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Reinventar la Educación

Miércoles, 13 de enero de 2016
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La Educación existe desde que existe el hombre y nunca se ha visto en situación tan compleja como la actual. No se sabe si es bueno o malo, pero da la impresión de que hay que reinventar la Educación. ¿Hay alguien que no se apunte a participar en esta “nueva aventura”? Sabemos que en España hay tantos entrenadores y tantos árbitros como personas, ¿pero debe ser la Educación como el fútbol?

La Educación es algo vivo, en constante evolución y siempre hay mucho por hacer. La experiencia tanto nacional como internacional indica que hay margen de mejora en numerosos aspectos de nuestro sistema educativo. Y siempre hay temas que resolver, en Educación Infantil Primaria, Secundaria, Bachillerato, Universidad, evaluación, promoción, Inspección, acceso a la docencia, y en muchas cosas más. ¿Pero no deberían esas mejoras ser producto de análisis serios y rigurosos, de consulta, de debate y de acuerdos?

Pues la realidad es otra. Políticos, pedagogos, psicólogos, economistas, arquitectos, recién llegados, oportunistas y no se sabe cuántos más están convirtiendo el mundo educativo en una coctelera donde alumnos, profesores, padres, y a los que les interesa de verdad la Educación, están siendo agitados de tal manera que resulta difícil ver luz a través de tanta confusión. Y, a río revuelto, ganancia de pescadores.

Ahora parece ser que los sistemas educativos deben seguir a unos cuantos abanderados que no saben a dónde van ni a donde conducen sus propuestas. Resulta que como nuestros jóvenes van a ejercer profesiones que aún no se han inventado, hay que prepararles no se sabe cómo para no se sabe qué.

Intentemos ser sensatos. Pensemos que muchas personas ejercen hoy en día profesiones que no existían cuando estudiaban. ¿No las están ejerciendo? ¿No lo hacen bien? ¿Algún iluminado decidió en su momento que debían recibir una formación distinta a la que recibieron?

Estamos en la era de la innovación, la creatividad, la inteligencia emocional, el coaching, las inteligencias múltiples, la neurociencia y muchas más cosas y, aunque nada es nuevo ni original, todo eso está muy bien, pero no debemos convertir en central lo que debe ser complementario. Creo que hay demasiada gente, casi siempre ajena al mundo de la Educación, dedicada a meter presión en un sistema en el que todo queda desdibujado, para producir unos efectos que nadie puede prever. Al parecer el alumno tiene que dejar de ser alumno y el profesor tiene que dejar de ser profesor. Los padres, a los que les cuesta ser los responsables de la Educación de sus hijos, se tienen que encargar además de su formación. Es como si el paciente le dijera al médico cómo curarlo o cómo operarlo. Me temo que este camino emprendido no nos va a llevar a buen puerto.

El sistema educativo se ve permanentemente invadido por modas que llegan, se mantienen más o menos tiempo y pasan. Y todos estos movimientos suelen marcar claramente la diferencia entre los que viven y quieren vivir para la Educación y los que viven o quieren vivir de la Educación. Yo estoy con los primeros. Lo malo es que los segundos, los que no se sabe qué quieren de la Educación, están en ella de paso. Cuando se marchan, nos han hecho perder el tiempo y nos dejan con el desastre.

En Educación es suficiente con mantener y mejorar lo que funciona, corregir lo que no funciona, aprovechando la experiencia de los que llevan años trabajando por y para la Educación y reflexionando seriamente sobre todos y cada uno de sus aspectos. No hace falta cambiar a los profesores, solo hay que apoyarlos, y cualquier transformación ha de surgir de abajo arriba y no al revés. Los de arriba deben simplemente ocuparse de ayudar a que todo siga evolucionando.

La Educación necesita paz, tranquilidad, sosiego, sentido común y algo muy sencillo, que es dejar que los profesores enseñen y que los alumnos aprendan.

Xavier Gisbert es catedrático de Enseñanza Secundaria

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