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Imprescindible un Pacto por la Educación

Por Juan Antonio Planas
Viernes, 19 de junio de 2015
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E n diciembre de 2013 se publicó la Ley Orgánica de Mejora de la calidad del Sistema Educativo (Lomce) por parte del Partido Popular en solitario. Una vez más la Educación ha sido un arma ideológica de los dos partidos que han gobernado hasta ahora. Por ello, a cada cambio político ha venido sucediendo una nueva ley educativa (llevamos siete durante la democracia).

Para que no sucediera lo mismo que con la abortada LOCE del Partido Popular en 2004 que derogó el PSOE en cuanto llegó al gobierno, la Lomce se ha implantado con prisas y sin ningún consenso.

La impresión que se tiene en los centros educativos es que importaba más que se empezara a aplicar cuanto antes para que cuando llegaran las elecciones fuera más complicada su derogación. Sin embargo, la improvisación, los desajustes y los numerosos problemas que está generando han producido un notable rechazo en la comunidad educativa.

De la misma manera está ocurriendo con la implantación de los currículos de las diversas etapas educativas. No es de recibo que medidas tan importantes se estén aprobando deprisa y corriendo sin tiempo para debatirlos convenientemente. No es nada pedagógico que estos currículos se aprueben al final del curso para implantarlos al siguiente sin tiempo para implementar las medidas oportunas para ajustar todos los cambios, los problemas de las editoriales, etc.

Además lo más preocupante de esta situación es que los principales avances que estamos reclamando los profesionales de la Educación desde hace años, tal como tener en cuenta la Educación emocional o la formación psicopedagógica del profesorado brillan por su ausencia.

Los cambios de unas materias por otras, hacer dos itinerarios para el 4º de ESO o dar más peso a la materia de Religión, no eran los cambios que está demandando la comunidad educativa.

Exigimos un sistema educativo más centrado en los alumnos y sus familias, mucho más abierto y flexible, que permita éxito escolar a todos los alumnos independientemente de su capacidad cognitiva o de sus circunstancias sociofamiliares. Es necesario que se atienda a la diversidad desde la Educación Infantil, que se traten a tiempo los distintos trastornos y problemas tal como el TDAH, el ciberbullying, la anorexia, la desmotivación, la ciberadicción o la disrupción, unas ratios que permitan una atención más personalizada y con mucho más peso para la acción tutorial. En definitiva un sistema educativo acorde a las exigencias de la sociedad.

Observamos con preocupación que las leyes educativas obedecen más a las cuestiones ideológicas que a las pedagógicas.

En estos momentos en que se acaban de celebrar las elecciones autonómicas y municipales, y a punto de terminar el curso, los centros educativos estamos totalmente desorientados. Los partidos políticos que previsiblemente van a conformar los nuevos gobiernos han advertido que van a suspender la aplicación de la Lomce y cuando tengan la posibilidad procederán a su derogación.

En comunidades tal como Aragón, está previsto que el próximo curso se implante la Lomce en todos los cursos de Primaria y en la mitad de los de la ESO y Bachillerato. Además deben ponerse en marcha los nuevos currículos. Es preciso saber con urgencia si se mantiene esta previsión o se va a posponer, para planificar sin sobresaltos el nuevo curso.

A esto se añaden nuevos problemas: ¿se mantienen los actuales programas de diversificación curricular o se implantarán los nuevos programa de mejora del aprendizaje? ¿Se siguen con los actuales programas de aprendizaje básico o se van a sustituir por los programas de aprendizaje inclusivo? ¿Los libros de texto tendrán en cuenta los nuevos currículos o no? Ante esta situación parece más prudente aplazar la implantación de los nuevos currículos y cursos hasta llegar a una situación política más estable.

Mucho nos tememos que los verdaderos paganos de esta indefinición van a ser una vez más los alumnos, sobre todo los que tienen más dificultad.

Por todo ello exigimos, una vez más, un Pacto por la Educación que tenga en cuenta a todos los agentes sociales, a los profesionales de la Educación y a los partidos políticos. Proponemos que al menos se pongan de acuerdo en un sistema educativo estable con las etapas y que las cuestiones más ideológicas no se incluyan en las leyes sino en los decretos y órdenes de desarrollo. Pero sobre todo que se recojan las aportaciones psicopedagógicas que favorezcan al alumnado y permitan reducir el fracaso y abandono escolar.

Juan Antonio Planas es presidente de la Asociación Aragonesa de Psicopedagogía y jefe del Dto. de Orientación del IES “Tiempos Modernos” de Zaragoza

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