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Colegios Zola apuestan por la inteligencia emocional para combatir el bullying

No es raro que a uno le pongan algún mote en su etapa en el colegio, o que se haya visto ninguneado en ciertos momentos por el matón de la clase. Siempre han parecido conductas normales, comunes en niños y adolescentes que solo buscan ser populares en el patio de la escuela; pero no deberían serlo.
Gonzalo BlancoMartes, 2 de febrero de 2016
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“Ha estado siempre ahí, pero le hemos puesto nombre en los últimos tiempos”, cuenta Carmen García de Leaniz, directora del Programa de Pensamiento Emocional llevado a cabo por los Colegios Zola de Madrid, haciendo referencia al acoso escolar que muchos alumnos y alumnas han vivido a lo largo de su vida académica, aunque el bullying no tiene porqué llegar al extremo del hostigamiento. Las sensibilidades cambian, se amplían según se avanza en un tema como es el maltrato escolar, de ahí que se estuvieran “permitiendo cosas que no se deberían permitir”, según dice García de Leaniz.

“Tenemos rutinas diarias en las que dejamos que los alumnos se expresen y así favorecer el compañerismo”, asegura García de Leaniz, dando sentido a un programa que basa su éxito en el desarrollo de la inteligencia emocional por parte de alumnos y alumnas para que cuenten así con una serie de herramientas con las que gestionar este tipo de conflictos. Se trata de un programa constante, ya que “todas las semanas hacen actividades para ello”, dice Carmen García de Leaniz.

Los alumnos también reciben charlas sobre el acoso escolar en las que, según Marta Morales, orientadora del centro de Las Rozas, “les hablamos de quién es la víctima, quién es el acosador o cuáles son los espectadores”. Les ayudan así a “prevenir e identificar el acoso”, dice Morales, para después “poder denunciarlo”.

A medida que las escuelas se desviven por conformar una conciencia de repudia hacia el bullying, las nuevas tecnologías dotan de infinidad de medios a los maltratadores, ya que, en palabras de la orientadora, “antes el acoso escolar terminaba en el colegio, ahora continúa en casa. Por eso les ayudamos a gestionar las redes sociales, a identificar mails fraudulentos y otras cuestiones de seguridad en internet”.

Una de las novedades del programa es la inclusión de la figura del alumno mediador, con el fin de poder ayudar a resolver conflictos que se puedan dar en el patio, y no solo eso, también “actúan como una voz de alarma”, dice la directora, “les recuerdan a sus compañeros las pautas que aprendimos en las charlas de pensamiento emocional, como la relajación, el respeto o la empatía”.

Puede que sean conceptos demasiado amplios para que sean manejados por la mente de los niños, pero las legitimadoras del programa aseguran ver resultados visibles.

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