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Voces de esperanza en el mundo silenciado del trastorno mental

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el mundo hay alrededor de 21 millones de personas con esquizofrenia, que es un trastorno mental grave. La OMS también dijo que una de cuatro personas en el mundo sufrirá una enfermedad mental a lo largo de su vida.
Estrella MartínezMartes, 24 de abril de 2018
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Varios miembros de Radio La Barandilla en un programa que hicieron fuera del hospital en el que son pacientes.

A pesar de estas cifras, las enfermedades mentales siguen viviendo en la más absoluta oscuridad, especialmente las que son calificadas como graves, como la esquizofrenia o la bipolaridad.

Las personas con una enfermedad mental grave “son muy capaces de hacer cosas y de vivir en sociedad como cualquiera de nosotros”, defiende Ana Lancho, gerente del Hospital de Día Lajman de Madrid, donde trabajan con pacientes diagnosticados con un trastorno mental grave. Una de las consecuencias más inmediatas de este oscurantismo es que la sociedad no conoce cómo son estas enfermedades, sus características y, por supuesto, no quieren conocer a estos enfermos. Es un círculo perverso de desconocimiento que atañe también de manera directa a los propios enfermos, que en muchos casos también conocen poco de su enfermedad, de quiénes son en realidad.

En hospitales como Lajman trabajan con entre 22 y 25 pacientes de entre 20 y 50 años para, entre otras cosas, que “aprendan y sepan que pueden hacer muchas cosas y que se lo tienen que demostrar a la sociedad”, explica Lancho. “La única forma que tienen de que la sociedad sepa que son personas válidas y capaces de muchas cosas es demostrándolo”, prosigue. La necesidad de demostrar viene dada de realidades como que muchos al pensar en esquizofrenia, por ejemplo, visualizan a alguien que va a asesinarte, “cosa que no pasa, hay muchas personas que matan, como en los casos de violencia de género, y no tienen ningún diagnóstico”, denuncia la gerente. El peso de este estigma es muy grande, tanto que hace que estos enfermos se retraigan y se “autoestigmaticen al no encontrar apoyo social. Estas personas ya tienen de por sí problemas de socialización y si encima la sociedad les da la espalda, hace que se sientan cada vez más solos e incomprendidos”.

A revertir esta situación ayudaría mucho que la enfermedad mental estuviera presente en las aulas. Así al menos lo cree Lancho: “Es importante darla a conocer desde edades tempranas”. Así no solo se conseguirá mover ficha para derribar barreras, acabar con tabúes y estigmas, sino que además los chavales tendrán conocimiento sobre el tema y podrán avisar a algún adulto si ven que a alguno de sus compañeros le sucede algo que no encaja, pues “muchas veces los primeros brotes de las enfermedades mentales graves se producen a los 17 o 18 años”. Por este motivo desde Lajman han organizado charlas en institutos madrileños, así como encuentros con profesores para formarlos en salud mental.

Radio hospitalaria
En Lajman los pacientes pasan siete horas al día, “es una parte intermedia entre el psiquiátrico convencional y la vida en sociedad”, explica su gerente. “Aquí intentamos ver qué es lo que más necesitan y pactamos con ellos porque queremos que se sientan una parte más del tratamiento, hay que empoderarlos, aunque la enfermedad mental grave muchas veces exiga que se les dirija”, dice Lancho es una cuestión de empatía y de entendimiento.

El hospital hace psicoeducación para que los pacientes sepan que tienen una enfermedad, que es crónica, que hay que tener cuidado y ante el primer síntoma tienen que detectarlo para pedir ayuda. “Lógicamente son personas muy vulnerables, por eso hay que darles apoyo cognitivo, psicológico, psiquiátrico, familiar, médico y social”, cuenta la gerente. “La enfermedad les hace que no puedan gestionar todo como podamos gestionarlo nosotros, no tienen herramientas psíquicas que nosotros sí tenemos, por eso es importante trabajar la psicoeducación”.

Una de las actividades que apoya y desarrolla el hospital es Radio La Barandilla, una radio social sobre la discapacidad, donde pacientes de Lajman tienen su propio programa radiofónico: Conecta con nosotros. Los seis pacientes que hacen el programa recibieron una formación previa “porque queríamos que supieran que era algo serio, una responsabilidad además de algo divertido. Queríamos demostrar que estas personas, sin ser ninguna periodista, eran capaces de hacer cosas y hacerlas bien”, comenta orgullosa la gerente.

La radio ha resultado fundamental para su autoestima. Han entrevistado a políticos como Ángel Gabilondo o personalidades como el padre Ángel. “Nuestros pacientes hacen un esfuerzo para conseguirlo, ten en cuenta que en sus cabezas todo el puzle no está hecho, hay piezas desconectadas, y verlos esforzarse con esas ganas…” Son personas que gracias a la radio ahora asisten a jornadas para hablar de su enfermedad, son personas que ante todo necesitan sentirse normales.

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