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Mamá, no te culpes

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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«No paro en todo el día. Tengo la casa hecha un desastre y casi no veo a los niños». Hay mujeres
que trabajan fuera de casa y que viven la maternidad con un gran sentimiento de culpa. Para
ellas, ejercer la maternidad es una tarea compleja que exige mucho esfuerzo.

Autor: LOURDES MANTILLA

Hasta hace pocas décadas las mujeres se dedicaban casi exclusivamente a desarrollar las tareas de la casa y a criar a sus hijos. Esta situación es la responsable de que muchas generaciones de mujeres vivieran únicamente para su familia, sin tener un espacio propio que les permitiera relacionarse social y profesionalmente.
En la actualidad, la condición de las mujeres ha variado ostensiblemente y un gran número de ellas trabaja fuera del hogar y tiene otras responsabilidades aparte de las citadas. A pesar de todo ello, suele ser frecuente que continúen cargando sobre sus espaldas el cuidado de sus hijos y de la casa, lo cual las convierte en mujeres, madres y trabajadoras a la vez.
Asumir todas estas funciones no es tarea fácil, y generalmente esto comporta que se planifique el momento ideal para tener un hijo. Sin embargo, una vez acabado el permiso laboral por maternidad o tomada la decisión de volver a trabajar aparecen nuevamente una serie de incertidumbres. En consecuencia, el momento de separarse de los hijos es un momento crítico.

HAY QUE TENER EN CUENTA

Una de las principales preocupaciones de muchas madres es dejar a su hijo bien cuidado, por ello, sea cual sea la opción elegida (guardería, canguro, familiares…), ha de ser tomada con cautela y seguridad.
Hay que realizar una introducción progresiva de esa nueva persona (familiar, canguro, etcétera) o institución (guardería, escuela…) en la vida del niño.
También hay que mostrar una total confianza hacia esa elección para que tanto el niño como la madre estén absolutamente tranquilos.
Si es posible, conviene mantener los mismos hábitos que se seguían hasta que se ha producido el cambio: horarios, comidas, tiempo de parque…
Tanto si la reincorporación al trabajo es un acontecimiento ineludible como voluntario, la mayoría de madres viven con un cierto sentimiento de culpabilidad el dejar a sus hijos al cuidado de otra persona, y les duele no poder dedicarles todo el tiempo que antes dedicaban, sobre todo si cuando se produce esta separación los niños son aún muy pequeños.
En cualquier caso, hay que tener en cuenta que dejar a un lado un empleo o una profesión de una manera forzada influirá también en la relación con los niños y éstos acabarán percibiendo el descontento de la madre. Es preferible estar menos tiempo del deseado con ellos, pero con el sentimiento de satisfacción por sentirse realizada profesionalmente o por estar cumpliendo con un deber laboral.
Si la mujer se siente bien con su trabajo y éste le aporta gratificaciones esta primera ruptura será difícil pero no traumática y aunque al principio haya una sensación de estrés y de no disponer apenas de tiempo libre, progresivamente se irán encontrando nuevas formas de organización. También se aprenderá a compartir responsabilidades con la pareja y se tendrá en cuenta un orden de prioridades que permitirá crear un nuevo clima familiar del que todos acabarán beneficiándose.
Hay que dejar de lado, por tanto, los sentimientos de omnipotencia, de pensar que podremos fácilmente con todo: trabajo, hijos, pareja, casa, porque eso conduce a un agotamiento difícil de sobrellevar.
Por otro lado, los sentimientos de culpabilidad no harán más que paralizarnos y, centradas en nosotras mismas y en nuestro malestar, no podremos ejercer en perfectas condiciones la maternidad, lo que todavía nos haría sentir peor.

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