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“No conozco forma de hacer política educativa sin escuchar a los sindicatos”

El nuevo consejero de Educación madrileño, Rafael Van Grieken, nos desvela el principal objetivo de su equipo; firmar un pacto escolar con la comunidad educativa antes de final de curso por la transformación del modelo pedagógico dentro del aula.
José Mª de MoyaMartes, 29 de septiembre de 2015
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Rafael Van Grieken

Se cumplen 100 días de la llegada de Rafael Van Grieken a la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid. Tres meses muy intensos, cargados de titulares y medidas educativas pero, sobre todo, de talante. El nuevo consejero se marca un objetivo para final de curso; alcanzar un pacto escolar pedagógico en la región que implique y alcance el consenso entre partidos políticos, sindicatos, patronales y familias.

En estos primeros meses al frente de la Consejería de Educación nos da la sensación de que está habiendo un cambio de estilo.

Como persona, cada uno aportamos nuestra impronta, no solo personal sino de todo el equipo que está contigo. También es verdad que las circunstancias te obligan a comportamientos que están más ligados al diálogo. Además de ser absolutamente necesario en el terreno educativo, es una cuestión de supervivencia en el contexto actual.

¿Quizá ha habido falta de autocrítica por parte de la Comunidad en etapas anteriores?

No me voy a poner en el papel de lo que deberían haber hecho o no los antecesores, no me corresponde. Lo que sí puedo decir es que tengo un legado importante, estamos recogiendo el fruto del trabajo de equipos anteriores, por lo tanto, hay una cierta línea de continuidad. Mi trabajo se centra en cuatro pilares básicos y tres de ellos coinciden plenamente con equipos anteriores, quizá con matices diferentes. Somos continuistas en torno a tres ideas: calidad de la Educación, libertad y equidad. Queremos que la gente tenga oportunidades para desarrollarse al máximo sin que eso signifique que yo tenga que dar lo mismo a todos, pues estaríamos cometiendo un error. El cuarto pilar que añado sería el diálogo, muy vinculado a los momentos.

De hecho ya se ha reunido con los sindicatos…

Hemos tenido dos reuniones de la Mesa Sectorial; una antes del verano con el objetivo de presentar a mi equipo y escuchar algunas de sus demandas, y una segunda en septiembre en la que se ha fijado un calendario. La idea es tener una reunión mensual de la Mesa pero siempre que haya habido mesas técnicas que trabajen sobre un tema concreto y que vayan con los deberes hechos. Para nosotros es importantísimo establecer ese diálogo con los sindicatos, ya que son los que tienen la representación de los trabajadores de la enseñanza. No conozco otra forma de hacer política educativa que no sea escuchando a los que representan al colectivo. Y no es nada altruista, es una cuestión de egoísmo de hacer política, ya que la única manera es tener un ambiente razonable con los que son protagonistas en el aula; los profesores y maestros.

Comentaba Cristina Cifuentes que desde ya se va a empezar a trabajar por un pacto escolar, ¿en qué línea se va a trabajar?

Vamos a intentar hacer lo máximo para llegar a ese acuerdo en el margen de nuestras competencias, la Comunidad de Madrid no puede cambiar leyes estatales. Nuestra apuesta es trabajar en la implantación de los modelos educativos, que es en lo que nos podemos mover, en el interior del aula. Hablamos de nuevos métodos pedagógicos, muy vinculados con la digitalización de las aulas y promover el uso de herramientas digitales. Podemos aprovechar la atracción que tienen por la tecnología para que se interesen por alguna parte del conocimiento. Vamos a promover un acuerdo por la transformación y lo vamos a hacer en torno a la Mesa Sectorial, pues los primeros que tienen que estar implicados son los maestros, y al Consejo Escolar de la Comunidad.

¿Cree que el modelo bilingüe ha contribuido a devolver el prestigio que se había perdido en los colegios públicos?

Esa apuesta bilingüe ha impulsado también a los colegios privados y concertados, llevando a que el propio sistema reaccione. Y no solo en la capital, hay municipios en los que había familias que jamás habían imaginado llevar a sus hijos a un colegio bilingüe. Era un privilegio de unos cuantos que ahora se ha extendido, se ha socializado. Cualquiera de nosotros podemos llevar a nuestros hijos a un colegio de estas características. Independientemente de los resultados académicos, es una grandísima oportunidad que cubre un agujero que tenemos de comportamiento e internacionalización.

Recuerdo un comentario del nuevo director de Centros que decía que un 30% de los profesores va a por todas, otro 30% son los irreductibles y, por último, un 60% que se deja llevar, ¿lo comparte?

Quizá cambiaría los porcentajes, porque la parte de docentes irreductibles me parece muy alta, la situaría en torno a un 10%. Lo vemos en otros trabajos, siempre hay gente que ve el vaso medio vacío en lugar de medio lleno y parece que todo son dificultades. Se puede ser crítico sin serlo negativamente. Son gente que además tiene la capacidad de llegar a sitios y que se oiga mucho su voz.

En los últimos años se han concertado en torno a 80 nuevos colegios, ¿se va a continuar en esta dirección?

Quien de manera sistemática denosta la aportación de la Educación concertada en Madrid no sabe de lo que está hablando, pues escolariza a un 36% del alumnado. Por lo tanto, volvemos a la idea de un sistema diverso en el que cada uno, en función de sus afinidades, posibilidades y pensamientos, pueda elegir. Evidentemente, es un sistema diverso que tenemos que tratar de mantener y, sobre todo, incentivar. Aunque también es verdad que la normativa sobre conciertos viene del año 1985 y desde entonces las circunstancias han cambiado. Son las propias organizaciones de la Concertada las que nos han pedido que haya una normativa nueva sobre conciertos, un elemento que a nosotros nos parece esencial. En alguna ocasión se ha cuestionado la calidad de la enseñanza concertada por una serie de episodios pasados, pero lo que quiero es impulsar esa petición y en la que tengamos unas reglas del juego claras y nítidas.

¿Se fijaría un máximo en la cuota que pueden cobrar los centros en concepto de extraescolares?

Más que un máximo, unas horquillas. En definitiva, hasta donde lleguemos, ya que lo tenemos que hablar entre todos y llegar a un consenso razonable sobre esa normativa. Hay que insistir en que la enseñanza concertada es gratuita en todo lo que tiene que ver con lo obligatorio, pero cuando hablamos de actividades extraescolares ya está reglado. Hay que hablarlo y ver de qué manera se plasma en esa normativa. No olvidemos que sin la enseñanza privada y concertada, todos esos alumnos tendrían que recibir el servicio desde la Pública. Por eso, tenemos que velar por una enseñanza privada que tenga un mínimo de calidad. Lo que no vale es tener los beneficios de la Privada con reglas de juego de Concertada, ni viceversa.

¿Considera que hay competencia desleal entre la Privada y la Concertada?

Por lo menos, una norma poco clara desde el punto de vista de qué es aplicable en un ámbito y en el otro. No es que les vayamos a imponer la normativa, ellos están deseosos de tener una con esas características, es una oportunidad que no podemos dejar pasar. Es un ejercicio de transparencia y rendición de cuentas de cara a la sociedad ya que se ha puesto en duda el servicio, de manera injusta, en un porcentaje relativamente elevado.

¿Piensa que pueden aparecer otros casos de colegios concertados cuyos procedimientos no hayan sido del todo transparentes, por falta de regulación?

Los procedimientos son en régimen de transparencia, otra cosa es que la empresa que se lleve el concurso sea cuestionada por otro lado. El problema es en relación a las características que tienen que tener determinadas empresas para hacerse con conciertos educativos, ahí sí que podemos entrar. Tienen que tener unas características, que quizá ahora mismo por esa indefinición, no estaban claramente determinadas. Estoy convencido de que mayoritariamente no ha habido irregularidades relativas en cuanto al procedimiento. Quizá tendríamos que determinar de una manera más clara las características que han de tener esas empresas, fundaciones u órdenes religiosas que al final se puedan hacer con un concierto. Hay que asegurarse de que hablamos de pautas similares.

En relación a la retirada hace tres años de los conciertos de FP Superior, ¿puede haber marcha atrás?

Es una reclamación que nos han hecho y estamos abiertos a contemplar alternativas y ver qué es mejor para el sistema. Si llegamos al convencimiento de que hay que recuperar parte de lo que se perdió en este camino, no creo que sea una marcha atrás. La modalidad de ayudas para que los alumnos vayan al centro que quieran tampoco está mal. Con lo cual, podría estar bien llegar a un equilibrio razonable.

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