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“El coaching habla con la persona, no con el estudiante o con el profesor”

Pilar Martín Zafra y Carlos Melero señalan que el docente debe potenciar su capacidad de escucha, para situarse en la realidad del alumno, y establecer relaciones más productivas en clase.
Gema EizaguirreMartes, 20 de enero de 2015
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El fenómeno del coaching se extiende a todos los ámbitos de la sociedad. En el campo de la Educación ya está presente en centros con modelos innovadores de Educación, que buscan la formación integral de alumnos y profesores, y no sólo académica. Carlos Melero, procedente del mundo empresarial multinacional, y Pilar Martín Zafra, de los RRHH y el desarrollo personal en el sector educativo; aúnan su larga experiencia y la orientan al mundo de la docencia en su empresa Go4it Desarrollo del Talento (go4itcoaching.es). Muchos profesores pasan por sus manos para conducirles hacia una acción más eficaz en el aula y en el desarrollo de su alumnado. Aseguran que en su labor con padres, alumnos o profesores, el eje central es siempre el mismo: personas que tratan con personas.

El coaching es más conocido en el ámbito empresarial y deportivo. ¿Qué puede aportar al ámbito de la Educación y al colegio concreto?
Carlos Melero (C. M.). El coaching es una relación profesional que ayuda al cliente a generar nuevas ideas, más útiles que las que ya está usando. En el mundo educativo permite a los docentes establecer potentes relaciones de ayuda con cada alumno. Si nos referimos al modelo de coaching personal y no directivo, éste supone una gran herramienta para que los alumnos aprendan a pensar por sí mismos, encontrar sus motivaciones auténticas, tomar sus decisiones y actuar desde el compromiso consigo mismos.

¿El término coaching aparece por todas partes: “coaching de moda”, “coaching de salud”… ¿Existe uno específico para la educativo o se trata de un método general?
Pilar Martín Zafra (P.M.Z). Las bases del coaching son las mismas, pero el educativo tiene muchas peculiaridades; por lo que es necesario entender muy bien en qué etapa de desarrollo se encuentran los estudiantes. Por ejemplo, son diferentes los retos a los que se enfrenta un alumno de Secundaria o un profesor de Infantil; un padre con un hijo adolescente, o un adolescente ante la elección de sus estudios universitarios. Nuestra labor consiste en proporcionar recursos a las diversas necesidades, una vez conocido muy bien el terreno.

¿El coach en Educación ¿no sustituye, en parte, la labor que ya realiza el psicólogo o el pedagogo?
C.M. La mitad de los coaches que conozco son psicólogos formados específicamente en coaching, por lo que deduzco que algo nuevo les aporta esta formación. Como tantas otras profesiones, existe un nivel de especialización que dota al profesional de mayor maestría. En los centros, creo que coaching y psicología son tareas que se complementan y deben ser realizadas por profesionales formados en una y otra profesión.

¿Qué formación académica y práctica tienen un coach profesional para hacer esta labor educativa?
C.M. Creo que un coach debidamente capacitado debe tener ciertos conocimientos, pero es esencial que además tenga una especial visión del mundo. O sea, para ayudar a otro a crecer desde el respeto, el conocimiento y la aceptación propios, es necesario que el coach haya sido capaz de hacerlo consigo mismo, y sienta ese respeto y aceptación por el otro. Para lograrlo es necesario “ser” y no sólo “saber hacer”.

Eso debe resultar complicado con adolescentes…
C.M. Sí. En el caso de los adolescentes es algo especialmente crítico porque nosotros, como adultos, tendemos a educar, y el coaching es un acompañamiento a la persona, no un proceso educativo. Comprender un pensamiento contrario a sus ideas puede ser muy complicado para un adulto. Para que un coach pueda realizar su trabajo de forma excelente, primero debe ser (en su acepción más amplia) coach para establecer la relación de acompañamiento a la persona, y desde ahí aplicar las técnicas que potencien esa relación. Luego, la práctica es, por supuesto, importante para avanzar hacia la excelencia profesional.

¿Qué razones les mueven para pasar de la empresa a la Educación?
P.M.Z. La dedicación de nuestra empresa a este ámbito surgió por el convencimiento y la apuesta de varias personas provenientes del sector educativo. Ellos veían con claridad cómo el coaching podía potenciar a los profesores para que ellos incidieran en la mejora del rendimiento de su alumnado. También existía la necesidad de aportar soluciones en un ámbito en el que los datos de estudios son, por lo general, desalentadores.

Lo muestran como un medio para vencer el abandono escolar, pero ¿supone también una ayuda para los alumnos brillantes?
P.M.Z. El etiquetado de alumnos brillantes o menos brillantes no casa demasiado con la esencia del coaching. En un modelo basado en las evaluaciones, no hay nada más elevado que la nota máxima, pero en la vida esto no funciona así. Siempre se puede ser mejor, estar más a gusto con uno mismo y hacer lo mismo de forma más satisfactoria. El coaching habla con la persona, no con el estudiante. Se puede mejorar la experiencia de vida, y esto influye en los estudios, pero sobre todo en la persona.

¿Cuál es el proceso más eficaz de introducción de un coach en el centro educativo?
P.M.Z. No existe un proceso concreto para llevarlo a cabo, pero sí tiene sentido empezar por el equipo directivo y los profesores. El coaching permite múltiples aplicaciones: individual y grupal. Individual, proporcionando herramientas a los profesores para que a su vez las apliquen individualmente o en aula, y de equipos, para trabajar con equipos constituidos que tengan objetivos comunes.

¿Qué mejoras se suelen apreciar tras sus sesiones?
C.M. En primer lugar la apertura. Las personas ven más que antes, tienen más opciones y actúan con mayor sensación de libertad y compromiso. Luego, los profesores empatizan más con los alumnos, y la Educación se realiza desde el respeto, por lo tanto hay menos conflictos. Los alumnos ven en los profesores un referente de pensamiento y todos comprenden mejor al de enfrente. Los participantes en los procesos de coaching descubren su potencial y están más cómodos con su situación y sus propias ideas. Respondo con una pregunta: ¿Cómo sería la convivencia de un grupo cuando los unos comprenden que el otro tenga ideas propias aunque no las comparta?

¿Los profesores deberían desarrollar algunas habilidades para que sea más efectivo su trabajo?
P.M.Z. Los profesores necesitan múltiples habilidades para manejar un aula, pero si tuviéramos que destacar las que el coaching puede proporcionales serían: la capacidad de escucha, que les permite situarse en la realidad del alumno; la capacidad de establecer relaciones más productivas en el aula; y una comunicación más efectiva. Los fundamentos de estas habilidades se pueden adquirir en varias horas de formación; la adquisición de las mismas, como todo hábito, requiere más tiempo, pero en varios meses se pueden adquirir con cierta destreza.
C.M. La aplicación de un modelo, al que llamamos Observador Múltiple, genera resultados inversos al que provoca el efecto Pigmalión, según el cual, cuando las personas se etiquetan unas a otras, se están limitando. A través del coaching, las personas rompen los prejuicios y son capaces de diferenciar las conductas, de las personas.

¿Cómo es la aceptación en España y en el resto de Europa?
P.M.Z. El coaching se empieza a aplicar en nuestra realidad educativa, pero lleva su tiempo. Muchos centros comienzan con talleres para ampliarlo luego al Claustro en su conjunto.

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