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El hijo de Pablo Escobar se dirige a los estudiantes para desmitificar a su padre

La Fundación Lo Que De Verdad Importa (Lqdvi) acaba de celebrar la undécima edición de su congreso para jóvenes en Madrid. Un congreso que tiene como objetivo trasladar valores como la tolerancia, la superación, el respeto o la solidaridad.
Estrella MartínezMiércoles, 29 de noviembre de 2017
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Un congreso al que asistieron de manera presencial estudiantes de institutos y colegios y que otros tantos pudieron seguir en directo vía streaming. Días antes de la celebración la organización presentó a la prensa a los tres invitados de este año que se encargaron de transmitir estos valores a los asistentes al congreso: Pepe Romano, Marta Andreu y Juan Pablo Escobar.

Pepe Romano es mexicano. Fue un adicto al alcohol y las drogas, con 21 años intentó suicidarse. Gracias a su familia pudo superarlo y se convirtió en el presidente del Club de Fútbol América.

La española Marta Andreu es auxiliar de vuelo en Air Europa y la presidenta de AEA Solidaria, una asociación formada por personal de distintas compañías aéreas que trabaja con niños en situación de de-samparo en Bolivia y República Dominicana.

El colombiano Juan Pablo Escobar es el hijo del narcotraficante Pablo Escobar.

Mensajes inspiradores

Como explicó a la prensa Pepe Romano, su intención era contarle a los jóvenes “cómo es que caí en el alcohol y en la droga. Cómo fue empeorando todo en mi vida y cómo fue el proceso de rehabilitación”. Para él era importante transmitir al público que gracias a su recuperación pudo “cumplir sueños que tenía de niño”. Pudo recuperar su vida, pudo recuperar a su familia. Con sus palabras trata de conseguir que quien lo oiga no caiga en lo que él cayó y, si ya ha caído, que sepa que puede salir. Su mensaje es claro: “Las drogas dan mucho y luego te quitan todo”.

La vida de Marta Andreu cambió hace siete años. Estaba en su tiempo de descanso en República Dominicana cuando decidió coger un coche para viajar hasta Haití, donde acababa de ser el gran terremoto. Lo que vio allí le impresionó tanto que “mi escala de valores dio la vuelta, encontré una nueva manera de ver la vida”. Desde entonces aprovecha sus vuelos y el de sus compañeros que forman parte de la asociación para trabajar por los niños en Bolivia y República Dominicana. Porque, como explicó, “no hay nada más bonito que dar. Es infinitamente más bonito que recibir”. Su mensaje para los jóvenes es muy claro: no mirar hacia otro lado. “Tenemos que dejar de mirarnos el ombligo”.

Juan Pablo Escobar es muy consciente de la fama que vuelve a tener ahora por las distintas y exitosas series de televisión que tienen a su difunto padre como protagonista. Quien fuera hijo de uno de los más famosos y violentos narcotraficantes del mundo lanza un mensaje de “paz, reconciliación, perdón”. Uno de sus objetivos prioritarios es “desmitificar la narcocultura de las series”. Es consciente de que “muchos esperaban que me convirtiera en Pablo Escobar 2.0, en ese personaje nefasto, en esa enorme violencia que mi padre generó, pero yo he querido utilizar mi historia para bien”.

Escobar comentó asustado que los jóvenes están cambiando sus sueños. Los sueños de ser violinista o profesor están dando paso a “querer ser narcotraficantes. Sucede en el mundo entero. Lo digo en virtud de los mensajes de jóvenes que recibo a diario. Me dicen cosas como que acaban de ver la serie y quieren ser como mi padre. También me mandan fotos de tatuajes gigantes con la cara de mi padre”. Su mensaje a los jóvenes es un mensaje de amor: “Amo a mi padre y su historia nos debe servir de ejemplo para no repetirla. Hay que derribar el mito de mi padre”. Escobar critica que las series televisivas se han dedicado a crear superhéroes a partir de los narcos, de ahí que insistiera en su interés de llevar un “mensaje claro, contundente e inequívoco a los jóvenes. Un mensaje que les sirva, que sea inspirador”. Romano completó el mensaje de Escobar afirmando que “es tristísimo que la aspiración en la vida de nuestros niños sea ser narco, la sociedad cada vez ve más normal que los jóvenes consuman”.

La droga, punto común

Pepe Romano sabe también muy bien lo que son las drogas, aunque desde una perspectiva totalmente diferente a la de Juan Pablo. Por este motivo calificó a Escobar “como un milagro”, pues “tenía todas las puertas abiertas para haber seguido el camino de su padre”. Escobar comparte con Romano su mensaje de que las drogas te quitan todo. Por eso es importante que los jóvenes entiendan que “aquello que te promete el mundo del narcotráfico nunca se va a cumplir”. A los chavales les cuenta una anécdota que para él es muy representativa. Recuerda a su familia “muerta de hambre mientras estábamos rodeados de dinero en efectivo por toda la casa, teníamos tanto dinero que podríamos comprar todos lo supermercados de la ciudad”, pero como no podían salir a la calle por seguridad en distintos momentos de su vida, pasaban hambre mientras estaban rodeados de billetes. “El narcotráfico de mi padre nos traía poder y riqueza, pero nos hacía vivir pobremente”. Juan Pablo lo tiene claro: “Prefiero el camino del esfuerzo, el camino de la Educación, que, paradójicamente, mi padre me inculcó”.

Una Educación que es la base del trabajo de AEA Solidaria. Comenzaron construyendo una escuela en Haití para 200 niños. En las condiciones de menores en exclusión en las que trabajan, Marta Andreu es plenamente consciente también del peligro que encierran las drogas, por eso “nuestro caballo de batalla es la Educación, para que los jóvenes no caigan en eso ni en ninguna otra cosa”. Marta contó que es habitual que haya pasajeros que no embarquen en sus vuelos de vuelta porque son mulas que transportan droga y han sido detenidos en el aeropuerto. Estas mulas suelen proceder de las zonas en las que ellos trabajan, zonas de exclusión. Son a a esos lugares a los que recurren los narcos. Por eso en “estos siete años he aprendido a no juzgar a nadie”, explicó Marta. Trabajando entre los más desfavorecidos ha vivido distintas situaciones que llevan a algunos a aceptar “llenarse el estómago de droga por 5.000 dólares, que es lo que te prometen las mafias”.

El perdón

En el discurso de Juan Pablo Escobar el perdón está muy presente. “Mi mamá me enseñó que perdonar es posible”. Recuerda que “siempre escuché a mi madre pedir a mi madre que parara la violencia y buscara la paz”.

Juan Pablo se ha reunido con familiares de víctimas de su padre. “Con un cien por cien de éxito hasta el día de hoy”, como explicó. “Todas las víctimas a las que me he dirigido han hablado conmigo, ninguna me ha rechazado”. Más allá de su historia personal y familiar, Escobar también se refirió al contexto colombiano y afirmó que “como sociedad tenemos que aprender mucho de las víctimas”.

Su hijo de 4 años sabe quién era Pablo Escobar. El doble reto de Juan Pablo es educarlo en el amor a su abuelo y en valores para que pueda elegir otro camino.

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