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La lectura intergeneracional, Educación y cariño a partes iguales

Este proyecto es otra forma de aprender las cosas importantes de la vida y la escuela.
Estrella MartínezMartes, 14 de febrero de 2017
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La relación entre el Colegio Montessori “Los Fresnos” de Alpedrete (Madrid) y la Residencia y Centro de Día Los Llanos es mucho más que una simple colaboración, “estamos dentro de su proyecto curricular”, explica la trabajadora social de la residencia Ana Santaolalla. Cada septiembre residencia y colegio se marcan los objetivos y actividades que se realizarán.

Hasta ahora estas actividades intergeneracionales de alumnos y mayores las realizaban los estudiantes de Secundaria, hasta que el curso pasado nació Érase una vez con los niños de 1º de Primaria, un proyecto de apoyo a la lectura. Lourdes María Claramunt es la profesora de estos niños. “Como el cole es británico, tenemos solo español en las horas de Lengua Española y de esas horas solo hacemos una de lectura”, explica. “Con todos los niños que son, cuando llega la hora de lectura, individual y colectiva, cada niño puede leer muy poquito”, por tanto, esta actividad se pensó inicialmente “para los niños que tenían un poco más de dificultad con la lectoescritura”. Gracias a Érase una vez están más tiempo leyendo, “leen un cuento completo” en voz alta. Los mayores “les aportan otras cosas, una visión diferente que la que puedo tener yo como profesora. En clase tú les mandas leer en voz alta y es más fácil que se sientan evaluados, esto es una forma más tranquila de hacerlo. Los mayores les escuchan, les ayudan con alguna palabra que no pronuncian bien o les explican el significado, y a raíz de ahí se cuentan cosas el uno al otro”.

Lo que se pensó como una actividad para niños con alguna dificultad, se acabó extendiendo a toda la clase. Los demás niños “nos preguntaban cuándo les iba a tocar a ellos ir a leer con los abuelitos, porque los llaman así”.

Los “abuelitos” van cada jueves a compartir una hora de lectura individualizada. Como novedad este año se ha incluido la escritura de un cuento. Cada jueves un niño y uno de los mayores se dedican exclusivamente a escribir.

Hablamos, en definitiva, “de otra manera de aprender”, explica Ana. En Los Llanos “programamos todo desde un concepto de mayor activo, que sea protagonista. No hacemos una olimpiada intergeneracional, por ejemplo, si el mayor no puede participar en cada una de las pruebas”. Ejemplo de este protagonismo es Maribel, una de las mayores. Es “la jefa del grupo de lectura que va al colegio cada jueves. Es el nexo entre mayores, residencia y colegio, el grupo se gestiona con Maribel a la cabeza. Es ella la que viene aquí sola con sus compañeros”.

Obviamente no todos tienen las posibilidades de Maribel, los hay “con un alto nivel de dependencia”, recuerda Ana. Como Sofía de las Heras. Tiene 90 años y demencia. “Sí me gusta venir, nos llevamos bien, nos contamos un poquito nuestras cosas”, dice con una sonrisa. “Porque he venido otro día, ¿verdad?”, pregunta a Ana. “Vienes todos los jueves”, le responde. “Ah, sí, es que ya pierdo algo de memoria”, me explica. “Perder la memoria no significa no poder hacer cosas”, defiende Ana. “Eeeeso”, corrobora Sofía. “En el grupo de lectura hay siete personas y dos de ellas tienen una demencia. No son capaces de recordad qué días tienen que venir al colegio, qué actividad van a hacer, pero sí son capaces de, liderados por los mayores que no tienen deterioro cognitivo, participar en la dinámica. En ese momento sí saben lo que tienen que hacer”, explica Ana.

Esta actividad intergeneracional hace que los mayores, por el mero hecho de estar con niños, “se motiven”, explica Ana. “El mayor tiene el tiempo de acompañarlo mientras lee –cosa que un adulto no siempre tiene–, tiene serenidad, paciencia, no juzga y tiene conocimiento suficiente para poder explicarle conceptos que extraen de la lectura”. El mayor se siente útil, activo, desarrolla “sentimientos de confianza y autoestima, siente que ha dejado una enseñanza y al final tu presencia queda en mí y la mía queda en ti”, dice Ana.

Como apunta Concha, otra de las mayores, “me encanta y a que ¿sí que os gusta?”, pregunta a Héctor, el alumno con el que está leyendo. “Sí, me gusta leer con vosotros porque me enseñáis cosas nuevas y me gusta más leer acompañado que solo. Yo he venido –al taller– todos los días menos uno”.

Como curiosidad, en los Llanos acaban de ganar el Goya al Mejor Corto Documental por Cabezas habladoras, en el que han participado varios de sus mayores. “¡Estamos de subidón!”, exclama Ana.

Otros proyectos con colegios de la Residencia Los Llanos

•Los mayores de la Residencia y Centro de Día Los Llanos de colaboran activamente con distintos centros escolares. Por ejemplo, durante este curso tienen un proyecto de una yincana intergeneracional con los alumnos del Colegio “Santa Quiteria”. La yincana es la excusa para que los alumnos conozcan nuestra residencia y más de cerca a los mayores”, explica la trabajadora social Ana Santaolalla. Se forman grupos que integran a mayores y niños que recorren la residencia mientras realizan pruebas y juegos que “permiten normalizar el concepto del mayor y la residencia entre la población infantil. El proyecto termina en junio con una acampada intergeneracional. Los niños de 3º de Primaria vienen con sus sacos de dormir, hacemos grupos de trabajo –teatro, gimnasia, música–, después cenamos todos juntos y dormimos fuera con los sacos”.

•En más de siete años que llevan trabajando con el Colegio Montessori “Los Fresnos” han hecho diversos proyectos como un teatro intergeneracional. “Venían los niños y elegíamos juntos la obra, repartíamos los papeles, pensábamos el vestuario –que luego hacían los mayores en otro taller–, hacíamos los decorados, trabajábamos la música y representábamos la obra para lo familiares de los niños y de los mayores”.

•Con el Colegio “Orvalle” tienen el programa radiofónico Radio siempre vital. Con este mismo centro tienen también el proyecto Te doy mi historia para que la cuentes, en el que los mayores cuentan la historia de su vida a las niñas para que escriban un relato con ella.

•Con el Colegio “Villa de Guadarrama” hacen El emocionario, en el que los mayores llevan el maletín de las emociones a la escuela para trabajarlas con los alumnos.

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