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"Enseñarles a vivir también es enseñarles la cara amarga de la vida"

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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Pilar y Carlos están casados y son padres de
Adrián (14) y Paula (12). Llevan casi 20 años dedicados
a la enseñanza, tratando con adolescentes.
Pilar es pedagoga y trabaja como profesora
y orientadora. Han escrito varios libros.

Autor: MARTA SERRANO

P. ¿Es más fácil ser padre o ser hijo?
R. El incisivo Quino le hace decir a Mafalda una gran verdad: «Padres e hijos reciben el título el mismo día, pero ninguno de ellos ha asistido a un curso para ejercer su profesión».
¿Deben los padres ser los mejores amigos de los hijos?
Aprendemos a ser padres enseñando a nuestros hijos a ser hijos.
Los padres tienen que ser mucho más que sus mejores amigos, tienen que ser padres con todo lo que ello significa. «Yo necesito padres –nos decía un adolescente–; amigos ya tengo muchos».

P. ¿Es positivo darle a los hijos algún capricho de vez en cuando como premio a su conducta o comportamiento?
R. Sí, es positivo dar a nuestros hijos un capricho de vez en cuando, pero no como un premio a su conducta o comportamiento. Tenemos que acostumbrarles a entender que las conductas positivas son un premio en sí mismas. Eso no quita que de vez en cuando introduzcamos lo extraordinario en lo ordinario.

P. ¿Es cierto que los niños eran más felices antes?
R. En cierto modo, sí. La sociedad en la que vivimos ha cambiado el concepto de felicidad. Ahora la ciframos en el tener y pensamos que si llenamos a nuestros hijos de cosas van a ser más felices. Esto lleva al efecto contrario, a la infelicidad, a una insatisfacción crónica en la que han caído muchos niños actualmente. Darles de todo no es darles la felicidad.

P. Qué decir a los padres en ese momento en que están hartos de cambiar pañales o de luchar para que el bebé coma…
R. Ningún padre se puede permitir el lujo de «estar harto» de sus hijos. Es demasiado importante su labor como para tirar la toalla. Puede haber situaciones que nos superen por las características peculiares del niño, por nuestra situación personal, por falta de formación… En ese caso debemos tranquilizarnos, analizar las causas, y, finalmente, siempre con una sonrisa, aplicar la solución.

P. ¿Y qué decir a los padres de adolescentes rebeldes?
R. Los hijos crecen y hay que dejarles crecer. La rebeldía es inherente a la adolescencia. La evolución normal de un chico o una chica pasa por esta etapa, ni mejor ni peor que otras, simplemente diferente. Los padres debemos actuar con la serenidad que les falta a ellos y encauzar correctamente esta rebeldía.

P. Ahora que comienza el curso, ¿debemos visitar al profesor de nuestro hijo aunque vaya bien?
R. Que nuestro hijo vaya bien académicamente no significa que no necesite mejorar porque la educación no se limita al boletín de notas, sino que debe incidir en todos los aspectos de la persona: la voluntad, los sentimientos, el comportamiento, la sociabilidad, el carácter, las relaciones familiares, las amistades, etc. Una entrevista al trimestre es lo mínimo, sin menoscabo de acudir al colegio cuando estimemos oportuno.

P. ¿Qué hacer cuando se observa un cambio repentino en el comportamiento de nuestro hijo?
R. Lo primero que debemos comprobar es si está dentro del proceso evolutivo propio de su edad. En ese caso, nos esforzaremos por acompañarles en su maduración y ayudarles a entender sus cambios. Si no es así, hay que buscar las causas para ponerles solución lo antes posible. En el caso de que veamos que la situación nos supera, hay que buscar ayuda externa (médico, profesor, psicólogo…).

P. ¿A qué edad se le puede contar a un niño un problema como la enfermedad de un familiar o que en casa no hay dinero para hacer ese viaje a Eurodisney que tanta ilusión le hace?
R. Siempre que ocurra aunque teniendo en cuenta la edad y las características del niño. Hay que hablarle con un lenguaje que él pueda entender y sin transmitir ansiedad o preocupación excesiva. Nunca debemos mantenerles en el engaño aunque sean situaciones duras y difíciles. Enseñarles a vivir es enseñarles también la cara amarga de la vida.

P. Cuando de repente descubrimos que nuestro hijo nos miente constantemente,¿cómo debemos actuar?
R. Deberemos analizar cuál es el verdadero motivo por el que miente. Si lo hace para eludir un castigo, deberemos revisar cómo le castigamos; si descubrimos que no acepta la realidad, tendremos que enseñarle a aceptarla; si lo que pretende es quedar bien ante los demás o llamar la atención, nos comprometeremos a reforzar su autoestima; si busca agradar a sus padres, es decir, a nosotros, revisaremos nuestras relaciones familiares.

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