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Las políticas de empleabilidad están mal planteadas

Begoña Cueto, profesora titular de Economía Aplicada de la Universidad de Oviedo, defiende en el dosier Paro juvenil y pobreza, ¿un problema estrucutral? que “se sigue tratando el desempleo juvenil como si todos los jóvenes tuvieran los mismos problemas”, cuando “las dificultades en la inserción laboral de un joven universitario nada tienen que ver con las de un joven que abandonó la Educación obligatoria”.
Estrella MartínezMiércoles, 17 de mayo de 2017
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Quienes tienen estudios primarios o menos han visto reducida su tasa de empleo durante la crisis en 25 y 30 puntos.

Cueto reclama, por tanto, un diseño de políticas diferenciadas que tenga en cuenta la cualificación. Ante el porcentaje de jóvenes con bajo nivel educativo en España, “son urgentes políticas dirigidas a este grupo de jóvenes”. En este marco la profesora define como claves las políticas de prevención del abandono escolar temprano y las activas de mercado laboral.

Por otro lado, en España “sigue siendo una asignatura pendiente la obtención de evidencias sobre los resultados de los programas y las políticas” relacionados con el empleo juvenil. Cueto critica también que las políticas desarrolladas los últimos años “priorizan los programas de apoyo al empleo y al autoempleo, que tienen efectos dudosos sobre la empleabilidad de los jóvenes y están en su mayoría dirigidos a todos los jóvenes, sin diferenciar por perfiles”.

Almudena Moreno, profesora titular de Sociología de la Universidad de Valladolid, afirma en el dosier que “el hecho de que el desempleo juvenil se pueda achacar en parte a un modelo productivo disfuncional, no explica porqué las políticas de empleo no están funcionando adecuadamente para combatirlo”. Moreno comparte con Cueto que este mal funcionamiento está ligado a que no se tiene en cuenta “la diversidad que caracteriza el desempleo juvenil”. A esto se une que, normalmente, estas políticas no han tenido la suficiente visibilidad entre los jóvenes, que no se han apuntado por falta de conocimiento, así como a una limitada capacidad administrativa, presupuestaria y de personal. Prueba de lo primero es que solo el 25% de los jóvenes conocía en abril de 2016 la iniciativa europea Garantía Juvenil para combatir el desempleo, frente al 51% de finlandeses. Moreno llama a coordinar acciones entre las administraciones públicas y privadas.

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