“La plasticidad neuronal permite adaptarnos a un mundo cambiante”
Aprovechar los avances de la neurociencia para mejorar nuestros resultados educativos. Es el objetivo que el profesor José Ramón Alonso le ve a la neurociencia para que la Educación esté basada en la evidencia. Doctor por la Universidad de Salamanca y catedrático de Biología celular, asegura que “no tiene sentido ver el cerebro como algo aislado, sino que forma parte del organismo, y este a su vez forma parte de una sociedad, que también influye”.
Alonso quiso destacar la plasticidad neuronal como “la capacidad del cerebro para reorganizarse y responder a los estímulos del entorno; nos permite adaptarnos a un mundo que está en cambio continuo”. La plasticidad neuronal implica cambios en el sistema nervioso central a lo largo de la vida, y es mucho más poderosa de lo que se creía. Es necesaria para el funcionamiento normal del cerebro y es el fundamento de la memoria y el aprendizaje. Esa plasticidad va a marcar el pronóstico de muchos trastornos y aparece en distintos niveles: desde la genética a la reorganización cortical.
Según el profesor, “muchas veces tendemos a pensar en el cerebro como un ordenador, con una serie de cables, pero en el caso de nuestro cerebro, esos cables se pueden dividir, con lo que es más complejo que las máquinas, y es gracias a esa plasticidad como proceso biológico”.
Para mejorar el aprendizaje, tenemos también que cuidar de nuestro cerebro. Por eso José Ramón Alonso propone cuidar la salud y la alimentación (evitar el alcohol y otras drogas, hacer ejercicio físico…). También viajar, ya que “nuestras neuronas producen nuevas dendritas cuando nos exponemos a ambientes novedosos y complejos”. Ampliar nuestro vocabulario “estimula la retención de nuevos datos visuales, auditivos, semánticos…”. También es un buen ejercicio exigir a nuestro cerebro a través de retos, exámenes, ejercicios y problemas”. Según el profesor, “cuando estresamos a nuestro cerebro, este se pone en marcha y aumenta nuestra plasticidad cerebral”.
Por último, el profesor también animó a “aprender a tocar algún instrumento, jugar con la mano no dominante, leer, realizar actividades artísticas, bailar y dormir”, todo ello para desarrollar nuestro cerebro.
Los neuromitos más extendidos
El profesor José Ramón Alonso realizó una enumeración de los “neuromitos” que están más extendidos a nivel educativo. Entre ellos, las radiaciones electromagnéticas (“el wifi es un peligro”); la relación de las vacunas con el autismo; la utilización del 10% del cerebro; jugar al ajedrez para desarrollar el cerebro; pensar que el alcohol mata neuronas; el efecto Mozart (mayor desarrollo cerebral si se escucha música clásica); la hidratación (aunque aquí entra en conflicto con el programa HERVAT del profesor Tomás Ortiz); la gimnasia cerebral; y el mito de la muerte prematura de los zurdos.