Más de 3.000 alumnos, llenos diarios y C. Tangana: resumen una exitosa XI edición del Festival Educacine
El músico C.Tangana, en el centro de la imagen, presenta el filme "La guitarra flamenca", de Yerai Cortés, en una de las salas de los cines Verdi de Madrid.
Más de 3.000 alumnos de Secundaria, Formación Profesional y Bachillerato, así como educadores, padres y personas interesadas en el ámbito educativo, disfrutaron del 9 al 13 de diciembre de la XI edición del Festival Educacine en los Cines Verdi de la capital. Una edición en la que destacó especialmente la presentación de La guitarra flamenca, el debut cinematográfico de C.Tangana junto a Yerai Cortés.
En el acto, Tangana subrayó cómo el cine «se ha convertido en una oportunidad para revolucionar tu estilo de vida. No hay otra cosa que te mantenga durante hora y media quieto, sin mirar el móvil, pendiente de un hilo conductor». «Me parece casi revolucionario que con el estilo de vida que llevamos la gente se siente hora y media a atenderme», confesó, agradeciendo, emocionado, su presencia a los educadores asistentes.
El festival arrancó con el visionado de Justicia Artificial, thriller de Simón Casal que plantea la sustitución de jueces por inteligencia artificial y los intereses corporativos que subyacen. Damián Ruiz Soriano, experto en IA, CISO de Singular Bank y presidente de CyberMadrid, recordó que «no es viable utilizar programas informáticos para impartir justicia porque su respuesta está sesgada, no son objetivos”. Más tarde se proyectó Divertimento, cinta en la que Marie-Castille Mantion-Schaar narra la historia de dos jovencitas de los suburbios con talento musical que empiezan a estudiar en una institución exclusiva.
La promesa de Irene, historia de una joven empleada doméstica que arriesga su vida ocultando judíos bajo el techo del oficial nazi para el que trabaja, está basada en hechos reales. Ernest Kowalczyk, experto en proyectos históricos del Instituto Polaco de Cultura en Madrid, comentó cómo la película «no sólo retrata el horror de la ocupación nazi en Polonia, sino que resalta valores humanos imprescindibles, incluso en las peores circunstancias». En la segunda sesión del día, el festival transportó a los jóvenes asistentes al siglo IX con La abadesa. Ambientada en los Pirineos, narra la vida de la hija del conde Guifré, quien, con solo 17 años, es nombrada abadesa del convento de San Juan. Antonio Chavarrías, realizador de la cinta, recordó a los alumnos que la historia está basada en un personaje real que tenía casi su edad.
El miércoles, Pablo Berger, director de Robot Dreams, relató cómo la novela gráfica de Sara Varon encendió su chispa creativa para crear esta amistad de un perro antropomorfo con un robot. “Cuando leí el libro, supe que tenía una película en las manos. Sara me dio luz verde, y ahí empezó todo”, narró. Después, Sofía López, crítica de cine y profesora del Centro Villanueva, introdujo El viejo roble, la última obra de Ken Loach. De él, analizó cómo «tiene más de cincuenta películas que abordan temas como la desigualdad social y la justicia, siempre desde una perspectiva humana». Según dijo, «aunque sus películas suelen tener un tono dramático, nunca olvida incluir un toque de humor».
En la cuarta jornada, José Luis López-Linares presentó su documental Hispanoamérica. Canto de vida y esperanza, que desmonta la leyenda de la colonización española en América Latina. “El proyecto estaba destinado a hablar de estos temas a mis hijos, porque estaba cansado de escuchar tonterías y falsedades sobre la Historia de España, como que teníamos que pedir perdón por lo ocurrido hace siglos», explicó el cineasta. En la segunda sesión, los alumnos disfrutaron con Tatami, la historia de una judoka iraní que combate en Georgia en el Campeonato Mundial de Judo y a la que las autoridades presionan para que abandone la competición ante la posibilidad de que se enfrente a la representante israelí. «Es la primera película dirigida por un israelí y una iraní», comentó Juan Luis Sánchez, crítico de Decine21.
El festival terminó con un broche de oro. En primer lugar se proyectó El salto, filme de Benito Zambrano que combina el cine social con un drama emocional para narrar la historia de Ibrahim, deportado a Guinea y decidido a regresar para reunirse con su esposa embarazada en España. «Entre nuestros compañeros, figurantes y colaboradores había personas que han pasado por situaciones similares a las que se ve en la película”, comentó la actriz Edith Martínez-Val. «Somos unos privilegiados por haber nacido al otro lado de la valla», transmitió su director, en un vídeo que envió a los estudiantes.
Para finalizar, los alumnos vieron Radical, de Christopher Zalla. Este título, basado en un artículo periodístico, reconstruye la historia real de Sergio Juárez Correa, un profesor con un innovador método de enseñanza que impartió clases en una escuela primaria de Matamoros, localidad en la frontera de México con Estados Unidos castigada por el narcotráfico donde impera la violencia. Según Juan Luis Sánchez, crítico de cine, la película “pone de manifiesto la importancia de los educadores”.
En la última jornada, José María Aresté, director de Educacine, expresó su alegría por el lleno absoluto en el patio de butacas que se vio en cada sesión del festival. «Significa que después de tanto tiempo nos hemos consolidado como una oferta interesante para los educadores, que valoran la experiencia de traer a sus alumnos a las proyecciones y coloquios”, valoró. El entusiasta del cine aseguró que la próxima edición, en la que ya está trabajando, tendrá «energías renovadas».
El festival fue organizado por Decine21, Magisterio, Fundación Diálogos, Siena Educación y Estrenos 21, contó con el apoyo del Ayuntamiento de Madrid, y fue patrocinado por Methos Media, Inav, Aula Siena, Académica International Studies, Ucetam y YouLead.