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¿Para qué sirven los maestros (hoy)?

Martes, 16 de abril de 2013
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No podré acudir esta tarde a la presentación en el Círculo de Bellas Artes del libro de José María Izquierdo con el sugerente título ¿Para qué servimos los periodistas (hoy)?. Pero quisiera decir algo sobre el no-papel del periodista en la sociedad de hoy que, a mi juicio, tiene mucho que ver con el no-papel de los maestros.
Los fans del iPad (supongo que otras tabletas tendrán cosas parecidas, sólo parecidas…) sabrán lo que es Siri. Se trata de una aplicación bastante lograda por la que el dispositivo reconoce instrucciones de voz: que si envíame ese correo, que si ponme esta canción, que si ponme esta reunión en la agenda… Incluso te permite colocar lo que te brote en tu muro de Facebook o subir un tuit con una simple frase. Vas por la calle, pisas un excremento canino, agarras tu iPhone, aprietas un botón y dices “Tuitear habría que prohibir pasear perros, más aún, habría que prohibir los perros!” y, segundos después, un seguidor tuyo de Minnesotta estará leyendo tu profundo análisis de la cuestión.
Antes para publicar necesitabas ser periodista o pasar el filtro de un consejo editorial que se cuidaba de la calidad de los originales que llegaban a la redacción. El espacio era un bien escaso y había que seleccionar. La aparición de las webs rompieron la barrera del espacio pero aún había editores que filtraban. Después, con los blogs, también desaparecieron los editores, pero había que sentarse a articular reflexiones de 4.000 caracteres, lo que seguía siendo una barrera. Llegaron los microblogs (Twitter) para todos aquellos capaces de escribir del tirón 140 caracteres, o sea, para cualquiera que tenga algo que decir. Aun así, quedaba la barrera de tener que enfrentarse a un teclado y escribir. Antes de escribir algo, nos lo pensamos y eso es lo que hay que evitar. Los sistemas de reconocimiento de voz sí parecen haber derribado el último control de calidad. Al menos hasta que se desarrolle un sistema de reconocimiento del pensamiento.
Por lo mismo no debemos permitir que se desdibuje el papel de los colegios y aun de los mismos maestros en la formación de nuestros hijos. Algo bueno habrán hecho, digo yo. Los periodistas (o editores) son a la información lo que los maestros a la formación.

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