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El 20% de alumnos de ESO sufre carencias que condicionarán su futuro educativo

Un 20% de estudiantes de ESO en España presentan carencias económicas severas que condicionarán su futuro educativo, según se desprende del informe Desigualdad invisible, realizado por la Fundación Adsis. El estudio muestra que el desempeño académico es un 24% más bajo en adolescentes en riesgo de exclusión social que en el resto.
MagisnetMartes, 29 de septiembre de 2015
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El estudio tiene como objetivo de conocer la situación de una de las generaciones más afectadas por la crisis.

“¿Pero cómo son estos estudiantes que comparten clase con nuestros hijos, hermanos o sobrinos?”, se preguntan los autores del informe. Se trata de adolescentes que viven en familias con dificultades para pagar imprevistos (82%), que no disfrutan de vacaciones (82%), que pasan frío en su casa en invierno (77%) y que no comen carne o pescado al menos tres veces por semana (69%), unas dificultades que condicionarán su futuro educativo si nadie hace nada para remediarlo.

Lo dice uno de los protagonistas del estudio: “Hasta ahora en el colegio no he encontrado el apoyo suficiente de los profesores. Todo está centrado en las notas y los exámenes pero no te preguntan por tu vida personal, no sé, no se preocupan por ti”.

Casi siempre se analiza la situación de los alumnos o de los centros atendiendo a los otros factores, pero qué duda cabe que este tipo de circunstancias afectan –y mucho– al rendimiento académico de los adolescentes.

Pero además de ofrecer datos, en esta segunda edición del estudio (la primera está disponible en elfuturocomienzahoy.org) la Fundación Adsis ha querido dar un paso más. “Esta desigualdad invisible, que supone que estos jóvenes tengan un rendimiento académico un 24% más bajo que el resto, también puede minimizarse tomando medidas sociales y educativas de carácter más global”, señalan los autores. Por ello, junto al estudio, Adsis ha presentado una serie de propuestas con el objetivo de generar diálogo y reflexión entre los agentes que actúan en el crecimiento del adolescente en riesgo de exclusión social.

La primera de ellas es crear cauces de diálogo y reflexión entre la Administración pública y los agentes sociales, para intervenir en las causas de los problemas. En segundo lugar, poner en marcha políticas de prevención de situaciones de desventaja así como dispositivos de detección temprana para que los centros educativos puedan llevar a cabo actuaciones que garanticen la equidad y la igualdad de oportunidades.

En tercer lugar, garantizar la coordinación de los agentes socioeducativos que intervienen en la vida del adolescente, priorizando solo los agentes necesarios con cercanía y confianza.

La cuarta propuesta señala la necesidad de impulsar metodologías que refuercen las potencialidades de cada adolescente. Por último, cualificar, reconocer y dotar de otras competencias a la figura del tutor.

Según la directora del Centro de Jóvenes Getxo-Leioa de Fundación Adsis en Vizcaya, “los adolescentes en riesgo de exclusión social tienen las mismas ambiciones que el resto del mundo pero necesitan formación y, para ello, necesitan hábitos que no tienen. Además creen que no pueden. Esta es una de nuestras obligaciones, inyectarles fuerza. La inseguridad es un rasgo característico de estos chavales”.

La orientación de estos chicos es clave porque muchos de ellos, al contrario que sus compañeros, no saben lo que quieren estudiar o hacer en el futuro. “Para mí uno de los momentos más difíciles de la Educación y orientación de estos adolescentes –afirma un orientador IES “Vall d’Hebron” de Barcelona– es cuando ves que no aprueban 1º, no aprueban 2º y tienes alumnos de 16 años en 2º de ESO. Por otro lado, también tienes los que en 4º de ESO, pese a recomendarles y argumentarles que no vayan a Bachillerato, al final no te hacen caso y evidentemente se estampan. Y aquí es donde corren el riesgo de estancarse sin hacer nada”.

La directora del IES “Joaquín Rodrigo” de Madrid señala que “la crisis ha afectado bastante a la Educación, sobre todo en el acceso a los recursos. Hay menos familias que puedan permitirse el refuerzo escolar, actividades extraescolares e incluso las excursiones”.

 

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