.

-El rol de la autoeficacia en la motivación tiene repercusiones a lo largo de todo el proceso de aprendizaje: Un estudiante puede iniciar un proceso de aprendizaje con interés y confianza, pero el trayecto conllevará ponerse a prueba y esto puede afectar a su autoeficacia si experimenta dificultades.

-La autoeficacia se revela más decisiva que el interés en relación con la motivación precisamente porque esta es capaz de condicionar el interés. Las personas nos sentimos atraídas por las disciplinas que creemos que se nos dan bien y perdemos el interés por las que creemos que no se nos dan bien. “No es extraño que probemos una nueva disciplina y nos motivemos a seguir practicándola si apreciamos cierta destreza o, por el contrario, abandonemos si pensamos que no es lo nuestro pues a nadie le gusta jugar a un juego en el que siempre pierde”.

Consejos para potenciar la motivación de los alumnos en el aula

Según Ruiz Martín, si un estudiante nota que avanza en el proceso de aprendizaje este será uno de los factores que más influyan en su motivación para seguir aprendiendo. “Si bien la motivación es importante para alcanzar los objetivos de aprendizaje, alcanzar los objetivos de aprendizaje es aún más importante para la motivación”. En este sentido, y para fomentar la motivación de los alumnos en el aula, el experto aconseja:

-Ayudar a los estudiantes ante los retos de aprendizaje  (enseñándoles buenas estrategias de aprendizaje y enseñanza) es una de las formas más efectivas de fomentar su motivación.

No hay que rebajar el nivel de exigencia. Sin embargo, el experto advierte que es importante no pensar que lo anterior signifique rebajar el nivel de exigencia para ayudarles a tener éxito. Al contrario, Ruiz Martín señala que “puede resultar contraproducente hacerlo, puesto que les comunicará implícitamente que nuestras expectativas con ellos son bajas (y esto afectaría a su autoeficacia)”.

Descomponer el proceso de aprendizaje. El experto añade que es mejor mantener el objetivo donde conviene y ayudarles a alcanzarlo: “Para que experimenten el éxito, podemos descomponer el proceso de aprendizaje en varios pasos y darles la oportunidad de superarlos uno a uno, en vez de esperar que se pongan a prueba al final”, aconseja.

No dejar que los estudiantes elijan lo que desean aprender: Ellos tenderán a elegir lo que se les da bien, pues el propósito del estudiante no suele centrarse en aprender sino en mostrar un buen desempeño. Sin embargo, como explica Ruiz Martín “que una disciplina no se dé bien al principio no significa que no se pueda llegar a aprenderla adecuadamente”. De hecho, añade, es lógico que se dé mal al principio, pues aún no se ha aprendido y precisamente, de eso trata el aprendizaje.

-Promover la cooperación y el sentimiento de pertenencia al grupo: Las relaciones que se establecen en el entorno de aprendizaje también influyen en la motivación. “Los entornos de aprendizaje que promueven la cooperación y el sentimiento de pertenencia al grupo también promueven la motivación para implicarse en las tareas que conducen al aprendizaje”.

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