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“El talento no es anterior, sino que es fruto de la Educación”

El filósofo y ensayista José Antonio Marina es el responsable del modelo educativo de Educación para el Talento. En su opinión, en España no sacamos partido del talento, pero no porque no sepamos, sino porque no queremos. Todos tenemos talento y sólo desarrollando una pasión por el aprendizaje, conseguiremos darnos cuenta de que todos somos responsables de la Educación.

Estrella MartínezMiércoles, 23 de octubre de 2013
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Lo primero de todo es definir el talento, un concepto que no siempre utilizamos de la manera adecuada.

Yo defino talento como la inteligencia triunfante. Es decir, es una inteligencia en acto, no es como la que miden los test de inteligencia, que después se pone en práctica o no. Es una inteligencia que elige bien las metas, que busca la información necesaria para conseguirlas, que pone el esfuerzo suficiente para realizarlas y que sabe gestionar las emociones.

¿Y qué es la gestión del talento?

Yo distingo entre generación y gestión del talento. El primero es fruto de la Educación y el segundo aparece una vez que está desarrollado el talento; se puede hacer en el mundo educativo, empresarial, político, social… Lo importante es que el talento no es anterior, sino que es fruto de la Educación. Antes de la Educación solo hay biología, después de la Educación ya tenemos una inteligencia en forma para ponerse a actuar y es entonces cuando entra la gestión del talento, que esta debe utilizarlo de la mejor manera posible, seguir desarrollándolo, crear un entorno que lo estimule en vez de deprimirlo, buscar la ocupación –rol– más importante para que adquiera su máximo éxito, etc.

Así que la Educación genera el talento y forma parte de su gestión posterior.

Exactamente. Esto es importante porque, aunque se oye mucho que hemos entrado en la era del conocimiento, donde hemos entrado es en la era del aprendizaje continuo. La era de los especialistas en aprendizaje porque vamos a tener necesidad todos de estar aprendiendo siempre. Los conocimientos, las técnicas, van muy rápido y quien no sea capaz de estar aprendiendo se va a quedar arrinconado. Esto hace que nosotros, los docentes, vayamos a tener un protagonismo especial.

¿Crees que el sistema educativo español está diseñado para generar y gestionar ese talento?

Yo creo que no. Creo que estamos en un tipo de sistema que es muy pasivo, que genera alumnos muy pasivos y que es demasiado rígido. Por tanto, está limitando las posibilidades de desarrollar el talento de los profesores y, por supuesto, de los alumnos.

¿Cuál es el camino para que esta realidad cambie?

Sabemos cómo hacerlo. En primer lugar hay que crear un ambiente general de aprendizaje en toda la nación. Acaba de aparecer el Informe PISA “de adultos” que nos dice que el nivel de conocimiento de los españoles es muy bajo y que a lo largo de la vida no se ha vuelto a aprender, mientras que muchas de las cosas que se aprendieron se han olvidado. Si no ponemos en marcha una pasión por el aprendizaje que vaya desde el ama de casa hasta el profesor de universidad; si no ponemos en marcha ese gran dinamismo del aprendizaje, se produce una pobreza educativa en todos los niveles, porque para educar a un niño hace falta una tribu entera y de ahí se deriva que para educar bien a un niño hace falta una buena tribu. Que todos nos demos cuenta de que somos responsables de la Educación, cada uno en su posición, pero es una tarea de todos. Esto en España no se hace porque no interesa a nadie la Educación. Suena muy fuerte, pero basta ver las encuestas que hace el CIS preguntando a los españoles y entre sus preocupaciones no está la Educación. Hay que empezar a llamar la atención sobre el riesgo de jugarnos el futuro si no damos importancia a la Educación. Esto va en serio, todas las encuestas relacionan el progreso económico de una nación con la calidad de la enseñanza.

Conocer nuestros talentos y limitaciones forma parte de la receta del éxito.

Claro, exactamente. Es el gigantesco despilfarro que estamos haciendo. Tenemos a muchísimas personas que son verdaderos yacimientos de energía intelectual, de talento, y, sin embargo, no los estamos aprovechando. Podríamos tener un equipo de docentes extraordinarios, pero los estamos maleando, desdeñando, no los estamos empujando. Esa especie de desánimo que les ha entrado a los profesores es porque en el fondo tienen una vocación de excelencia y no les estamos animando a que la realicen. Y todo eso es un gigantesco freno para el desarrollo educativo.

Pero talento no quiere decir élite, ¿todos tenemos talento?

Parece que el gran talento es el mayor inventor, el mayor empresario. No, cada uno encuentra su talento cuando su inteligencia personal triunfa, cuando llega al máximo de sus posibilidades. Entonces, ése es un triunfador, esa persona tiene talento. Un ama de casa puede tener mucho talento, y un guardia municipal y un bombero… De lo que se trata es de que cada una de las personas debe considerar que tiene un talento potencial. Unos llegarán a 100 y otros a 50, pero lo que tienen que hacer es llegar al máximo alcanzable, y la sociedad tiene que ayudarles a que lo alcancen. Hay que volver a repetir que las capacidades con las que cuentan todas las personas sanas son enormes y que, por tanto, debemos valorarlas y cuidarlas.

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