Se necesita gente dispuesta a perder
Sin noticias de la negociación del Estatuto docente y es donde realmente nos jugamos la mejora de nuestra Educación. Los aspectos organizativos o curriculares serán papel mojado si no contamos con un profesorado con la aptitud y la actitud que requieren un trabajo de tal trascendencia.
Dos cuestiones son determinantes: la evaluación y la movilidad del profesorado. Incómodas pero vitales. En una mesa redonda con media docena de directores que celebramos en MAGISTERIO la semana pasada alguien pronunció una frase sorprendente no por menos conocida. Opinaban representantes de privados y concertados sobre la conveniencia de evaluar al profesorado, cuando intervino el director del IES “Madrid Sur”: “No es lo mismo estar trabajando para una empresa que tiene uno o varios colegios que ser un funcionario público y que, o asesinas a un niño, o difícilmente te van a mover de tu puesto”.
A nadie gusta que le evalúen y mucho menos que el resultado de esa evaluación tenga consecuencias. En aquella mesa redonda era sintomático escuchar a los mismos directores que eran partidarios de la evaluación de sus profesores, cuestionar la evaluación de los centros y, sobre todo, hacer comparaciones odiosas. A los responsables autonómicos les pasa los mismo cuando llega PISA y se comparan territorios. Todos queremos controlar a los que dependen de nosotros pero que nadie nos controle. Era curioso contemplar a insignes representantes de centros privados, defensores del protagonismo de las familias en la Educación, de la transparencia, de la rendición de cuentas, de la libertad en suma, etc. oponerse a la publicación de los resultados de sus centros. Ya se sabe, estar a favor o en contra de los rankings depende a la postre del puesto en el que salgas.
Por tanto, la evaluación y movilidad del profesorado es clave. Si de verdad queremos mejorar el servicio educativo, colegios orientados a las familias y no al profesorado, centros que pivoten sobre su proyecto educativo que es el alma, etc. tendremos que hacer lo que hace cualquier organización, empresa, fundación, ONG, etc. Pero ello exige ejercicio de responsabilidad por parte de todos en la negociación del Estatuto. Se necesita gente dispuesta a perder.