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Mucha formación, pero poca aplicación

España se encuentra en la primera posición europea en cuanto a número de horas de formación TIC por docente, según se refleja en la Encuesta Europea a centros escolares sobre TIC en Educación, de 2013. Sin embargo, los profesores consideran baja su capacitación y tienen menos confianza en sus habilidades operativas que la media (salvo los de Bachillerato y FP).
Paloma Díaz SoteroMartes, 4 de marzo de 2014
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Es muy baja la proporción de alumnos que tienen profesores que crean recursos digitales con frecuencia, y que participan en entornos virtuales de aprendizaje y en redes de colaboración profesional.
“Hay formación para dar y tomar”, afirma Mariano del Castillo, director del Instituto de Tecnología Educativa de CECE. Pero“el profesorado aún no ha alcanzado a la tecnología”, diagnostica.

Preguntado por si hay docentes que sepan sacarle el máximo partido educativo a la tenología, responde que aún queda un largo camino. “Todavía estamos con el reto de que todos los profesores usen tecnología”. Si el uso es correcto o no se verá con el tiempo.

La realidad es que hay mucha formación que luego no tiene el efecto esperado en el aula. Según el borrador del Marco de Competencia Digital Docente, ello “sugiere la necesidad de replantear la eficacia de una formación TIC poco orientada a la inmersión digital del docente y al uso didáctico de los nuevos medios”.

El especialista en tecnología educativa Pere Marquès, de la Universidad Autónoma de Barcelona, ha constatado en sus investigaciones que “en general, los profesores tienen las competencias tecnológicas básicas de todo ciudadano, pero su competencia en el uso didáctico de las tecnologías digitales es muy baja”.

En su opinión, la formación “debe estar muy centrada en mostrar al profesor actividades de enseñanza y aprendizaje (listas para aplicar al día siguiente en el aula) que se pueden hacer con los medios digitales y que resulten sencillas, de gran potencial didáctico, con gran valor añadido respecto a otras actividades que se pueden hacer sin TIC”.

Ocurre que todo el foco de las Adminsitraciones está puesto en formar al profesorado en ejercicio. Pero ¿qué ocurre con el profesorado en potencia, el que aún está en las facultades de Educación?
El profesor Jesús Manso, de la Universidad Autónoma de Madrid, reconoce que en la formación inicial no se está abordando el uso pedagógico de la tecnología.
“Los alumnos son ya nativos digitales y están puestos al día en cuanto al uso de los soportes y la búsqueda de software, pero el uso pedagógico de esas herramientas no lo conocen”, apunta.
“Los profesores que tienen en la facultad no controlan de tecnología”, señala. Por ello, “deberían participar en su preparación otros agentes expertos en generacón de recursos, diseño de software, etc”.

Para Sonia Martínez, de la Universidad Europea de Madrid, el problema de fondo es que “quienes imparten formación en innovación educativa lo hacen de una manera muy poco innovadora”. Y matiza que no toda la innovación pasa por la tecnología. Para ella, la perseguida renovación docente en las formas de enseñar en los colegios empieza por la renovación de eso mismo en las aulas de Magisterio.

La ola de las tabletas

  • Sí, parece que están de moda, pero los expertos aseguran que han llegado para quedarse; que la metodología que se instaurará en las aulas de los próximos años irá de la mano de las tabletas y la pizarra digital.
  • Se manejan cifras de 40.000 tabletas –la mayoría iPad–, en los centros, aunque en muchos el trabajo con cada una se hace en grupos.
  • Cumplen la misma función que los portátiles, aunque son más cómodas para todo menos para escribir.
  • Según el Instituto de Tecnología Educativa de CECE, hay menos contenidos para iPad porque no admite el formato en el que están hechos los libros de texto.
  • El especialista en tecnología educativa Pere Marquès, de la UAB, tiene en curso una investigación sobre la enseñanza con tabletas en 39 centros. Éstas son algunas conclusiones preliminares:
  • La mayoría cree que, bien utilizadas, contribuyen a mejorar los aprendizajes en general, pero sólo la mitad, que se mejora el rendimiento académico (las notas).
  • Impacto positivo: alta motivación; facilita el aprendizaje autónomo; mejora la comprensión; favorece la creatividad; anima a la investigación.
  • Problemas: al profesorado le falta tiempo y formación.

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