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El MIR del PSOE: siete años para poder ser profesor

La propuesta consta de cinco años de formación inicial (Grado universitario y Máster) más dos años de habilitación (formación remunerada en los centros educativos). A esta última fase de habilitación será necesario acceder a través de una prueba única.
Adrián ArcosMartes, 1 de diciembre de 2015
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Desde hace algunos años, los partidos políticos vienen proponiendo la idea de aplicar el modelo del MIR sanitario –conocido por sus buenos resultados formativos– al ámbito educativo, pero nunca se había concretado esa idea. Ahora el PSOE pone negro sobre blanco y, por primera vez, un partido político desarrolla el modelo MIR de forma detallada. En este caso, el PSOE propone que se necesiten siete años de formación y habilitación para poder ser profesor. “La próxima legislatura nos ofrece la oportunidad de cambiar simultáneamente la estructura del sistema educativo y el modelo de profesionalidad docente, no debemos desaprovecharla”, afirmó el secretario de Educación del PSOE, José Miguel Pérez, que presentó la propuesta de MIR el pasado jueves.

De esta forma, la propuesta socialista consta de dos fases. Por un lado, la fase de formación inicial (cinco años), con dos itinerarios, uno destinado al profesorado de Infantil, Primaria y ESO, y otro destinado al profesorado de Secundaria, Bachillerato, FP y Enseñanzas de Régimen Especial. Por otro lado, está la fase de habilitación (dos años), que conjugará la formación y el desempeño profesional remunerado en centros educativos propios de cada uno de los itinerarios. A esta fase de habilitación será necesario acceder a través de una prueba única, que será diferente dependiendo de cada itinerario.

La fase de formación inicial constará de un Grado universitario y de un Máster, diferenciados dependiendo también de los dos itinerarios previstos. El Máster del itinerario A (etapa preobligatoria y etapa Secundaria Obligatoria) permitirá una formación especializada en distintas áreas de conocimiento, mientras que el Máster del itinerario B (ESO, Bachillerato y FP) facilitará una formación especializada en el conocimiento didáctico del contenido adquirido en el Grado, así como el conocimiento de las instituciones educativas y de la identidad profesional.

La diferencia de ambos másteres la explicaba José Moya, coordinador educativo del programa electoral del PSOE: “La idea es que los especialistas refuercen sus conocimientos sobre didáctica y pedagogía y que los maestros profundicen en los contenidos específicos de una o varias asignaturas”. Es decir, cada grupo de docentes reforzaría aquello que en su formación universitaria no ha adquirido tan intensamente. Ello permitirá a los titulados en Magisterio (itinerario A) dar clases también en la ESO y en formación de adultos, aunque no en FP y Bachillerato.

La prueba única para cada itinerario, que da acceso a la fase de habilitación, será diseñada conjuntamente por las administraciones públicas en colaboración con las universidades. Por su parte, la fase de habilitación será fundamentalmente práctica y seguirá un plan de actuación diseñado por las administraciones públicas y supervisado por el profesorado debidamente acreditado.

El profesorado que no quiera acceder a esa prueba única o que no supere la fase de habilitación podrá ejercer en instituciones que no requieran habilitación docente (enseñanza no reglada) o continuar sus estudios. Por su lado, el profesorado que termine su formación y habilitación podrá ejercer en cualquier centro tanto público como privado, mientras que el que desee adquirir la condición de funcionario docente, tendrá que superar las correspondientes oposiciones.

Desde el punto de vista del desarrollo profesional del profesorado “también el cambio será profundo”, según afirmó Pérez, pasando “de un modelo de desarrollo profesional estático, basado en el criterio de antigüedad en el puesto de trabajo, a un modelo dinámico, basado en la formación, la promoción profesional y la evaluación para la mejora permanente”. De esta manera, habrá una doble vía para el desarrollo profesional: una vía horizontal, con distintos grados, desde profesor novel a experto de un nivel y especialidad educativa; y una vía vertical, que permitirá el cambio de nivel y la especialización, así como el acceso a las funciones de dirección y supervisión.

Acuerdo social y político
El PSOE se enfrenta a esta tarea del MIR desde dos premisas necesarias. Por un lado, se ha de realizar en el marco de un gran acuerdo social y político y, al mismo tiempo, éste ha de integrar todos los elementos de la estructura básica del sistema educativo: el modelo de distribución competencial entre las administraciones públicas, el de escuela, la profesionalidad docente, el organizativo y curricular y el de la evaluación.
“Una vez recibidas las aportaciones de la sociedad, esta propuesta se transformará en un documento para el debate sobre la profesionalidad docente que se impulsaría desde el Ministerio de Educación, y que habrá de permitir un amplio debate social en los primeros seis meses de legislatura”, explicó José Miguel Pérez.

El PSOE ya presentó el pasado mes de septiembre una propuesta de pacto educativo que recogía el aumento progresivo de la inversión educativa hasta alcanzar el 7% del PIB, la ampliación de las plazas de escolarización hasta los 18 años o sacar la asignatura de Religión de las aulas. 

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