Un docente puede cobrar en el exterior hasta tres veces más
La situación de crisis económica que vive nuestro país ha hecho que en los últimos años se dispare la demanda de plazas docentes en el exterior. Las posibilidades personales y familiares de aprender otro idioma, conocer otro país y otra cultura, y obtener un salario que llega en ocasiones a triplicar al que se ganaría en España, son las que llevan a muchos profesores a aprovechar cualquier convocatoria para solicitar plaza en el extranjero. Precisamente, es el tema económico el que ha llevado a fuentes de la Inspección Central del Ministerio de Educación –que es la que se ocupa de la red de centros en el exterior– a denunciar en MAGISTERIO unas condiciones salariales que consideran excesivas para la época en la que vivimos. Sin embargo, las organizaciones sindicales advierten: las circunstancias no son fáciles para conseguir la plaza ni para instalarse y hacer una vida normal en el país de destino.
Los centros de Educación en el exterior presentan una estructura muy diversa. El Ministerio sufraga completamente los sueldos del profesorado en los centros de titularidad del Estado español (TEE), en las Agrupaciones de Lengua y Cultura Españolas (ALCE) y en las secciones españolas en centros de titularidad de otros Estados. En los centros de titularidad mixta (TM), sin embargo, el profesorado es contratado por el país de destino con cargo a los presupuestos del centro. Lo mismo ocurre con otros programas, aunque eso no impide que los profesores puedan obtener becas y ayudas pagadas por el Estado español.
El sueldo de los docentes en el exterior es menor que en el territorio nacional, pero tienen un complemento de extranjería que depende de cada país y que es establecido por la Comisión Ejecutiva de la Comisión Interministerial de Retribuciones (Cecir) en función de la calidad de vida y de la equiparación del poder adquisitivo con el país de destino. Donde más se gana es en Colombia (con un coeficiente de 3,18) y donde menos en Andorra (1,22), aunque la cuantía final del complemento también depende de las condiciones personales y de los sexenios.
Lo que sí es idéntico es el salario por cada país, sin tener en cuenta el puesto de trabajo, de tal forma que un docente de un centro TEE en Londres va a ganar lo mismo que otro que trabaje en el ALCE de la misma ciudad, aunque el primero tenga un horario lectivo parecido al de nuestro país y el segundo sólo tenga que impartir unas pocas horas de clases complementarias. Y es justo esta incoherencia la que denuncian en nuestro periódico las citadas fuentes de la Inspección Central, concretamente que “los docentes de las ALCE ganan tres veces más que en España –con sueldos que rondan los 7.000 euros– y no imparten ninguna materia curricular, sino clases extraescolares de cultura y geografía españolas”.
Sin embargo, las organizaciones sindicales advierten de las dificultades que implican las ALCE tanto para los profesores como para las familias. Las aulas se sitúan en espacios cedidos o alquilados en algunos centros educativos de diferentes localidades y los agrupamientos de alumnos resultan difíciles por la dispersión geográfica de las aulas. Esto supone un gran esfuerzo por parte de los padres para llevar a sus hijos a esos centros que a veces están en otros barrios o en otras ciudades. Y para los profesores, además del desplazamiento, se encuentran con aulas compuestas de alumnos de diferentes niveles y edades, lo que les dificulta la organización académica y didáctica.
Asistir e implicarse
No obstante, los equipos docentes de las ALCE celebran sus reuniones, dinamizadas por los directores, para debatir los temas importantes de organización de aulas y niveles, tutorías y determinación de actividades de difusión cultural. Desde FETE-UGT Exterior recuerdan que “para mantener su puesto en el exterior y no volverse a los dos años, los docentes de las ALCE tienen que asistir e implicarse en este tipo de actividades con la dirección y, además, mostrar su entusiasmo por la difusión de la lengua y la cultura españolas”. Y es que todos los docentes pueden estar un máximo de seis años en otro país, pero su trabajo es valorado cada dos años por una comisión evaluadora, de la que forma parte la Inspección Central.
FETE-UGT Exterior también indica que “no es fácil conseguir la plaza, ya que se exige un mínimo de tres años como funcionario de carrera y superar un concurso de méritos que está compuesto de una fase general y otra específica en las que se valoran contenidos teóricos y el desarrollo práctico de un tema, y hay que superar ambas partes para optar a la plaza”. Además, excepto en Colombia, Andorra y Argentina, se necesita un nivel intermedio del idioma (B1) en los centros TEE, las ALCE y los TM, y un nivel avanzado (B2) en las secciones, Escuelas Europeas y, desde este año, en el Liceo Luis Buñuel de París.
En cuanto a los interinos, aunque sólo se pide una antigüedad de entre tres y seis meses, la Federación del Exterior de CCOO advierte de que “su salario es menor que si trabajan en España –1.500 euros para maestros y 1.800 para Secundaria– y la mayoría tiene que volver a los pocos meses porque el dinero no les llega para poder vivir”. Con todo, CCOO se sorprende de que el número de interinos que ha solicitado plaza ha llegado a triplicarse en los últimos años.
En cuanto a las secciones bilingües en Europa central y oriental, según CCOO, “esos países se comprometen a dar asistencia sanitaria, trabajo y lugar de residencia y reciben una indemnización por parte de Cooperación Internacional de entre 10.000 y 15.000 euros anuales, ya que el salario de esos países es tan bajo que no les permitiría vivir”. En los programas de visitantes en EEUU, los sueldos oscilan entre los 30.000 dólares en Estados del sur, como Luisiana, y los 70.000 u 80.000 en Nueva Jersey, Chicago o Nueva York.
Eso sí, CCOO lamenta que los resultados no son a veces los esperados. “Muchos docentes se quejan de que la experiencia no se tiene en cuenta aquí en España, y ello a pesar de que hablan otro idioma, tienen conocimiento de otra cultura y se hace un gran esfuerzo para gestionarlo todo, pero en muchas comunidades no se considera un mérito”.