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“El pacto no solo sustituye a la Lomce sino a su concepto de participación”

El ex ministro de Educación socialista Ángel Gabilondo defiende la necesidad de abordar un acuerdo territorial que siente las bases para un futuro pacto, cuyas primeras sesiones de trabajo ya se han celebrado en la Subcomisión de Educación del Congreso.
Estefanía MartínezMartes, 7 de marzo de 2017
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El actual portavoz del PSOE en la Asamblea de Madrid, Ángel Gabilondo, protagonizó a finales de febrero la primera ronda de comparecencias en la Subcomisión del Congreso que negociará el pacto educativo. En una entrevista con MAGISTERIO, Gabilondo insiste en la necesidad de abordar con anterioridad un pacto territorial que pueda sentar las bases de un futuro acuerdo de Estado. “Si se quiere hacer un pacto social y político, tendrá que ser un pacto territorial ya que las competencias educativas están transferidas”, defiende el exministro, el último que intentó cerrar un gran acuerdo nacional en la materia.

¿Qué valoración hace de su comparecencia en la Subcomisión constituida en el Congreso para trabajar por el pacto educativo?
Fui invitado al Congreso por el grupo parlamentario socialista para contar mi experiencia y valoración sobre un pacto educativo. Encontré una enorme receptividad y una disposición estupenda, pudiendo ser conscientes de las dificultades que un pacto puede tener. Conté cómo llegamos a los 148 puntos de acuerdo y los 12 objetivos a través de 137 reuniones, más bien hablé del proceso aunque también mi valoración de cómo puede hacerse.

¿Qué diferencias encuentra entre aquel momento y el contexto político actual?
Estábamos en el Gobierno sin mayoría absoluta pero había unas mayorías más fácilmente identificables que ahora. A día de hoy, hay mayor pluralidad política en respuesta a la decisión de la sociedad española, esta composición del Parlamento es una diferencia importante a la hora de buscar un acuerdo. Por otro lado, estamos inmersos en un debate sobre la estructura del Estado y que tiene que ver con la necesidad o no de una reescritura de la Constitución o sobre qué va a ocurrir en Cataluña. Si se quiere hacer un pacto social y político, tendrá que ser un pacto territorial ya que las competencias educativas están transferidas. Por eso, ese pacto territorial va a exigir un enorme esfuerzo, trabajo y generosidad. Dificultades no van a faltar, pero el mayor obstáculo para un acuerdo es no quererlo y entiendo que ahora sí lo queremos, pero habrá que trabajar mucho para lograrlo.

¿Qué disposición ha encontrado en el resto de grupos políticos?
La disposición siempre es buena, pero el hecho de que se haya denominado social y político implica que debe contar con la comunidad educativa: maestros, familias, estudiantes y propietarios de centros. Que nadie piense que el pacto político es suficiente, hay que entender que la comunidad educativa es agente de la transformación educativa. Por eso, lo que decida el Parlamento luego tiene que pasar al Ministerio para que se haga una proposición de ley que, más tarde, volverá al Parlamento de nuevo, es un movimiento de ida y vuelta.

Se ha hablado de un plazo de seis meses, ¿va a dar tiempo a lograrlo?
Me parece poco tiempo pero no niego la capacidad de poder elaborar unos consensos si se trabaja intensamente. De entrada, si se tiene la ambición de alcanzar un pacto social y político en ese plazo, van a tener que trabajar mucho y muy intensamente.

¿Hablamos de una nueva ley desde cero o una reforma de la Lomce?
Hay un acuerdo de los grupos políticos sobre la necesidad de derogar la Lomce y de dar pasos hacia un pacto educativo. Es cierto que debe implicar un proceso responsable de transición para que cambie una ley sin que haya venido la nueva, no se puede dejar en indefensión legal a nadie. Pero la voluntad mayoritaria que yo he conocido es que la Lomce no es la ley sobre la que construir un acuerdo educativo ya que, más bien, ha sido un contraejemplo de pacto educativo porque ni tenía los consensos que pedimos ni la participación que creemos. Políticamente, el pacto no solo sustituye la ley sino el modo de proceder y su concepto de la participación.

¿Hay algo que se pueda salvar de la Lomce?
No tengo nada en contra de todas las políticas que vayan en la dirección de lograr un concepto determinado de evaluación o calidad. Esta evaluación no debe ser solo una prueba clasificatoria, tengo otra idea de lo que ha de ser. No estamos en contra de ello, se puede evaluar para mejorar o corregir. Por otro lado, parece que si defendemos la equidad estamos en contra de la calidad, pero no es así. La calidad sin equidad no es verdaderamente calidad sino elitismo y discriminación. La excelencia se basa en una escuela pública que no deja a nadie al margen.

¿Qué sería irrenunciable o prioritario en este pacto?
Hay cosas que me parecen importantes como la socialización y universalización de la Educación en todos los terrenos para que nadie nunca jamás, por razones sociales o económicas, se quede fuera de ella. Es decir, potenciar el efectivo derecho a la Educación en todos los sentidos por lo que tiene que haber medios y recursos suficientes. Tenemos una idea abierta y plural de la Educación, nos parece bien que haya concertada y privada, no tenemos ningún discurso contra eso. Lo que si pedimos es que esta concertada cumpla una serie de requisitos que tienen que ver con la gratuidad, la inclusión y la no separación de niños y niñas. No nos gusta que en algunos ámbitos desconsidere la Educación pública, aunque la mejor forma de defender este modelo es hacerlo bien en la Pública, no basta hacer discursos, hay que hacer políticas concretas.

Según los últimos informes internacionales cada vez hay más brecha norte-sur en resultados académicos, ¿se van a incluir propuestas para abordar esta realidad?
Las diferencias no obedecen única y exclusivamente a aspectos educativos, pueden tener que ver con el modelo social y productivo de una zona. Si uno mira las regiones de España con mayor fracaso o abandono escolar no siempre coincide con partidos políticos de un tinte u otro. En zonas con más servicios, mayor turismo y menos industria, hay más fracaso escolar. Con esto no quiero quitarle importancia a la voluntad de darle una cierta homogeneidad al sistema, que no uniformidad. No creemos en la recentralización pero sí en la igualdad de oportunidades en todos los sentidos y en todos los territorios y, ahí debemos trabajar ya que España es un país de desigualdad, pero no solo en el terreno educativo sino en todos los sentidos. Nada hace más por la equidad y la inclusión que la Educación.

En muchas ocasiones se ha mostrado a favor de un MIR educativo, ¿sigue apostando por este modelo?
Hay que pactar muy seriamente el acceso, el estímulo y el reconocimiento permanente de la labor del profesorado, hay que modificar el modelo. Algunos piensan que cada centro educativo debe ser también un centro de formación para profesores ya que es ahí donde mejor se puede formar, además de la parte universitaria. Hablo de una experiencia más allá de las prácticas sin más, que esté tutorizada, evaluada y vaya acompañada de verdad para que uno pueda ir aprendiendo en el ejercicio, ya que hay cosas que solo se aprenden de esa forma. Los profesores, sobre todo los que tengan una mayor capacidad, deben convertirse en tutores de formación, por eso se habla de un proceso parecido al MIR. Se usó una referencia de algo que funciona razonablemente bien.

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