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La libertad, la gran ausente de la reforma educativa

José Mª de MoyaMiércoles, 10 de octubre de 2012
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La semana pasada me dejaron poco espacio y me supo a poco, de modo que quiero decir algo más sobre la gran ausente del anteproyecto de Ley de Educación presentado por el Gobierno. La gran ausente es –quién lo iba a decir– la libertad de Educación.

En alguna ocasión he contado que los gobiernos populares tienen dos maneras de arreglar la Educación de sus respectivos territorios. Unos, habitualmente pedagogos de formación, quieren mejorar las cosas desde la Administración, a golpe de programa o de plan, que es lo mismo pero suena menos socialdemócrata. Por supuesto, sus modos nada tienen que ver con planteamientos constructivistas e igualitaristas, pero sus procedimientos son netamente intervencionistas. A éstos, se me ocurrió denominarlos los “PP pedagogos”.

Junto o frente a ellos, están los “PP economistas”. Huyen del intervencionismo y su única pretensión en la generación dentro del sistema de dinámicas internas de mejora. Les gustan los exámenes más que las evaluaciones y los premios extraordinarios más que las pruebas de acceso. No quieren mejorar la cosas desde la Administración sino ofrecer instrumentos para que sean los padres, profesores y alumnos quienes mejoren por sí mismos. En ese binomio inseparable que conforman la autonomía y la rendición de cuentas, éstos pondrían el acento en la autonomía y aquéllos en la rendición de cuentas. Delante de un micrófono ninguno se decantaría, pero en el diván aflorarían demonios y fantasmas.

Todo esto para concluir que la reforma Wert parece haber salido del puchero de los “PP pedagogos”. Tanto por la forma –se quejan los susceptibles de que se ha asumido la terminología Logse– como por el contenido. Los cambios se centran sustancialmente en la estructura del sistema: evaluaciones, itinerarios, currículos, etc. Es cierto que se introduce el concepto de “autonomía pedagógica”, pero suena a entelequia. La de verdad, la “autonomía curricular”, no se atreven a cederla a los centros. Solo Madrid se atreve. Y nada de libertad de elección ni de tener en cuenta la demanda de las familias, a pesar de que esta misma semana el Consejo de Europa ha reafirmado el derecho a la libertad de elección de escuela.

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