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Los sindicatos quieren negociar “lo suyo” aparte

José Mª de MoyaMartes, 12 de febrero de 2013
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Dicen los sindicatos que quieren sacar del debate educativo la negociación del Estatuto docente. Dicen que les preocupa mucho la educación de nuestros hijos pero que, si no nos importa, prefieren negociar a la luz de una vela, a puerta cerrada y donde pueda escucharse bien la bronca de la calle que acojone al tembloroso representante ministerial. Resulta contradictorio que admitan que cuestiones como el acceso a la función pública o las nuevas atribuciones del director sobre la selección del profesorado o la carrera docente son trascendentales en términos de calidad educativa y que, al mismo tiempo, quieran sacarlas del debate abierto de la Lomce. Suena a chanchullo, a chantaje, a nocturnidad, a reparto de cromos sin que nadie se entere.
No me canso de decir últimamente que el maestro es la clave de toda reforma educativa. Por eso mismo todo lo que afecte a la figura del maestro –acceso, promoción, funciones…– se encuentra en la médula del debate y transciende lo meramente laboral. ¿Están sugiriendo los sindicatos que, como simple ciudadano, no me interesa saber cual será en adelante el procedimiento para ser maestro o cuáles serán las competencias del director del colegio de mis hijos?
Mi opinión es que la Lomce quedará en papel mojado si no garantiza el acceso a los mejores y si no evalúa el desempeño. Reválidas o evaluaciones, FP Básica o PCPI, 4ºde ESO o Bachillerato de tres años… todo importará poco si no contamos con una buena materia prima. Observen la paradoja. ¿Cómo lo hacen esas compañías admirables, innovadoras y punteras? Los Apple, Google… Cuentan con un exigente sistema de acceso. Contratan los servicios de costosas consultoras que les garantizan a los mejores de cada especialidad. Una vez dentro, marcan objetivos pero  promueven la autonomía, la creatividad y la libertad de movimiento de su personal. Finalmente, evalúan los resultados a través de un detallado protocolo de rendición de cuentas. Ya habrán notado que en la función pública el procedimiento es precisamente el inverso.
Tal y como se explica en el espléndido análisis que publicamos en páginas 2 y 3, mucho me temo que, como el MIR docente se negocie a puerta cerrada con los sindicatos, quedará desdibujado. Estaremos atentos.

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