Omega 3 está de moda
Los ácidos Omega 3 son extremadamente saludables
para nuestro sistema cardiovascular. Además, los expertos
en nutrición recomiendan encarecidamente su
consumo en época de embarazo.
Autor: ALEJANDRA RODRÍGUEZ
Los Omega 3 (y sus primos hermanos, los Omega 6) son los nutrientes de moda. Estos ácidos grasos se han convertido en auténticas estrellas dentro de la dieta debido a su enorme potencial para conservar la salud. Diversos trabajos científicos han demostrado que los Omega 3 mejoran notablemente el estado cardiovascular gracias a sus propiedades anticoagulantes, antitrombóticas y antiarrítmicas.
Además, es muy recomendable ingerirlos durante el embarazo (bien en la dieta, bien en complementos nutricionales) y la lactancia, ya que repercuten muy positivamente en la salud neurológica y ocular del feto y de los recién nacidos.
Según se ha comprobado, estos ácidos grasos mejoran el funcionamiento de la membrana celular y, además, juegan un papel esencial en la formación del tejido cerebral y en algunas estructuras relacionadas con la visión.
Estos compuestos grasos se encuentran preferiblemente en los pescados azules, también denominados grasos, y que se encuentran en las aguas más frías y profundas del mar. El atún, la caballa y, sobre todo, el salmón, son las fuentes principales de esta fuente de salud.
Sin embargo, los especialistas están verdaderamente preocupados porque el pescado –que además es valioso en la dieta por su alto contenido en vitaminas A, D y B12, así como en minerales como el fósforo o el magnesio–, es claramente deficiente en la alimentación de cada día.
De hecho, las recomendaciones indican que este alimento debería figurar un mínimo de cuatro veces en la dieta semanal, al menos dos de ellas en su variedad azul.
Los motivos de esta carencia son variados, pero las prisas y el ajetreo de la vida moderna figuran entre las principales razones por las que este alimento sigue ocupando un papel secundario en la dieta cotidiana.
No obstante, existen muchas soluciones para no dejar de lado estos productos, incluso aunque no se consuman frescos. La congelación es una gran aliada del ama de casa en este sentido y las conservas de pescado resultan una alternativa saludable y sabrosa, en especial para los más pequeños, a los que tan difícil es introducir nuevos alimentos.
VENTAJAS
Estas conservas se elaboran de diferente manera según la variedad del pescado que se vaya a envasar. Sin embargo, todas las piezas pasan por un estricto proceso de lavado y diversos procesos de cocción. Uno de los principales atractivos de estos alimentos, de cara a dárselos a los más pequeños de la casa, reside en el hecho de que en su procesamiento se eliminan todos los elementos que podrían representar un riesgo para sus delicados paladares (espinas, escamas, piel…).
Después se someten a un proceso de esterilización y conservación para que perduren en el tiempo. Y es ahí donde nos encontramos con otro punto a favor de las conservas de productos marinos. Estos métodos aseguran que los alimentos conserven todas sus propiedades nutricionales y valor dietético, lo que no siempre ocurre cuando el producto fresco pasa varios días en la nevera esperando llegar al plato. Es más, en función de los ingredientes que se añadan al pescado, sus propiedades nutritivas incluso aumentan (sobre todo si se agrega aceite de oliva).
El secreto de esta circunstancia no es otro que el envasado, que se lleva a cabo en latas, recipientes metálicos y opacos que impiden la llegada al alimento de los diversos agentes externos que pueden alterar sus propiedades y acortar su vida útil, como son el aire y, fundamentalmente, la luz.
Y es que de las conservas de pescado se aprovecha hasta la lata. Al estar realizadas en acero, se garantiza la buena conservación del alimento, su fácil transporte, manipulación y almacenamiento debido a su gran resistencia y, por añadidura, se puede reciclar.