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Lenguaje de signos versus implante coclear

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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Desde el Instituto Provincial
de Rehabilitación del Hospital
Gregorio Marañón, la Dra.
Gracia Aránguez y la logopeda
Virgilia Talavera recomiendan
el implante coclear a los
padres de los niños sordos.
No obstante, dentro de la comunidad
sorda hay todavía
mucha inseguridad.

Autor: ZAIDA PÉREZ DE ARANDA

PADRES se ha acercado hasta el Instituto Provincial de Rehabilitación del Hospital Gregorio Marañón para seguir el tratamiento logopédico que recibe Lucía, una niña implantada de tres años. «El implante coclear (IC) es como un milagro para estos niños, porque realmente les devuelve la audición», afirma la logopeda y foniatra Virgilia Talavera, que trata dos tardes a la semana a Lucía.
Lucía nació sorda y se hizo el IC el 13 de diciembre de 2004, cuando tenía 18 meses. Los padres de Lucía se plantearon esta posibilidad porque «era la única solución para la que la niña oyera. Nos lo pensamos mucho y nos decidimos porque no iba a oír y, si no oía, no iba a tener posibilidades de hablar», comentó Javier, el padre de la niña, a PADRES.
Lo cierto es que es una decisión difícil que, por supuesto, sólo depende de los padres. «En medicina siempre das una indicación, pero la decisión es de los padres. Puede haber complicaciones, como la parálisis facial, y hay padres que se preguntan si realmente va a ser útil», asegura Gracia Aránguez, otorrino en el Hospital Gregorio Marañón y doctora encargada de coordinar el programa de implantes cocleares y rehabilitación.
Normalmente, los más recelosos al IC son los propios sordos. Y es que, según la Dra. Aránguez, «las familias en las que todos los miembros son sordos son las menos receptivas y las que más deciden no implantar. Pero están en su derecho, porque después del implante hay un bagaje de aprendizaje importante».
Otro motivo que hace que la comunidad de sordos se muestre insegura ante el IC es la lengua de signos. «Muchos creen que si la lengua de signos es ya por ley una lengua más, no es necesario implantarse. Y es que intentar ser un normoyente supone más problemas y esfuerzo que seguir siendo sordo», afirma Virgilia Talavera.
No obstante, lengua de signos e implante coclear también pueden ir de la mano. Es el caso de Lucía, que estudia en la Escuela Infantil «Piruetas» de Madrid, un centro mixto que enseña lenguaje oral y de signos y escolariza a niños normoyentes y con deficiencias auditivas. «En la escuela le signan y le hablan, por lo que la niña evoluciona bien», asegura su padre. Además, los padres y la hermana de Lucía también están aprendiendo la lengua de signos para poder hablar con ella de las dos formas.
«Lucía entiende perfectamente, oye bien y lo único que le cuesta un poco es distinguir los sonidos agudos. Sus papás sólo recurren al lenguaje de signos si no les entiende con el oral», explica Virgilia, que cree que esta niña es todo un ejemplo de cómo decir adiós a la sordera gracias al IC.

LENGUA DE SIGNOS Y ESCOLARIZACIÓN

Muchas veces los niños implantados se escolarizan en colegios mixtos donde se utiliza tanto lenguaje de signos como lenguaje oral. Aún así, según la Dra. Aránguez, «un niño implantado muy pequeño puede escolarizarse en un colegio normal con clases de apoyo».

Desde el Instituto de Rehabilitación del Gregorio Marañón se mantiene contacto telefónico frecuente con los profesores de los niños. «Intentamos trabajar en equipo con los colegios para que los niños evolucionen mejor, pero mantenemos una pequeña discusión con ellos porque suelen utilizar más la lengua de signos y es necesario que el oído implantado adquiera destreza. Los profesores de los colegios de sordos tienden mucho a decir: ´si el niño es sordo, con que utilice el lenguaje de signos basta, para qué va a hablar´y eso está mal», asegura Virgilia Talavera.

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