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Cambio de roles entre docente y alumno dando la vuelta a la clase

Con el modelo flipped classroom, el docente, a través de su trabajo, renuncia a su posición al frente del aula a favor de una contribución más colaborativa en el proceso de enseñanza, haciendo que los alumnos busquen sus propias soluciones.
Adrián ArcosMartes, 2 de junio de 2015
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“Todos hemos vivido la experiencia de llegar a casa, comenzar a trabajar las tareas y encontrarnos con problemas y dudas para avanzar que no somos capaces de resolver ni con los apuntes de clase, ni con los materiales de apoyo sugeridos por nuestro profesor ni consultando a otros compañeros del curso”. Así expresa el profesor y experto en e-learning, David Álvarez, esta situación tan cotidiana para muchos alumnos. Y a la que se le une la “obligación de las pobres madres de convertirse en expertas en todo o a fracasar ante la mirada de sus hijos”.

Este tipo de situaciones se pueden evitar con la clase invertida (flipped classroom en inglés), un modelo pedagógico en el que la típica clase y la tarea para casa intercambian su papel. Bajo este modelo, “los docentes no envían problemas a la casa, sino conocimiento, y dejan libre el tiempo del aula para que cada alumno, con su ayuda y la del resto de sus compañeros, pueda trabajar sobre las tareas de cada unidad”, explica David Álvarez.

De esta forma, los docentes tienen más tiempo en el aula para trabajar con cada alumno, conocer mejor sus necesidades y sus avances. Por su parte, el alumnado tiene la oportunidad de hacer preguntas y resolver los problemas en presencia del profesor, de modo que se favorece la creación de un ambiente de aprendizaje colaborativo.

En su blog javiertouron.es, el catedrático de Métodos de Investigación y Diagnóstico en Educación en la Universidad de Navarra, Javier Tourón, dedica un amplio espacio a explicar y analizar la clase invertida. Desde su punto de vista, “el término se utiliza para describir casi cualquier estructura de clases que ofrece vídeos pregrabados o podcasts seguidos de ejercicios en clase, de forma que los alumnos pueden visualizar varios vídeos de corta duración (de cinco a siete minutos), acompañados de actividades on line para que se produzca un feedback inmediato con el profesor, y este pueda después en clase aclarar los puntos de confusión”.

El alumno, de esta forma, puede volver a visualizar aquellos fragmentos en los que ha encontrado alguna duda para después preguntar en clase. Y los profesores, además de aclarar esas dudas, pueden convertir la clase en un debate o un espacio donde los alumnos creen, colaboren y pongan en práctica aquello que han aprendido fuera del aula.

El peso sobre el alumno
Carmen González Franco, coordinadora TIC y jefa de Estudios de Bachillerato del Colegio marista “Champagnat” de Salamanca, destaca la idea de que “el estudiante desarrolle su aprendizaje desde el pensamiento crítico y enfrentándose a problemas complejos”. Con la clase invertida, son los alumnos los que llevan el peso de la clase, dirigiendo ellos mismos los debates y las prácticas con la guía de los docentes. La profesora también subraya la importancia de que “los alumnos busquen sus propias soluciones a los problemas que se les plantean a través del aprendizaje colaborativo en clase y puedan hacerse preguntas que vayan más allá de lo que está establecido inicialmente en el currículum”.

Pero, sin duda, es el profesor el que, con su trabajo, puede conseguir que este modelo tenga éxito. En primer lugar, tiene que conocer todos los recursos y herramientas que pueden servirle para preparar sus flipped classrooms. En la web del profesor Raúl Santiago theflippedclassroom.es –al que entrevistamos en la página siguiente– podemos encontrar muchísimos programas y aplicaciones que nos van a ayudar a preparar las clases.

Gran trabajo docente
Tourón advierte de que la clase invertida “requiere una cuidadosa preparación e implica un trabajo adicional y nuevas habilidades por parte del profesor, que pueden suavizarse introduciendo el modelo lentamente”. El profesor de la Universidad de Navarra destaca “el cambio de rol de los docentes, que renuncian a su posición al frente de la clase a favor de una contribución más colaborativa y cooperativa en el proceso de enseñanza”.

Para Raúl Santiago, “en la enseñanza inversa, los profesionales están constantemente modificando, cambiando, rechazando, añadiendo y, en general, tratan de mejorar el modelo a través de la experiencia directa en función de lo efectivo que resulta para los alumnos. No se trata de grabar su clase una vez y ya está, sino que es parte de un modelo educativo integral que incluye la instrucción directa, la investigación, la práctica y la evaluación formativa y sumativa”.

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