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Un reforma descafeinada con dos aciertos

MagisnetMartes, 25 de septiembre de 2012
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No es la reforma del siglo, ni ese cambio de modelo que se nos había prometido con tanta pasión. Es obvio. Si uno quiere construir un nuevo paradigma educativo, toma un papel en blanco y escribe; y no coge el último episodio de la serie anterior –la LOE– y modifica unas cuantas escenas. Eso ha sido lo primero que ha llamado la atención a quienes hemos seguido de cerca la dura oposición del PP al modelo educativo socialista. La LOE –que fue tildada de “Logse parcheada”– es la ley que el PP ha tomado como referencia, hasta el punto de que el Anteproyecto presentado se limita a modificar unas docenas de artículos. Cierto, algunos de ellos trascendentales.

Aún recordamos a Wert escandalizado hasta perder la compostura por ese sistema de promoción automática que permite pasar de curso con tres y hasta con cuatro materias con evaluación negativa. Pues bien, ahora se ha limado ese punto. El nueva sistema para titular en ESO exige tener todas las materias aprobadas excepto dos, además de superar la prueba (cuya mayor o menor dificultad será clave), y que la media de todas las asignaturas de la etapa sea superior a 5. Por tanto, un 3 de media en Matemáticas puedes compensarlo con un 7 en Ciudadanía o Religión, salvo que desarrollos posteriores de la ley digan lo contrario.

Además, se introducen dos cambios que ya valen la reforma: dirección y evaluación externa. En alguna ocasión he escrito que si tuviera que mejorar nuestra Educación con una sola bala la usaría en disponer de 19.000 buenos directores escolares, uno por cada centro, con sus correspondientes equipos. La reforma Wert se ha atrevido, por fin, a profesionalizar la dirección escolar sin cesión a planteamientos tan ‘democratistas’ como ineficientes. Mire usted, un colegio no es una comunidad de vecinos. Actualmente se parecen en que nadie quiere ser presidente de la comunidad por los mismos motivos que nadie quiere ser director del colegio. Se acabó, ahora el director manda, decide e, incluso, elige a su profesorado. Veremos cómo, no es fácil.

El otro gran cambio que presenta la Lomce consiste en balizar todo el ciclo educativo con evaluaciones externas y objetivas a los alumnos y colateralmente a los centros. La mejora está garantizada.

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