Declaración institucional a favor del juego como elemento de crecimiento
El pasado 28 de mayo se celebró el Día Internacional del Juego. Con motivo de esta efeméride, expertos del Observatorio del Juego Infantil y la autora del libro Educar en el asombro, Catherine L’Ecuyer, participaron en la Sesión de la Comisión de Educación y Deporte del Congreso de los Diputados. Tras las distintas ponencias, los diputados aprobaron por unanimidad la firma de una declaración institucional que, entre otras cosas, define el juego infantil como “un elemento imprescindible de crecimiento”, sin olvidar que se trata también de un derecho.
L’Ecuyer comenzó su intervención afirmando que jugar “¡no es perder el tiempo! Es buscar retos que se ajustan a nuestras capacidades”. L’Ecuyer hizo hincapié en el “juego desestructurado” como clave en el aprendizaje. En él el niño “se pone en marcha a través del juego –en un tobogán o con una hoja encontrada en el camino–”, lo que no se debe “confundir con la diversión pasiva, que ocurre cuando no es el niño el que se pone en marcha a través del juguete, sino que es el juguete o la pantalla la que se pone en marcha a través del niño. Es el dipositivo el que lleva las riendas ante la mirada pasiva y la atención mermada del niño, que reacciona frente a unas recompensas frecuentes e intermitentes”.
L’Ecuyer lo tiene claro: “Imaginemos una sociedad en la que el juego tenga un papel clave en la infancia. Imaginemos unas personas acostumbradas desde pequeñas a buscar retos que se ajusten a sus capacidades. Habría más emprendedores, más innovación, más creatividad. Habría más motivación interna, interés por aprender y por trabajar”.
Todos los ponentes tuvieron palabras de crítica para el concepto actual de escuela, así como para la sobrecarga de los menores con deberes, actividades extraescolares, etc. Desde un vídeo proyectado, la docente Mar Romera recordó que “las actividades extraescolares no son jugar”. También a través del mismo vídeo, Petra María Pérez –del Observatorio del Juego Infantil– defendió que “los niños aprenden cuando no interviene un adulto que protege”, palabras que completó el niñólogo Francesco Tonucci: “Jugar se conjuga con dejar no con acompañar”.
Inma Marín, miembro también del Observatorio, invitó a los diputados a que se levantaran y jugaran todos a la vez a un pulso chino. Ante el estupor inicial, los diputados participaron del reto, e incluso se rieron y aplaudieron, a pesar de que el presidente de la Comisión confesó que le había dado “cierta vergüenza verlo”. Marín sentenció que con este pequeño juego todos habían trabajado aspectos tan importantes como las reglas, la creatividad, el disfrute, la empatía, la toma de decisiones, etc.