Tus hijos pueden aprender inglés mientras ayudan a los demás
Llega la temporada de planear el verano, de pensar en las vacaciones, desconectar y viajar a esos destinos con los que llevamos soñando durante el resto del año… Para los más pequeños, una de las opciones más solicitadas (y gratificantes) son los campamentos de verano.
Por suerte, en la actualidad contamos con una gran variedad de programas y campus de idiomas para que los padres escojan la mejor opción para sus hijos y para que ellos aprendan sin dejar de divertirse, ni de disfrutar del merecido descanso que implica el fin del curso escolar.
Mientras los más pequeños se divierten en campamentos de nuestro país o fuera de nuestras fronteras, ¿qué otras opciones tienen los jóvenes?
Sin ninguna duda, la mayoría de los adolescentes de la sociedad actual son conscientes de la necesidad de dominar otros idiomas, por la importancia que los mismos tienen en el ámbito laboral. Por suerte, existen distintos programas especializados en arte, tecnología o deportes, que pueden adaptarse a las necesidades e inquietudes de cada alumno. No obstante, en los últimos años los programas de voluntariado han vivido un incremento notable en su demanda.
Para muchos, la posibilidad de salir de nuestro país a perfeccionar un idioma y adquirir, además, experiencias culturales y lingüísticas se ha convertido en toda una prioridad pero, ¿y si también pueden contribuir en causas solidarias y ser partícipes en ayudar a quienes más lo necesitan? Este aliciente se está convirtiendo en uno de los más atractivos a la hora de decantarse por un programa u otro y es que la experiencia final acaba siendo insuperable.
Lo primero que el alumno debe hacer es conocer en qué consistirá la actividad elegida y decantarse por el lugar donde, finalmente, realizará esta labor altruista. Las opciones son muy amplias y los destinos disponibles pueden ir desde Australia, Camboya, China, o Costa Rica, hasta Cuba, República Dominicana, Nepal, o Tanzania. ¿Te imaginas a tus hijos viajando hasta cualquiera de estos lugares para poder llevar suministros médicos a aldeas rurales, crear programas educativos para niños y jóvenes desfavorecidos o proteger especies en peligro de extinción? La experiencia emocional que se adquiere con este tipo de programas es infinita y ellos, sin duda, valorarán las cosas realmente importantes de la vida.
Por supuesto, no podemos olvidar que todo esto forma parte de un programa de idiomas en el que queremos que los estudiantes, además de fomentar valores de convivencia y solidaridad, sigan formándose académicamente. Por ello, durante su estancia, conviven con personas de todo el mundo y el proyecto se desarrolla íntegramente en inglés.
Por otro lado, cabe destacar que, al igual que es importante saber qué tipo de programa de voluntariado se adecuará mejor a lo que el alumno desea para su formación académica y personal, también lo es la seguridad. Es esencial que se elija un buen asesor educativo que certifique que los jóvenes que participen en este tipo de proyectos estarán supervisados, en todo momento, por profesionales especializados.
Sí, a todos nos ocurre. Somos conscientes de que en el mundo hay una gran diversidad de costumbres, culturas y formas de vida, sabemos que hay personas que, injustamente, sufren situaciones muy duras y que, muchas veces, ni siquiera pueden vivir con unas condiciones básicas. No obstante, en muchos casos, vivirlo desde la distancia no nos permite asimilar la cruda realidad que se respira en otros lugares del planeta. Por ello, este tipo de programas que compaginan Educación, viajes y altruismo, marcarán un antes y un después en la vida de nuestros hijos. No hay ningún tipo de pero, aprender un idioma ayudando a los demás es algo que jamás se puede olvidar.
Verónica González es directora del Departamento de Programa de Idiomas en Astex