Adaptar las vacaciones a las necesidades del niño
Nos encontramos inmersos en un trimestre muy largo. El hecho de que este año la Semana Santa sea muy tarde hace que haya más de tres meses seguidos de clase. Esto reabre el eterno debate sobre el calendario escolar. ¿Son demasiado largas las vacaciones de verano? ¿Se podrían fragmentar a lo largo del curso? Un debate en el que opinan los expertos y las familias.
La tendencia en el resto de Europa es disfrutar de más periodos de descanso durante el curso y unas vacaciones de verano más cortas, en pro de facilitar la concentración de los niños. “Vemos como nuestros hijos en estos trimestres tan largos se les ve muy alterados. Es muy difícil que guarden una concentración. No es bueno el calendario actual, no es el más adecuado, porque hay mucha descompensación.”, se lamenta Jesús María Sánchez, presidente de CEAPA (Confederación Española de Padres y Madres de Alumnos). Además es ya una evidencia, según diversos estudios, que las diferencias entre alumnos que se van acercando durante el curso, vuelven a surgir tras el largo verano.
Desde la confederación se apuesta por otra organización del calendario escolar. Si el número de horas diarias de clase se acortarse y el número de días se organizase de otra forma, sería más llevadero y causaría menos fatiga en el alumnado. De hecho CEAPA, denuncia que el modelo de jornada única, en aquellos centros donde se está implantando ya desde hace muchos años, se ha visto que no es buena.
Con la mirada en Europa, observamos que Finlandia, país que cosecha los mejores resultados en PISA, ofrece 626 horas de clase frente a las 875 horas de España y en ambos países los escolares disfrutan de un largo verano. Países Bajos sigue a Finlandia en los resultados de PISA y sin embargo cuenta con gran número de horas de clase por curso (940) y pocos días de vacaciones incluso en verano.
Menos días lectivos
La generación de los padres actuales estuvimos escolarizados 210 días al año. En la LOMCE, en el Art. 81, establece: “El calendario escolar, que fijarán anualmente las Administraciones educativas, comprenderá un mínimo de 175 días lectivos para las enseñanzas obligatorias. En cualquier caso, en el cómputo del calendario escolar se incluirán los días dedicados a evaluaciones dispuestas en los artículos 20.3, 21, 29 y 36.bis de esta ley orgánica”. A partir de aquí las Comunidades Autónomas tienen la última palabra. Las oscilaciones van desde los 172 días de clase en la ESO en Galicia o Navarra a los 180 días en Primaria en Andalucía, según datos de CEAPA. Con lo que observamos que, en ocasiones, no se respeta el mínimo establecido por la ley, como denuncia CEAPA.
De cara a evitar trimestres tan lagos como en el que nos encontramos parece haber un consenso en el papel, aunque en la realidad estamos muy lejos del modelo europeo. Desde el colectivo de los profesores, Carlos López, secretario general de FETE-UGT (Federación de Trabajadores de la Enseñanza) aboga por racionalizar el calendario escolar, es decir, “intercalar cada mes y medio, un periodo de una semana para que sirva como descanso del alumnado, pero también para realizar una evaluación, de lo realizado en este periodo de clase, para incidir en aquellos temas que necesitan ser reconducidos para unos mejores resultados”.
El representante de FETE, también ve un problema importante en la climatología de nuestro país “No es lo mismo Noruega que España y nosotros consideramos que hay meses en España que es complicado tener al alumnado en clase por la propia climatología, mucho más cuando no están adaptados los centros al calor”.
Desde la Confederación de Padres se reclaman unas vacaciones de Navidad más cortas. “Creemos que el día 2 de enero tendría que haber clase. A nosotros nos parece que deberían recortarse y ponerse en otra fecha buscar un poco el equilibrio y tener otra semana para intentar compensar”. Respecto a la Semana Santa pone sobre la mesa el problema de las familias en las comunidades autónomas donde las vacaciones escolares son la semana siguiente. “Nosotros siempre hemos dicho que esto modelo conciliador de la vida familiar y laboral no es. Porque si los padres tenemos las vacaciones en esa semana , que hacemos con los niños la semana siguiente.”, se queja Jesús María.
conciliación
Los profesores disfrutan de 21 días de vacaciones en Navidad, entre 7 y 8 días en Semana Santa y todo el mes de julio y agosto. ¿Hay posibilidades de conciliar? Jesús María Sánchez, de CEAPA, no lo ve claro: “Hay un espacio de tiempo muy grande en el que nosotros no podemos estar pendientes de nuestros hijos por nuestras obligaciones laborales”. “Yo entiendo que los profesores tienen un único mes de vacaciones que es en agosto pero en julio en el colegio no hay nadie. Esto se tendría que regular de alguna manera”.
Jesús María nos da un ejemplo: “Ya en una comunidad se propuso que en el mes de julio hubiera clases de apoyo para el alumnado que tuviera dificultades durante el curso. Pero fue un globo sonda que no fue muy bien aceptado por los sindicatos de la enseñanza. Yo entiendo que los representantes de los trabajadores de la enseñanza velaran por sus intereses. Aquí habría que ver hasta que punto esos intereses particulares son interés general.”
Por su parte, Carlos López, nos pone el ejemplo de Francia que “en estas semanas de descanso los alumnos pueden ir al centro a la biblioteca o a hacer actividades extraescolares y el centro está abierto pero sí que hay un descanso en su horario lectivo”.
TESTIMONIOS
Natalia Álvarez-Barón Stoof
Médico de familia y madre de dos hijos
“Mi familia procede de Holanda. Allí tienen una semana de vacaciones en Navidades, dos en Carnaval, no tienen Semana Santa y tienen un mes y medio de vacaciones en verano. Para padres que trabajamos me parecen mucho mejor las vacaciones que hay en el norte de Europa, porque tienes que organizarte menos tiempo de vacaciones. Las semanas sueltas se organizan con campamentos o actividades que hay en los propios colegios… utilizando las instalaciones de los colegios, no con los profesores pero sí con actividades en los colegios. En ese tiempo los niños no necesitan madrugar tanto y tienen un sitio donde organizarse los padres.
Con mes y medio de vacaciones vuelven al colegio con “la neurona menos torpe”. Con tres meses no saben ni sumar ni restar”.
Arancha Ruiz González
Secretaria de dirección y madre de dos hijos
“A mí me parece más complicado solucionar el problema con los niños en semanas sueltas durante el año, porque llueve y hace frío, que la organización durante las vacaciones estivales. En verano el clima acompaña más para estar al aire libre. Además tampoco es fácil para mi en el trabajo coger vacaciones una semana en medio del curso cuando, a lo mejor, coincide con balances finales.
Según está la situación laboral, para mí es más fácil que las vacaciones escolares se centren en el verano. Yo prefiero los días sueltos que hay ahora, a que se establezca una semana entera sin clase en mitad del curso. Al ser más mayores, un día suelto de fiesta les ayuda a despejarse y descansar y no me supone el tener que buscar una actividad para ellos.
Miguel Ángel Valero
Profesor de infantil y primaria y padre de tres niños
“Las vacaciones escolares están “organizadas” para que coincidan con los finales de trimestre, aunque las del segundo trimestre (Semana Santa), no siempre coinciden. Con esto se intenta que los niños no arrastren demasiado cansancio. Por otro lado durante los últimos días de clase en junio, si hace mucho calor, los niños no aprovechan el tiempo debidamente. Muchos padres estarían encantados de que prolongase la jornada durante el verano, pero no todos con la misma finalidad. Todo es susceptible
de cambio, siempre que sea consensuado entre todas las partes y sirva para mejorar la calidad educativa de nuestros hijos. En mi opinión, como padre y docente no me parecería mal que parte de las vacaciones de verano se repartiesen en los otros periodos vacacionales”.