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Las bajas ratios dan alas para ‘redistribuir’ al profesorado

Paloma Díaz SoteroMiércoles, 19 de septiembre de 2012
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Las estadísticas internacionales han vuelto a cubrir las espaldas al Gobierno en materia de ratios escolares. El informe anual de la OCDE sobre el panorama de la Educación (Education at a Glance) constata que el número de alumnos por profesor sigue siendo bajo en España respecto a la media de los países desarrollados y a la media europea.

Cierto es, también, que la OCDE maneja datos oficiales de 2010, anteriores a los recortes presupuestarios, al estrangulamiento de las plantillas docentes y al aumento legal de las ratios máximas por aula. El Ministerio de Educación, de hecho, exhibió de nuevo estos datos en la presentación del informe internacional y presumió que, por mucho que las medidas de recorte y optimización de recursos puedan reducir el gasto público en recursos educativos, nuestro margen con las medias internacionales es más que generoso para no quedarnos lejos de ellas.

Así, la secretaria de Estado, Montserrat Gomendio, destacó que, si en 2010 nuestro país invertía un 21% más en la Educación pública que el conjunto de países OCDE, los recortes recientes no nos dejarán detrás del resto.

Para ceñirnos más a la realidad detallada por este organismo internacional, por ciclos, España invierte un 18% más en Infantil y un 16% más en Primaria y Secundaria. Para ver de verdad cómo se han reducido esos márgenes en los dos últimos años habrá que esperar a ulteriores informes. Todo apunta a que las ratios también experimentarán cambios, a tenor de los planes del Gobierno que se van conociendo en materia de currículo escolar.

Según los últimos datos publicados, en la enseñanza pública hay 8,6 alumnos de ESO por cada profesor, cinco menos que en el conjunto OCDE y tres menos que en laUE-21.

Sin embargo, si atendemos al número de estudiantes por aula, estamos ligeramente por encima de la media de países desarrollados y tenemos dos alumnos más que la media de la UE-21 (ver cuadro). Ése sería el número de chavales en las clases de materias instrumentales, siempre que no haya desdobles. Montserrat Gomendio quiso matizar que nuestras ratios por docente descienden mucho por la cantidad de asignaturas optativas que hay en los planes de estudio y por los desdobles que se producen en los centros.

Pero la distribución del profesorado parece que va a cambiar. El anunciado incremento de horas para las materias instrumentales –Lengua, Matemáticas, Inglés y Ciencias– hará necesario más profesorado para impartirlas, según confirmó la secretaria de Estado. Por el contrario, como decrecerá la oferta de optativas en Secundaria, caerá la demanda de sus docentes.

La ‘número dos’ de Educación advirtió de que la reforma legal que está ultimando ya prevé los mecanismos de flexibilidad necesarios para permitir la redistribución de docentes para que haya más para instrumentales y menos para optativas.

Gomendio aseguró lacónicamente que la futura ley propiciará un “mejor reparto” de los docentes entre el alumnado” y que el resultado “va a beneficiar al profesorado”, pero no se detuvo a explicar en qué. Habrá que esperar un poco más para constatar que es así.

Una de las grandes incógnitas a desvelar y, tal vez, de las cuestiones más engorrosas que resolver es ésa: las consecuencias que puede tener el cambio curricular en el profesorado, en su demanda, en su gestión, en su habilitación…
Hasta ahora, Educación ha justificado la modificación horaria de las asignaturas en que otros países imparten más horas de materias instrumentales y les va mejor en los exámenes de PISA. Sin embargo, en horas de Lengua y Matemáticas sólo estamos por debajo de la media europea y la de la OCDE en 3º y 4º de Primaria (7-8 años). A partir de esos cursos, tenemos más horas que los demás, también en Ciencias y en el resto de asignaturas.

El aumento horario en Lengua y Matemáticas en Primaria viene siendo una reivindicación del profesorado de Secundaria, pues se considera que pasar a la ESO con deficiencias en la competencia lectora y la de cálculo es la semilla del fracaso escolar y el posterior abandono. Sin embargo, parece que el Gobierno también quiere dar más peso a esas asignaturas en los institutos.

En general, los alumnos españoles tienen más horas lectivas que los del resto de países: 875 horas al año en Primaria, cuando la media ronda las 800; 1.050 en ESO, cuando el resto está en torno a 900. Y, sin embargo, ello no se traduce en mejores resultados educativos.

También gastamos más dinero en cada estudiante que otros países y sacamos peores notas que algunos de ellos (y que la media de ellos). El Gobierno cree que la inversión que ha realizado España “ha dado resultado en términos de cantidad” porque ha aumentado el nivel educativo de la población , “pero no en calidad”.

Es cierto que la inversión ha aumentado en la última década, pero en relación con el PIB nuestro gasto educativo sigue por debajo de la media europea y de la OCDE. Además, del total del gasto por alumno, destinamos menos que muchos países europeos a los servicios escolares de transporte y comedor.

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