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“El préstamo supone que los libros estén deteriorados y no actualizados”

Con el pretexto del nuevo modelo de gratuidad de los libros de texto de la Comunidad de Madrid, hablamos con el director regional de la editorial Casals, Manuel Gómez, que analiza este modelo de préstamo y propone alternativas.
José Mª de MoyaMartes, 20 de febrero de 2018
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“En el caso de la Comunidad de Madrid, no hay mucha congruencia con el calendario de implementación, porque no concuerda con los ciclos de cuatro años, que son lógicos, de la renovación en función de la ultima reforma educativa. Resumiendo no han tenido en cuenta a la comunidad educativa, y no solo a las editoriales”. Manuel Gómez, el director regional de la editorial Casals, reflexiona sobre los distintos modelos de préstamo y la situación del sector editorial en España.

¿Cuál es su visión acerca del modelo de gratuidad de libros de texto que quiere adoptar la Comunidad de Madrid?
No consideramos que sea un sistema de gratuidad sino un sistema de préstamo de libros usados. Además, en Madrid el 70% de la financiación el primer año procede de las familias. Lo han hecho para que les cuadre en la partida presupuestaria de todos los años, pero desde el punto de vista pedagógico no tiene ningún sentido.

¿Qué cree que es lo razonable en cuanto a la renovación del material?
Creo que a los cuatro años de implementación de cada curso de la ESO se deberían pagar los cursos que toca porque es cuando tiene sentido renovarlos. Y en teoría la Inspección educativa ha velado por eso. Y si estás en una editorial efectivamente te va a afectar. También se han probado otros sistemas, como por ejemplo en Castilla-La Mancha se aprobó y volvieron atrás, no por la presión de las editoriales, las cuales forman un potente lobby, sino por la presión de la comunidad educativa: el estado de los libros era deporable y los profesores estaban muy decepcionados.

¿Cree que es un sistema que va a empobrecer el nivel general de calidad educativa en los centros?
El libro de texto no es algo que hayamos inventado las editoriales ni obligamos a usarlo. Creemos que es una herramienta que aporta valor y facilita el trabajo del docente. Pero el sistema de préstamo supone que los libros estén muy deteriorados y no actualizados, por lo que al final este sistema seguro que va en detraimiento de la calidad educativa. Además, el préstamo supone que desaparezcan editoriales, lo que conlleva menos diversidad editorial, lo que veo como una riqueza y no solo por el componente ideológico.

Y en la Comunidad de Madrid, ¿ de quién es la propiedad de los libros?
Corresponde al centro educativo, lo que es una incongruencia.

Hay familias que han protestado por tener que dejar sus libros. ¿Legalmente está claro?
Es que si no dejas los libros no los recibes. Es una donación forzada. La Comunidad de Madrid yo creo que funcionaba muy bien, tenía el cheque libro y daba las ayudas por nivel de renta. Pero llegó la crisis, que afectó a las familias fundamentalmente. Además, la gratuidad de los libros de texto es el punto número uno de muchos partidos, por lo que hay un fuerte populismo, pero se quiere hacer a costa de la calidad educativa.

Pero, ¿quién va a decidir oponerse al sistema de gratuidad?
Es imposible. Tampoco ahora estamos ya en una situación de crisis económica rampante. Pero hay sistemas intermedios que son más razonables. El problema es que se piensa a muy corto plazo.

¿Habría sido partidario de haber dedicado esa ayuda a un programa de becas más generoso?
Claro, da para un programa de becas más generoso por nivel de renta.

Una segunda amenaza es que la propia existencia del libro de texto está en cuestión por la amenza digital y el “movimiento no texto”. ¿Están sabiendo adaptarse a las nuevas tendencias?
El impulso de la digitalización en las aulas y el cambio de modelo educativo fundamentalmente parte de las editoriales, que lanzan las últimas innovaciones pedagógicas.

Ya todo el mundo demanda licencias digitales, pero luego el proceso va muy lento, ¿no es así?
El negocio digital también nos viene bien. Al final cobramos por unos contenidos y nos ahorramos una serie de costes como los de almacén, papel, producción o de impresión. Esto no nos da miedo, lo que sí nos da miedo son ciertas tendencias que consideran que todo lo digital tiene que ser gratis. Además, el contenido digital tiene muchos beneficios, es más motivante para el alumno, pero también tiene una serie de pegas, como que el chaval se distraiga o disperse en el aula, además de que a veces las infraestructuras no son las mejores.

La tercera amenaza es el movimiento denominado “no texto” o la elaboración de contenidos propios, ¿cuanto hay de innovación y cuanto de pirateo?
Este es el tema, hay mucho de pirateo. Y hay gente que elabora sus propios materiales acudiendo a diversas fuentes, y gente que directamente fotocopia los libros.

¿Cuál debería ser, según su criterio, el precio de la licencia digital en comparación con el libro de texto?
Alrededor de la mitad del precio. Pero la inversión del libro digital en España es del 4% y la inversión que hemos hecho las editoriales es de un 30%, por lo que no está en consonancia.

¿Cree que algunas editoriales pueden desaparecer por culta de este sistema de préstamo?
No vamos a desaparecer por leyes de gratuidad, sino porque el prescriptor no nos va a recomendar. Es así de evidente. Nosotros tenemos un negocio en el mundo de la cultura e intentamos ser buenos en esto y competir libremente. A veces desde ciertas administraciones no se nos dejan porque fijan precios. En algunas ocasiones son muy intervencionistas.

Del mismo modo que lo que dice la norma es que el libro de texto físico tenga una duración de cuatro años, ¿la licencia será para dos años?
En cambio, la licencia por definición en cualquier sector es de un año.

La caída de la natalidad de los colegios es inexorable, ¿lo están notando en las editoriales?
Ahora parece que haya habido un pequeño repunte, pero sí que lo notamos.

Las editoriales de origen catalán, entre las que se incluye la vuestra, ¿están teniendo algunos problemas para vender al conjunto del Estado?
Es muy difícil de cuantificar pero algo sí que se nota. Al final nuestros suscriptores son gente normal con diversas ideologías y cada uno tiene su libertad para hacer lo que quiera. Nosotros lo que sí decimos es que somos una editorial catalana con espíritu global.

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