Innovar es crecer por dentro
La innovación educativa y todos sus derivados es, sobre todo, necesaria para el que la desarrolla, o sea, para los docentes. Esa es mi tesis y no vean una pizca de ironía porque no la hay.
En ocasiones anteriores he cuestionado la eficacia, al menos en términos de resultados, de muchas de las innovaciones educativas que se discuten actualmente en foros y congresos. La realidad es que aún apenas hay datos y que se están construyendo numerosos proyectos educativos sobre utopías y no sobre realidades. ¿Alguien sabe si mejora el aprendizaje una metodología basada en trabajo colaborativo? ¿O en trabajo por proyectos? ¿O en dispositivos móviles? Por mucho que sirvan de palanca motivadora, no será suficiente si no aprenden más, si no adquieren más conocimientos y competencias.
Nadie duda de que la jornada escolar resulta mucho más placentera y estimulante trabajando en corro y con una tablet en la mano, pero insisto en la impertinente pregunta: ¿aprenden más? Y en el otro orden, ¿contribuyen a una mejor formación integral de la persona? No se trata de innovar por innovar sin saber muy bien hacia donde queremos dirigirnos, caminando en círculo o a la deriva, dejándose llevar por modas –tendencias, lo llaman–, a golpe de impulso emocional o corazonada.
Innovar sí, pero con sentido, con dirección. Porque necesitamos innovar como el respirar. Las recientes corrientes pedagógicas, acertadas o no, han servido para levantar de sus asientos a muchos docentes aplastados por la rutina y a punto de tirar la toalla. Son muchos los eventos que cada año recogen e inspiran innovaciones educativas. Quiero mencionar tres citas obligadas para quienes necesiten renacer profesionalmente: Congreso de Innovación Educativa ENAP, promovido por la Fundación San Patricio; Congreso Internacional de Pensamiento ICOT, promovido por el Grupo Educativo COAS; y Congreso Internacional de Innovación en la Educación “Innovar es Crecer”, promovido por la Fundación Arenales. Este último y más inmediato, ha logrado traerse, ni más ni menos, que a Richard Gerver, experto en liderazgo y cambio organizativo, y a Robert Swartz, director de The National Center for Teaching Thinking.