Laura Álvaro: “Un enunciado que perpetúa estereotipos de género puede ser fácilmente revisado”

Pese a los numerosos avances logrados a nivel social en los últimos años, la igualdad de género entre hombres y mujeres sigue siendo un tema pendiente.

En el CEIP Infantes de Lara, centro educativo situado en Soria, están convencidos de que la mejor vía para lograr dicha igualdad es la educación, particularmente desde la infancia. Tales son sus esfuerzos en este ámbito que hace unas semanas fueron reconocidos con el Premio Meninas en representación de la provincia de Soria.

Este galardón, que reconoce las buenas prácticas que se llevan a cabo para erradicar la violencia de género y los esfuerzos por favorecer la igualdad, se les ha entregado por una serie de acciones con las que han conseguido concienciar a los más pequeños de que hombres y mujeres son iguales en todos los aspectos, dentro y fuera de casa.

En esta Entrevista MAGISTERIO hablamos con Laura Álvaro Andaluz, coordinadora de Igualdad del CEIP Infantes de Lara y responsable del Plan de Mejora desarrollado por el centro.

El pasado mes de noviembre fuisteis reconocidos con el Premio Meninas representando la provincia de Soria, que reconoce las buenas prácticas para la erradicación de la violencia de género. ¿Cómo recibisteis este galardón?
–El premio Meninas es un reconocimiento convocado por el Ministerio de Igualdad, que se materializa a través de las delegaciones territoriales del Gobierno de las distintas comunidades autónomas, y que pretender recoger buenas prácticas locales que favorezcan la erradicación de la violencia de género.

En nuestro caso, nos contactaron desde la subdelegación del gobierno de Soria para proponernos que presentáramos una candidatura, ya que conocían el trabajo que estábamos realizando en el CEIP en cuanto a coeducación desde hace ya varios cursos académicos, y que en este habíamos enfatizado a través de nuestro plan de mejora. De entre todas las candidaturas propuestas para Soria, la nuestra fue finalmente la seleccionada.

Os lo dieron por vuestro Plan de Mejora, que “incorpora la coeducación y la igualdad desde la infancia”. ¿A qué se refiere esto, en qué consiste la coeducación?
–Cuando hablamos de coeducación, podemos confundir el concepto con educación mixta, entendiéndolo como un entorno escolar en el que conviven y comparten currículum niños y niñas. No obstante, este concepto -que, además, se transforma según el contexto en el que se pone en práctica- va más allá.

Marina Subirats, referente en el área, dice que la coeducación básicamente es llevar a cabo un cambio cultural, de manera que los saberes históricamente asignados a lo femenino -es decir, lo que antes se enseñaba a las niñas- tengan cabida en el panorama de la educación formal.

Igualmente, y partiendo de la realidad de que estamos inmersos en una sociedad androcéntrica -que pone en el centro al hombre-, esa coeducación debe trabajar en compensar las desigualdades de género que todavía siguen ampliamente presentes en nuestro día a día.

¿En qué consiste ese plan de mejora?
–Bajo el título Coeducación e igualdad, el rol de nuestra escuela en la transformación de la Sociedad, nuestro plan de mejora este curso académico parte del ODS número 5: Lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y niñas.

Creemos que es fundamental una concienciación de la sociedad y que el punto de inicio sea la escuela. De esta manera, partiendo del seguimiento y evaluación de nuestros documentos programáticos, elaboramos la Memoria Final de curso 23/24, y ésta fue el germen para la elaboración del Plan de Mejora.

En este documento tratamos de ofrecer propuestas metodológicas para trabajar en el aula con perspectiva de género más allá de las efemérides puntuales, de manera que empape el día a día de un centro educativo, tanto en el currículum formal como en el oculto, con el objetivo de llegar además a todos los agentes de la comunidad educativa.

A nivel práctico, ¿qué medidas lleváis a cabo en el CEIP Infantes de Lara en contra de la violencia de género?
–Digamos que no se trata de medidas concretas, sino de dotar al claustro de herramientas para identificar las situaciones de desigualdad que puedan surgir en el día a día de un centro escolar, para poder compensarlas. Por ejemplo, estamos especialmente sensibilizados con el desequilibrio de referentes masculinos vs. femeninos de nuestro alumnado, por lo que tratamos de hacer un especial hincapié para que nuestras propuestas didácticas compensen esta situación.

A nivel macro, son este tipo de medidas más vistosas, por decirlo de alguna manera. Pero es fundamental también actuar a nivel micro: situaciones que antes podrían pasar desapercibidas, ahora, cada vez más, son identificadas y podemos actuar en consecuencia. Por ejemplo, un simple enunciado que perpetúa estereotipos de género puede ser fácilmente revisado si se reconoce como tal, y se analiza con perspectiva crítica.

No es necesario, ni siquiera, transformar los contenidos que aparecen en los libros de texto, sino emplearlos para, además de enseñar matemáticas o lengua, desarrollar el pensamiento crítico en el alumnado.

¿De qué manera transmitís el mensaje de integración entre hombres y mujeres entre vuestros alumnos?
–Creemos que no es una manera de hacer, sino más bien una manera de ser. Una vez que comprendes lo fundamental de la perspectiva de género, la integras allá donde vas. Por ello, las y los docentes sensibles a la igualdad entre hombres y mujeres la aplican en su día a día sin hacer un esfuerzo especial para ello.

Se me ocurren mil vivencias del aula, por ejemplo, relacionadas con la falta de corresponsabilidad y la carga mental -algo que, para la infancia, una vez que les explicas, es muy fácil de detectar-. Y es que cuando se trata de hacer deberes, preparar pruebas de evaluación o algo tan simple como traer una autorización para una salida escolar, es el propio alumnado el que suele referirse a sus “mamás”.

Partiendo de esa premisa, se puede establecer un diálogo, perfectamente comprensible para cualquier edad, con el que van a ser ellas y ellos mismos los que se den cuenta del desigual reparto de tareas del hogar.

¿Cómo trabajáis este aspecto con las familias? ¿Lleváis a cabo alguna actividad en especial, como talleres o formaciones específicas?
–Desde el colegio, creemos que el trabajo lo debemos hacer sobre el alumnado, y que luego sean niñas y niños los que hagan de altavoces en casa. Retomando la anécdota de la pregunta anterior, en las sesiones posteriores a la que hablamos sobre carga mental y corresponsabilidad, eran varios los que me decían: “ahora, cuando papá está en el sofá descansando mientras mamá hace la cena, le digo que se levante y le ayude”.

Más allá de lo divertido de la situación, encierra un germen de transformación social que para el profesorado del centro educativo es muy satisfactorio.

¿Cuándo y por qué decidisteis poner el foco en estas cuestiones?
–La coeducación lleva siendo una realidad en nuestro centro educativo desde hace un buen número de cursos académicos. Sin embargo, fue a raíz de la Memoria Final del curso pasado y del Plan de Mejora de éste cuando hemos creído necesario dar un impulso con el que percibir una mayor integración de la misma en la filosofía del CEIP y en el hacer del profesorado. Pero sí que insistimos mucho en que esto no es fruto de un día, sino que es parte fundamental de nuestros valores desde hace más de una década.

¿Estáis observando algún efecto entre los alumnos y sus familias?
–Es curioso cómo a veces desde dentro no se aprecia lo mismo que puede hacer un observador externo. Y esto lo comento porque, a lo largo de este curso, estamos teniendo la oportunidad de que sean profesionales de otros sectores los que vengan a ofrecer su experiencia sobre diversas realidades relacionadas con la igualdad de género. Y son estas profesiones, precisamente, las que nos recalcan que se identifica claramente en nuestro alumnado una especial sensibilización en este tema.

Igualmente, de manera no oficial, nos llegan los agradecimientos y los reconocimientos por parte de las familias, que, además, están encantadas de participar en las actividades coeducativas que les proponemos.