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Sobre el poder y la autoridad del director (1)

Martes, 27 de mayo de 2014
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Por estas fechas se están renovando los equipos directivos de muchos centros públicos. Conviene decir algo al respecto por el bien de la mal llamada comunidad educativa, o sea, padres, profesores y alumnos. Si tuviera que adoptar una sola medida en materia educativa, que fuera fácil de aplicar y que reportase resultados inmediatos, sin duda, sería colocar al frente de cada centro a un verdadero líder. Influir sobre los más de 600.000 profesores de nuestros colegios no es tarea fácil, sin embargo, los 26.000 directores me caben en La Romareda e, incluso, en El Molinón.

¿Poder o autoridad? Es uno más de esos falsos dualismos tan frecuentes en Educación. Poder y autoridad porque ambos se complementan, más aún, retroalimentan. El poder sin autoridad exaspera, pero la autoridad sin poder se torna estéril, ineficaz, inútil. Qué daño ha hecho a la Educación española de las tres últimas décadas el desapoderamiento al que han sido sometidos los directores de los centros públicos. Qué gran mérito el ejercicio de la autoridad cuando no tienes poder de decisión, libertad de actuación…

Arriba y abajo, de izquierda a derecha es difícil encontrar una organización profesional en la que sus miembros elijan democráticamente a sus jefes. En el sector privado, por supuesto, pero en el tercer sector y en el sector público, tampoco. Multinacionales, empresas grandes o pequeñas, ONG, fundaciones, la Administración… cuando lo que se busca es una gestión eficiente, se elige al más adecuado para el cargo, no al más popular. Si se busca otra cosa, entonces sí. Es una pena que voces y organizaciones que deberían estar aquí sean ahora rehenes de un democratismo –democracia es otra cosa– que, al final, pagan los usuarios, las familias.

No conozco escuela de negocios que apueste por una dirección democrática: si fuera eficaz tengan por seguro que Zara permitiría a los empleados elegir a sus jefes de tienda. Fuera de nuestras fronteras tampoco era normal lo nuestro. Según la OCDE, en casi todos los países la elección del director es responsabilidad de una instancia en todo caso ajena al propio centro. Parece que la Lomce pondrá orden a tanto desvarío. Esperemos.

La semana que viene hablaremos sobre la autoridad.

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