“No podemos dejar que sea el menor el que se limite"
Alicia García de Pablo es la psicóloga que está impartiendo los talleres de la campaña ;ControlaTIC sobre tecnoadicciones en los centros de Castilla-La Mancha a más de 10.000 alumnos.
¿Dónde radica la importancia de estos talleres?
Nadie pone en duda las ventajas que tiene internet, lo que no implica que lo usemos de forma segura y cada vez más las personas que trabajamos con jóvenes estamos viendo que hay un mayor número de chicos que abusan, que hacen un uso inadecuado de las nuevas tecnologías. Este uso abusivo puede degenerar en un momento dado en problemas graves de adicción. Hace un tiempo se llevó a cabo una investigación europea –denominada EU-NET-ADB– que afirmó que España era el país en el que había un mayor porcentaje de jóvenes en riesgo de desarrollar conductas adictivas a internet (21,3%), mientras que un 1,5% ya las habían de-sarrollado.
¿Por qué España está en esta posición de cabeza?
No es fácil responder a esto, lo que sí puedo decir es que de los jóvenes que estaban en riesgo de desarrollar este problema había un porcentaje importante que tenía problemas a la hora de utilizar las redes sociales –uso excesivo–. España es uno de los países, se ha visto ya en otros estudios, en los que los jóvenes utilizan más las redes sociales, entendemos que por nuestra manera de ser, por la importancia que le damos al tema de la comunicación, de las relaciones con otros.
En qué consisten los talleres que impartes en los centros educativos?
Se trata de ofrecer información a los menores con la que cada uno pueda evaluar su comportamiento, el uso que hace de internet para ver si está haciendo un buen uso, un mal uso o tiene un problema de abuso o adicción. Les traslado información de cuáles son los síntomas, las señales de alarma. Trabajo mucho con ejemplos prácticos de herramientas que están usando ellos: Whatsapp o juegos como el Clash of Clans con ejemplos muy prácticos de en qué se traducen esos síntomas para que una vez que hemos descrito el problema expliquemos qué se puede hacer para prevenirlo y, si uno lo tiene, cómo solucionarlo.
¿Mal uso y adicción no es lo mismo?
No, el mal uso es cuando se empiezan a tener consecuencias negativas por el uso que se está haciendo de la tecnología. Cuando hay un problema de adicción es un paso más. Entendemos que, a pesar de esas consecuencias negativas que ya se están manifestando, se sigue con el mismo comportamiento. Cuando hablamos de adicción, el uso de las TIC interfiere notablemente en la vida diaria del menor. Además cada vez necesita conectarse más y tiene esa sensación desagradable, negativa si no se puede conectar.
Los talleres son para los menores, pero ControlaTIC incluye también una guía didáctica para familias y otra para profesores.
Sí, claro, no podemos poner la responsabilidad en el menor de que sea él el que se limite, que solo sea él el que se controle cuando esté usando internet. Para autocontrolarse, que es el objetivo final, primero en casa y en el colegio nos tienen que haber marcado unos límites. Y somos nosotros como padres, como educadores, los responsables de enseñarles a hacer ese buen uso, lo que no significa que tengamos que manejar técnicamente muy bien las nuevas tecnologías, pero sí que tenemos que marcar unas pautas igual que las marcamos en otros aspectos de la vida de los menores como cuándo y por cuánto tiempo pueden salir a la calle, por ejemplo.
¿Cómo reaccionan padres y profes a la campaña?
Padres y profesores entienden que es una acción importante y necesaria. Los profesores me dicen que ven chicos en los que están notando cómo el uso excesivo que están haciendo de las TIC interfiere en sus horas de sueño y repercute en cómo se encuentran por las mañanas, por ejemplo. Una de las señales de alarma que tenemos es precisamente esta, que el uso de la tecnología interfiera en actividades importantes como el sueño. El otro día una profesora de un cole me contó que uno de sus alumnos hasta se llegó a dormir en clase. Como tenía confianza con ella habló con él y le llegó a confesar que estaba hasta las 2 y las 3 de la mañana jugando, que era el momento en que podía jugar libremente porque así sus padres no le decían nada. Él se lo reconoció, pero le pidió por favor que no dijera nada a sus padres porque no quería dejar de jugar. Por tanto ves que padres y profesores se dan cuenta de que este uso inadecuado está afectando a los menores, de ahí lo acertado de esta campaña que entiende que es necesario hacer conscientes a los adolescentes de la importancia de hacer un uso adecuado.
¿Y los alumnos cómo viven los talleres?
Al principio cuando empiezas a hablar de este tema se ponen un poco como a la defensiva porque creen que lo que vas a decirles es que no está bien que utilicen el Whatsapp, que no está bien que se abran o tengan un perfil en Instagram o que utilicen los videojuegos. Pero les insisto mucho en el mensaje de que ese no es el objetivo, que, de hecho, nos preocuparía si no utilizaran internet. Lo que queremos es que tengan en cuenta una serie de pautas para que algo que es positivo, como es el uso de internet, no se convierta en algo negativo porque empiecen a perder el control y a afectar a actividades de su día a día. Es verdad que reconocen, sobre todo cuando hablas del tema del móvil, que no lo apagan por las noches o cuando están estudiando. Todavía relacionan el control con no poder usarlo y yo creo que el reto que tenemos ahí, y hay que transmitir este mensaje a los padres y a los adolescentes, es que no se trata de prohibir, sino de marcar límites, de aprender espacios y momentos en los que es adecuado usar un dispositivo y aquellos en lo que no lo es.
¿Qué te suelen preguntar los alumnos?
Es habitual que te digan que conocen a alguien que tiene los síntomas que estamos comentando y te preguntan qué pueden hacer, que si es bueno hablarlo con los profesores o con ellos directamente, aunque creen que sus amigos no les van a hacer caso. Esto me lo dicen muchas veces.
Lo que también es cierto es que muchas veces los adultos no damos precisamente un buen ejemplo de uso de las nuevas tecnologías.
Justo esta mañana hablaba con unos profesores de esto y me decía el director del centro “que somos nosotros los que tenemos también que analizar nuestro comportamiento”. Me contaba que la semana pasada tuvieron una reunión de padres y que muchos plantearon precisamente este problema, que estaban preocupados porque sus hijos estaban todo el día en internet con el móvil. “Y en primera fila tenía a dos padres sentados que no soltaron el teléfono en todo el tiempo”, me contaba. Es verdad que somos los primeros que tenemos que ver hasta qué punto nuestro comportamiento respecto al uso de las tecnologías está siendo adecuado porque al fin y al cabo somos un modelo. No podemos estar diciendo que en la mesa no se usa el móvil cuando soy yo la primera que, si me llega un Whatsapp, me levanto a verlo.
¿Tú, que llevas años trabajando en este campo, has visto algún avance?
Los jóvenes nos dan muchas vueltas a la hora de manejar técnicamente el aparato o de entender la aplicación o de saber cuál es el último juego que ha salido. Es verdad que cada vez están más concienciados de los peligros tanto a nivel de privacidad y seguridad, como también es cierto que van teniendo esa idea de que no está bien usarlo todo el tiempo porque en un momento dado puede afectar. A nivel de padres todavía está muy presente la idea de que la mejor manera de evitar estos problemas es prohibir. Sobre todo porque cuando no entendemos algo, si estamos más alejados del tema, sale esa prohibición como forma de erradicar el problema y yo creo que, como te decía, el objetivo no está en prohibir sino en marcar límites. Hay un gran distanciamiento entre lo que es el conocimiento que tienen los padres, los profesores y los alumnos. Y evidentemente hay que acercar, no hay que ser un experto en informática como padre o educador, pero sí que tenemos que saber cuál es el manejo, qué uso están haciendo, sobre todo para poder marcar esos límites y no prohibir.