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Reinventando el papel de las AMPA en los centros

Por José Mª de Moya
Martes, 25 de noviembre de 2014
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Una vez más afloran evidencias empíricas que ponen cifras a lo que hasta ahora eran intuiciones pedagógicas o puro sentido común. Se trata del estudio La participación de las familias en la Educación escolar, elaborado por media docena de universidades con el aval del Consejo Escolar del Estado. Su principal conclusión es que la participación formal de los padres en los centros, a través del Consejo Escolar y el AMPA, no influye en los resultados escolares de los hijos. Por el contrario, la participación informal (supervisión de tareas escolares, conversaciones con los hijos…) sí incide y de forma muy significativa en la mejora de los resultados.

En el análisis del estudio que realiza Adrián Arcos en página 5 se destacan los tres inputs familiares que más inciden: sentir los colores del colegio, estar encima del niño y susurrarle al oido “tú vas a llegar lejos”. Es lo que el estudio define como sentimiento de pertenencia, clima educativo supervisado y aspiraciones académicas. Por poner algún ejemplo concreto, hablar con tu hijo sobre la marcha del curso mejora el rendimiento académico en matemáticas, según PISA, casi 60 puntos, para entendernos, lo correspondiente a dos cursos escolares. Y más en concreto, comer en familia mejora 45 puntos el rendimiento, o sea, curso y medio.

Pero, aún más, el informe no se apiada y revela algo sorprendente incluso para los “ampaescépticos”. Resulta que los perfiles de padres con niveles más altos de pertenencia al AMPA y al Consejo Escolar se corresponden con aquellos que muestran un menor sentimiento de pertenencia al centro, una comunicación menos fluida con sus hijos y niveles inferiores en la realización de actividades culturales de apoyo al centro. Como para apuntarse al AMPA… (sic).

El debate político-educativo sobre la participación de las familias –como otros tantos– siempre ha sido interesadamente polisémico. Por ejemplo, la participación que defiende Ceapa nada tiene que ver con la que defiende una escuela de padres, un gabinete de orientación familiar o tu suegra. Ceapa piensa en intervención política en la gestión del centro, mientras que una escuela de padres o tu suegra piensan en cómo intervienes tú en la “gestión” de tu hijo.

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