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“Aunque Podemos se ponga la camiseta de la escuela pública, puede cargársela”

El consejero de Castilla-La Mancha, Marcial Marín, cree que partidos como Podemos, que enarbolan la bandera de la libertad, “lo único que hacen es cargarse aquello que funciona, que es todo el sistema educativo”.
José Mª de MoyaMartes, 3 de febrero de 2015
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(Foto: Jorge Zorrilla)

Marcial Marín gestiona la Educación de una comunidad que hereda una larga trayectoria de nefasta e ideológica política socialista. A pesar de esa herencia, de la crisis y del déficit, ha logrado enormes avances en resultados escolares ajustando el gasto.

Castilla-La Mancha ha reducido el abandono educativo en más de 10 puntos, ¿se debe esto a que la crisis ha forzado a muchas personas a reengancharse a los estudios?
Cuando llegamos al Gobierno, la brecha era de 5,2 puntos y estábamos los segundos en cuanto a abandono prematuro. Ahora, esta brecha se ha reducido a 0,3 puntos. Esta reducción nos ha permitido pasar de ser los segundos a estar entre los primeros, en torno al octavo puesto del ranking. Mientras que la media nacional se ha mantenido, no­sotros hemos reducido el abandono. Y en Castilla-La Mancha todavía nos encontramos con el mayor déficit de España. Si hemos reducido tanto esa brecha con respecto a la media nacional, significa que hemos hecho algo distinto, como los planes de refuerzo, el Plan de Empleo Juvenil, el Programa Escuela Extendida-Mochila Digital o el plurilingüismo.

Una reducción en un contexto de ajuste…
Todas las comunidades han hecho ajuste. En el caso de Castilla-La Mancha, al estar por cuarto año consecutivo con el mayor déficit y una deuda acumulada de casi 12.000 millones de euros, debía demostrar que sabía ajustar lo superfluo. A pesar de haber hecho el mayor ajuste de toda España, hemos conseguido la mayor reducción de las cifras de tasa de abandono.

También habéis creado 20 aulas de integración de alumnos con trastornos del espectro autista. ¿En qué consiste ese proyecto?
Tenemos que apostar por los alumnos excelentes y por los que tienen dificultades, pero también hay que ayudar a aquellos con necesidades educativas especiales y, en especial, tenemos un colectivo importante de alumnos con trastorno del espectro autista. Hemos visto que apenas progresaban y apenas se integraban con el resto de sus compañeros. Por eso pensamos que una forma de integrarlos y de romper esa brecha era crear esas aulas TEA tanto en los centros de Infantil y Primaria como de Secundaria.

Otra de las medidas estrella ha sido la Ley de Autoridad del profesorado. Esto es el fracaso de la pedagogía porque, realmente, que haya que garantizar por ley la autoridad es un fracaso, ¿no cree?
Es un fracaso de todos. Antes los profesores eran una autoridad y ahora, tener que hacer una ley es algo forzado. Pero es necesaria porque si no se va a perder el clima de trabajo y el respeto al profesor; y esta ley convierte al profesor en autoridad, que tiene la presunción de veracidad en todo lo que hace y que va a recibir apoyo jurídico. Esto sirve para padres y alumnos tengan claro que el profesor es la máxima autoridad en el recinto escolar y que, si es respetado, va a crear un clima de esfuerzo beneficioso para los alumnos.

Tampoco les ha temblado la mano en modificar el sistema de acceso a la función docente igualando el valor de la nota y la experiencia. Esto les ha costado muchas críticas desde organizaciones sindicales muy cercanas ideológicamente como ANPE.
Al final nosotros queríamos darle más importancia a la nota y logramos un equilibrio con el que conseguimos el apoyo de la mayoría de los sindicatos. Pero esto supuso una revolución positiva para que tengamos a los mejores profesores en las aulas. Además de convocar oposiciones, 203 plazas en Infantil y Primaria y 350 en enseñanzas medias, al reordenar a bolsa de interinos, van a entrar aquellos que hagan un buen examen. Antes, los que tenían buena nota sin experiencia no entraban y viceversa y esto era una injusticia.

¿El 20% que vale la formación puede ser impartido por los sindicatos?
Sí, pero de manera muy controlada y muy dirigido a la formación en idiomas.

¿Cree que la crítica de ANPE fue porque había elecciones sindicales?
En sus planteamientos los sindicatos se vuelven más beligerantes. Pero, en mi etapa como consejero, las reuniones con los sindicatos son semanales.

La Lomce ha cambiado el acceso a la función directiva, ahora la Administración tiene la última palabra ¿ha aumentado el número de candidatos?
Ha aumentado el volumen de oferta y también de los profesores que se sienten capacitados para ejercer como directivos profesionales. Lo malo era tener antiguos modelos de selección de directores que no tenían caducidad en los puestos. Nosotros hemos puesto la caducidad de ocho años máximo y eso significa que nos permite cambiar, reciclar e incorporar nuevos equipos que plantean más proyectos innovadores, mayor autonomía y mejor control y optimización de recursos del centro.

Otro de los temas es el de la zona única. ¿Ha aumentado el número de familias que consigue plaza en los centros de primera opción o sigue todo igual?
Ha aumentado. Además, antes había una barrera: la familia que vivía en el extrarradio no tenía opción de ir a un colegio del centro. Esta medida solo pretende garantizar la libertad de elección de las familias. Muchas familias del extrarradio han conseguido, en el 95% de los casos, que el colegio asignado haya sido el de la primera opción. Muchos han optado por el colegio que más les gustaba y no el más cercano.

En esta época de elecciones, ¿qué supone un fenómeno como el de Podemos desde el punto de vista educativo?
Aunque se pongan la camiseta de la defensa de la escuela pública, son los que pueden cargársela. Bajo la bandera de la libertad, lo único que hacen es querer cargarse aquello que funciona, que es todo el sistema educativo. Es como lo de quitar la segunda vivienda. La Educación no tiene apellidos y el alumno es el pilar principal. Hay que mirar a los ojos del alumno y dejar de mirar las señas del Gobierno que esté en cada momento, o ver si el colegio es público o concertado. El objetivo de una política educativa tiene que ir encaminado a ayudar al alumno sin mirar de dónde procede. En definitiva, ayudando al profesor y al alumno sin diferencia de apellidos y colores, conseguiremos que este país tenga unos recursos humanos que le permitan ser competitivos. Lo demás son dibujos en el aire. Yo creo que las personas, a la hora de echar la papeleta, van a pensar en el futuro de sus hijos y van a tener en cuenta quién les dice la verdad.

El 26 de enero se publicó en el boletín que iban a sacar a concurso la concertación de un colegio en Seseña. Era una medida esperada. ¿Cuál es la filosofía que hay detrás de esa convocatoria?
Desde este Gobierno no entendemos la Educación con apellidos. Todos los centros sostenidos con fondos públicos merecen la elección por parte de las familias. Hemos acabado muchos colegios públicos, pero también queremos dar paso a los concertados. Eso implica darle paso a la iniciativa privada para que haga buenos planteamientos de calidad educativa. Ellos están demostrando que, con menos recursos, se consiguen mayores resultados que en otros centros públicos, lo que no significa que los públicos sean malos. Solo hay que dar nuevas oportunidades.

¿Qué inversión supone para Castilla-La Mancha?
Este colegio [de Seseña] supone un ahorro enorme porque es la propia empresa la que afronta el gasto de origen: la obra y el proyecto educativo. Nosotros, a cambio, les vamos liberando anualmente un módulo de concierto, igual que hacemos con los otros centros concertados. El ahorro es de unos tres millones de euros de golpe para pagarlo en estos módulos en 40 años. Tenemos un 18% de concertados frente a un 82% de públicos, es decir, somos la comunidad que menos concertados tiene. Queda un gran recorrido hasta llegar a la media, que recorreremos en aquellas zonas de crecimiento.

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