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Apelar a la responsabilidad personal del maestro

Viernes, 4 de mayo de 2012
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Están empeñados en el Ministerio en explicar que las reformas prometidas no son los recortes realizados. Está bien que lo intenten y habrá que explicar mejor las cosas, pero la gente cree lo que ve y lo que ve es más ratio, más carga lectiva, más tasas universitarias… Cuando lleguen las reformas, entonces hablaremos.

Por otra parte, pareciera como si no terminaran de confiar en la capacidad del profesorado de este país para asumir sacrificios. Me parece que vale la pena apelar al empuje y a la capacidad de compromiso de nuestros docentes que serán capaces de sacar adelante sus centros con menos recursos y con menos medios tanto materiales como humanos. Como, por otra parte, en tantas pequeñas y medianas empresas de nuestro país en las que donde antes despachaban cinco, ahora lo hacen tres.

Permítanme que ponga como ejemplo mi sector, el de los medios de comunicación. En las mismas fechas en las que 3.000 interinos no eran renovados en Madrid, la Asociación de la Prensa publicaba el dato de que más de 3.000 periodistas habían perdido su empleo en la capital. Ahora ya son casi 5.000, prácticamente uno de cada tres periodistas ya no ejerce, los equipos de redacción están al 50 por ciento, ese mismo diario nacional que antes hacían 300 ahora lo hacen 150, etc. Sí, con menos páginas, menos suplementos, fotos más grandes… pero con gran dignidad.

Las historia de nuestros maestros ha sido la historia de profesionales que han ejercido su vocación en medio de enormes dificultades, pero también con la enorme motivación trascendente de querer sacar lo mejor de sus alumnos. No tengo datos y sería casi una provocación, pero sospecho que la Educación germina mejor con una moderada escasez. Porque lo que sí es evidente es que la prosperidad de los últimos 20 años no ha servido de gran cosa en términos de resultados escolares. Los sindicatos alertaban a Wert la semana pasada de que los recortes pueden suponer la pérdida de 30 años de “logros educativos”. No sé bien a qué se refieren, pero entiendo que no a “resultados educativos”.

Señor ministro, no se equivoque y confíe en nuestros maestros, en su responsabilidad y en su valía personal.

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