fbpx

Una maestra, allá por 1948

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
0

Qué sorpresa al descubrir que una de las festividades más arraigadas en nuestra sociedad, el Día del Padre, nació en las páginas del periódico MAGISTERIO, hermano mayor de PADRES. Fue  hace 64 años, gracias a una joven maestra de Vallecas, Manuela Vicente Ferrero, que colaboraba en el periódico bajo el pseudónimo de Nely.  Es la responsable de que el Día del Padre se asociara en España al 19 de marzo, día de San José.

La centenaria publicación dirigida a los docentes sirvió de soporte para la difusión, contagio y arraigo de la celebración, pero la idea de agasajar a los padres fue de Manuela Vicente Ferrero, una joven de Tábara (Zamora) que ejercía en los suburbios del norte de Madrid.

En las páginas de MAGISTERIO y su suplemento mensual Escuela en Acción, Manuela escribía bajo el pseudónimo de Nely. Y en su afán por la divulgación cristiana, un día de marzo de 1949 abordó la figura de San José, el padre de Jesús. Su artículo exalta  las virtudes atribuidas al santo y proyecta aquel fervor hacia la paternidad del común de los mortales, revistiéndola de divinidad. “Piensen los padres que han recibido de Dios la autoridad que han de mandar obedeciendo”, sostiene Nely. Porque, como San José, señala, no son más que “instrumento de la voluntad de Dios”.

La maestra se sirvió de la fe y el credo predominantes para reivindicar un gesto de gratitud hacia los padres. Si las madres tenían su día de homenajes y regalos en el mes dela Virgen, ¿por qué no iban a tenerlo los padres en el mes de San José?

Con tan sólida base, Nely animaba a sus colegas a que el día 19 de  marzo organizaran en sus escuelas un acto “solemne”, pero “sencillo”, para que los niños brindasen “de una manera más patente y expresa su cariño” a sus progenitores.

El programa incluiría una misa, la entrega de obsequios realizados por los propios alumnos –“trabajos escolares en los que el niño pondrá latidos de su corazón, destellos de su ingenio y entusiasmo”–, una intervención del profesor y un recital de poemas de los niños a sus papás.

Para animar a los docentes a secundar la iniciativa, Nely afirma que tan “bello motivo compete a la escuela, forjadora de ideales nobles, llevarlo a cabo”. Y añade que “el maestro tiene aquí un motivo más de acercamiento a las familias, que no pueden dejar de mirar con simpatía que los educadores de sus hijos –que también son, como ellos, padres en el orden espiritual– hagan estas llamaditas al corazón de sus pequeños para enseñarles a dar lo único que de ellos piden: amor”.

La seguridad con la que Manuela planteaba su iniciativa partía de su propia experiencia un año antes. El día de San José de 1948, Nely había organizado la celebración de un Día del Padre en su colegio del madrileño barrio de Belmonte. Lo contó ella misma en Radio Nacional años después, y en TVE cuando ya contaba con 92 años.

Su iniciativa respondió a la llamada melancólica de dos hombres que le dijeron un día: “Usted no sabe cómo queremos los padres. Los padres tenemos corazón”. Y ella, muy resuelta, les respondió: “Miren, yo no inventé el Día dela Madre, pero estén seguros de que voy a inventar el Día del Padre”. Y fue así como se lanzó a organizar el homenaje festivo en su escuela, con misa, entrega de regalos y “festival infantil” con recital de poemas.

El éxito de crítica y público cosechado debió de convencer a Nely de que aquello tenía sentido más allá de su escuela y no dudó en persuadir a toda la comunidad docente al año siguiente con su artículo.

Las páginas de MAGISTERIO reflejaron también el mejor testimonio de lo que la maestra hizo: la agradecida carta de un padre narrando su vivencia en el colegio de Nely: “[…] ¡Cómo se adentraban las palabras de la maestra en aquellos corazones que, emocionados, se asomaban a las pupilas! […] El broche de tan sencilla pero elevada charla pedagógica lo hacen los niños con las poesías de ofrecimiento; disparos certeros a la vibrante tensión de la entraña paternal. La efervescente emoción, ya incontenible en los caldeados corazones de los padres, se desborda en lágrimas de alegría. Y en contagiada hermandad espiritual, lloramos todos en este acto tan sublime”.

Tanto se afianzó la celebración en los colegios, que en 1953 los grandes almacenes Galerías Preciados se lanzaron a promocionar regalos para el Día del Padre. El presidente de la compañía, Pepín Fernández, quiso compensar a Manuela y la maestra, entonces directora del colegio del “Santo Ángel” (en Vallecas), desvió el favor a sus alumnas . “Le dijo que quería que aquellas niñas se colocaran allí al terminar la enseñanza, que ella se encargaba de prepararlas”, contó María José, hija de Nely, en TVE. Y fue así como Galerías Preciados se llenó de dependientas procedentes del “Santo Ángel”.

Al año siguiente, se sumó al negocio El Corte Inglés y, desde entonces, todos nos sabemos la historia comercial del Día del Padre.

 

 

 

Aquellos aires, aquella escuela

Si bien en el MAGISTERIO de los años 40 encontramos artículos de pedagogía, psicología y didáctica, y noticias de gestión educativa (nombramientos, vacantes, oposiciones, etc), la especialidad de Nely era, en el fondo, el amor a Cristo, a España y ala Naturaleza; y en la forma, la exaltación de una sensibilidad que hoy resulta una caricatura de lo que entonces debía de esperarse de mujer cultivada, no digamos ya de una maestra de párvulos. Al lector joven del siglo XXI le rechinaría su cursilería. Pero aquellos aires eran los que envolvían la sociedad oficial de aquel primer franquismo en el que Nely ejerció el magisterio mientras hacía sus aportaciones literarias en prensa. Uno de sus artículos a toda página, titulado ‘Como España, sólo el Cielo”, empezaba así: “En España, la tierra del amor y la caridad cristiana, la de los ideales altos que plasmó Cervantes en nuestra joya literaria El Quijote, cada vida es un poema y cada hecho merece ser contado en un romance”.

Gustaba de repasar pasajes de la vida de Cristo o festividades del calendario cristiano, y enseñar recursos didácticos para afianzar la fe y el conocimiento bíblico de los niños a través de las materias escolares. Por ejemplo, en su artículo sobreLa Pasiónde Cristo (marzo de 1948), sugería plantear el siguiente problema matemático a los niños de Primaria: “Jesús tenía clavadas en la frente 25 espinas; llegaron 14 golondrinas y cada cual llevó una. ¿Cuántas le quedan?” Así, ya en los años 40 del siglo pasado, la maestra Manuela Vicente practicaba con naturalidad lo que décadas más tarde bautizamos con la rebuscada expresión de “transversalidad de las enseñanzas”.

¿Estaría Nely hoy tan orgullosa de su venerada España tras leer las portadas de los periódicos? Son otros tiempos.

0
Comentarios